¡Espérame en Siberia, vida mía! – Enrique Jardiel Poncela

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¡Espérame en Siberia, vida mía! - Enrique Jardiel PoncelaHay que sumar a Jardiel Poncela a la lista de mis escritores favoritos y hay que ponerlo junto a Baroja, Galdós, Jelinek… aunque parezcan todos tan dispares.Poncela es una de esas lecturas que me han acompañado siempre, desde que era una niña precoz leyendo lo que no debía. «Espérame en Siberia…» es un libro que leí de la biblioteca de mi madre y que el otro día me di el capricho de regalarme, porque el de casa está destrozado después de pasar por mis manos y las de mis cuatro hermanas (todas seguidores de Poncela). Y ya que lo compré, he vuelto a leerlo por enésima vez.

Se madura como lectora a lo largo de la vida, y releerme este libro de mi infancia y adolescencia de nuevo, ha supuesto para mi saborearlo con más fruición, deleitarme aún más si cabe en la excelente prosa, el humor vivo y cáustico, las situaciones disparatadas…

Copio aquí una biografía del autor tomada de El poder de la palabra (página que recomiendo) y que es así: Dramaturgo y novelista español que renovó el humor de su país del que es maestro indiscutible. Nació en Madrid; residió temporalmente en Estados Unidos, adonde acudió con otros humoristas españoles, como Edgar Neville, a trabajar como guionistas de cine, pero volvió pronto a su ciudad natal, donde permaneció hasta su muerte. La primera obra que estrenó fue «Una noche de primavera sin sueño» (1927), a la que siguieron «Usted tiene ojos de mujer fatal» (1933), «Angelina o el honor de un brigadier» (1934), «Cuatro corazones con freno y marcha atrás» (1936), «Eloísa está debajo de un almendro» (1940) y «Los ladrones somos gente honrada» (1941), entre otras muchas que alcanzaron gran éxito y suscitaron intensas polémicas. Jardiel se oponía al antiguo humorismo hispano, -costumbrista y sentimental- y practicaba un humor inverosímil, lleno de hallazgos deslumbrantes que de alguna manera anuncia el de las revistas La Metralleta y La Codorniz. En sus novelas humorísticas es donde mejor se ve el pesimismo y la complejidad de una obra tan original que ha habido que esperar hasta la década de 1980 para que se valorara adecuadamente. Este fenómeno se produjo con motivo de la publicación de sus Obras completas en 1977. Entre sus novelas más destacadas figuran «Amor se escribe sin hache» (1929), «¡Espérame en Siberia, vida mía!» (1930) y «La ‘tournée’ de Dios» (1932).

Hay que elevar a Jardiel Poncela a la categoría de genio y dejar de hacer lecturas simples de sus obras. Alberto Manguel nos dice en «Historia de la lectura» que las obra de Jardiel son «herméticamente cerradas», lo que me parece sencillamente una aberración. De hecho es el propio Manguel quien predica la libertad absoluta del lector a la hora de dotar de significado aquello que lee. Entonces ¿por qué suponer que las obras de Jardiel, llenas de humor, fantasía, citas cultas… tienen una sola lectura?

Así por ejemplo, Jardiel Poncela ha sido acusado de misógino. Pues yo, una mujer del siglo XXI, hago una lectura totalmente diferente. La mujer que nos retrata Poncela es lo que yo considero una mujer de quitarse el sombrero: inteligente, práctica, segura de sí y capaz de conseguir todo aquello que quiere. ¿Misoginia? No me lo parece. Otra cosa es que Poncela tuviera una visión desencantada del sexo opuesto debido a las experiencias de sus relaciones personales.

Otra cosa a comentar es que el editor crítico de la edición de Cátedra que he comprado, señor Roberto Pérez, debiera dedicarse a otra cosa si no le gusta su profesión. No entiendo por qué los editores se toman la libertad de juzgar los libros que editan usando una especie de plural mayestático: «nos parece, nos gusta… » ¿A él y a quién más? Porque lo que es yo no comparto para nada sus opiniones. Además, el señor Pérez dice que le resulta pesado glosar las numerosas referencias cultas que el autor hace a lo largo de la obra. Caray, que se emplee entonces como butanero.

En fin, disquisiciones a parte, es Jardiel Poncela un autor imprescindible y su obra una de las más singulares que ha dado este país. Más quisieran muchos de los escritores adocenados españoles de la actualidad.

¿El argumento? Mario Esfarcies, un joven adinerado es diagnosticado como enfermo de cáncer. Ante el temor a morir entre los sufrimientos de la enfermedad, decide suicidarse, haciendo testamento en favor de su mejor amigo. Como no tiene valor para quitarse la vida contrata a un asesino que deberá matarle. El amigo, futuro heredero, aumenta la prima del asesino para que acelere el «trámite». Pero Mario decide que no quiere morir y huye, citándose con la mujer amada en Siberia. La persecución continúa por las principales capitales europeas hasta conducirnos a un final del todo inesperado.

Con esta novela, Jardiel Poncela quiso hacer una parodia de las novelas de aventuras de la época, regalándonos unas páginas brillantes, divertidas y únicas.

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15 COMENTARIOS

  1. No se por que sea tan importante este autor de por si notabílisimo en su idioma , es a un equivalente a Sofocleto en el Perú, por ejemplo , existen muchos escritores jocosos por ejemplo Georges Bernanos en francés , es mas su reseña de suma importancia , muchas gracias .

    Jorge

  2. Me cortaron el comentario mientras lo desarrollaba.Sería por extenso, tal vez, o por otra razón. No insistiré porque no acepto restricciones. Sólo quise ser uno más, entre los amables visitantes de tu sitio.
    Cordial saludo, aunque me duela archivar en el olvido las palabras que no terminé de expresar.
    W.

    • Washington, aquí no hay restricciones de ningún tipo (siempre que los comentarios no sean ofensivos o spam). Probablemente hubo un problema con la conexión.

  3. Acabo de finalizar la lectura de este maravilloso libro. Me reì a carcajadas, aprendì , me emocionè y me he quedado reflexionando. Hace menos de un mes ni noticia tenìa del señor Jardiel,, pero una tarde buscando cuentos on line para liberarme del hastìo apareciò por obra de la casualidad? o del destino? tres cuentos de èl que devorè. Ingenioso, adorablemente sarcàstico y profundìsimo resulta dificil asimilar que pergeñara esta novela antes de cumplir treinta años. Me apresto a consumir toda su obra Fabuloso Enrique, salud !. Un abrazo desde Buenos Aires. Jorge W.

  4. Los tiempos cambian. Las planchas de metacrilato hubieran acabado con el impenitente vigilante del puente de Segovia, que contaba orgulloso que en el tiempo que llevaba dedicándose a montar guardia en el bar de la esquina solo se le había suicidado uno y fue porque ese día estuvo aquejado de una fiebre altísima y no le quedó más remedio que guardar cama.En sus tiempos, las mujeres y los pingüinos no se suicidaban jamás; ahora los pingüinos tampoco. Nadie quería más que él a las mujeres, sin las que confesaba no poder vivir. Y todavía no he conocido a ninguna, por feminista que sea, que se moleste lo más mínimo ante la densa batería de paridas por renglón, de las que la mitad eran de una misoginia escandalosa. He visto a auténticas machorras montaraces tener que dejar de leer a ratos,y al intentar abrir de nuevo el libro para continuar la lectura,fracasar con el estrépito de una risa intermitente con matices ya de carcajada. Con Jardiel te puedes pasar así toda la mañana y sin conseguir leer nada más.Está claro que conocía a las mujeres, y lo que las embelesa, que más que el chocolate belga es la profunda admiración por una inteligencia tan apabullante como la suya.Los demás somos «Poresosmundos» refinados. ¡Apa, Kike»

  5. Hace varias decadas leí y disfruté algunos libros de Enrique Jardiel Poncela y de otros autores españoles similares. Alrededor de 1980, leí un libro que me gustó mucho y creo que era de él, no recuerdo el titulo del mismo ni estoy seguro si fue escrito por Jardiel Poncela, pero trata de un diplomático español, que residía en París, debido a su personalidad y a su aspecto físico, sus compañeros y conocidos se burlaban de él, despues se va a un lugar como Montecarlo a jugar a un casino en donde conoce a una mujer parecida a él con quien termina casandose. ¿Alguien me puede decir si conoce este libro?, gracias.

    • Creo que se trata de «Todos los ombligos son redondos» de Álvaro de La Iglesia. Yo también la leí hace muchos años.

  6. Me ha parecido muy interesante y oportuna su crítica de este libro y no puedo estar más de acuerdo con usted en su desacuerdo en la forma en que Cátedra hizo y comentó la edición.
    Prometo leer regularmente su blog.

    Enrique Gallud Jardiel

  7. 😀

    El sábado, por aquellas cosas de las casualidades y tal y cual y Pascual, copió en mi bitácora parte del prólogo de «Pero…¿hubo alguna vez once mil vírgenes?», que habla sobre la risa. Me acordé de él hace unos días, por todo lo que está pasando con las caricaturas y demás paranoias culturales y pensé que era una buena manera de hablar del asunto con las palabras de otro: a veces, cuando está perfectamente dicho y contado, no hace falta añadir nada más.

    Su mordacidad no tenía fin. Leer a EJP es todo un lujo.

    Saludetes

  8. Un libro divertidísimo, efectivamente. Yo empecé por este, seguí por Amor se escribe sin hache y así con todas las novelas de Jardielito. Lo que me pude reír. Siempre le estaré agradecida.

  9. No he leido esta obra de Jardiel aunque si casi todas las que citas y efectivamente es un autor dificil de olvidar. Recuerdo especialmente algunas frases de la «Tourne de Dios» y por supuesto las obras de teatro, muchas de ellas fueron repetidamente representadas en TVE, en el olvidado «Estudio 1» al que toda una genereación le debemos conocer las muchas y fundamentales obras de teatro.

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