El club de la miseria – Paul Collier

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El club de la miseria - Paul CollierLas tesis que Paul Collier expone en «El club de la miseria» parecen incontestables: termina uno el libro con la sensación de que todas las ideas que el autor ha expuesto son lúcidas y necesarias. Es sólo un tiempo después cuando, reflexionando sobre ello y recopilando algo de información, se puede entender que Collier ha presentado los hechos de forma un tanto sesgada, tal y como convenía a sus propósitos, por más que se amparase en las decenas de estudios realizados, en la variedad de artículos que cita o en las personas a las que recurre en busca de confirmación. Y no tanto los hechos, puesto que la objetividad de sus tesis puede ser probada, sino más bien sus conclusiones y soluciones, que ocupan un tercio del libro y que revelan a las claras el peculiar punto de vista del autor.

Collier parte de una idea muy sencilla: mientras que muchos países en vías de desarrollo —en especial los hispanoamericanos y los asiáticos— ya están consiguiendo encauzar sus economías y afrontan una etapa de crecimiento sostenido, existen aún mil millones de personas que forman lo que él denomina el «Club de la miseria»: los países más pobres del mundo. Estas naciones son africanas en su gran mayoría, y su desarrollo (social, económico y comercial) está casi estancado debido a varios males endémicos, que el autor llama trampas: los conflictos armados (guerras civiles, golpes de estado), los recursos naturales (puesto que constituyen una fuente más de problemas, en lugar de generar riqueza), la situación geográfica (en especial la falta de salida al mar, aunque también países vecinos en circunstancias igual de desesperadas) y unos gobiernos ineficaces (cuando no responsables directos de la pobreza contumaz). Estas trampas son muy difíciles de salvar y las naciones que sufren alguna (o varias) de ellas no sólo tienen problemas para subsanarlas, sino que corren el peligro de recaer en ellas y perder oportunidades de progreso.

Hasta aquí, ningún inconveniente. Collier, como economista especializado en África, conoce de primera mano muchas de las dificultades a las que se enfrentan los reformadores de esos países, y las expone con claridad y con profusión de datos. De hecho, la sencillez con que describe la magnitud de los problemas que aquejan a esos países es meritoria, y de una lucidez extrema.

No obstante, el autor fue directivo del Banco Mundial y asesor del Gobierno Británico en cuestiones financieras. Su posición ideológica frente a la resolución de estos dilemas, como es evidente, es conservadora y eminentemente capitalista: para Collier, las bajas en un conflicto armado son necesarias si hablamos de «restaurar la paz» en un país con un conflicto interno; los beneficios privados comportan un crecimiento económico del que se puede beneficiar el total de la población; los salarios bajos son necesarios para atraer inversiones y generar prosperidad… Tanto es así, que para el autor los países que se consideraban en vías de desarrollo, ya mencionados, están atravesando una etapa transitoria hacia una riqueza que los pondrá en situación de igualdad con los países desarrollados en un plazo muy breve. Ni que decir tiene que las políticas de extorsión que llevan a cabo tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial le resultan más que adecuadas, aunque admite que algunos países puedan rechazarlas por demasiado rigurosas e intervencionistas. Tampoco tiene en cuenta que buena parte de los dictadores y tiranos que ostentan el poder en muchos estados africanos han sido respaldados (de forma directa o indirecta) por sus queridas democracias occidentales, incluyendo Gran Bretaña, Francia o, por supuesto, Estados Unidos.

Estamos ante un libro, por tanto, que genera escepticismo según la posición ideológica del lector. Si tratamos de mantener la objetividad al juzgar las tesis de Collier, creo que nos quedamos en una aproximación algo idealista y, sin embargo, netamente materialista. El autor defiende, con criterio, que el capitalismo —guste o no— es la doctrina imperante en la economía global y que los países del club de la miseria deben adaptar sus mecanismos para «pasar por el aro» y generar riqueza para sus habitantes; una tesis dura, pero aceptable en su fondo. Pero las recomendaciones y soluciones de Collier son arriesgadas, por no calificarlas de cándidas: esperar de los países desarrollados un acuerdo global en lo referente a ayudas es tan inocente como confiar en la promulgación de leyes internacionales que garanticen el justo empleo de esa ayuda por parte de los gobiernos. Bien es cierto que el autor propone soluciones con la certeza de que son complicadas (y así lo admite en el libro), pero no es menos cierto que, como economista y asesor político, debería ser mucho más consciente de la situación real y plantear remedios más viables e inmediatos.

La situación de esos países, como es lógico, no es sencilla y no pueden aventurarse fórmulas mágicas para sacar de la pobreza a millones de personas; no obstante, creo que Paul Collier opina desde una posición privilegiada y ciega a ciertos aspectos muy concretos (la situación real del grueso de la población en caso de que se fomentase la inversión privada con unos salarios más bajos que los asiáticos, por ejemplo), por lo que su análisis puede considerarse sesgado y parcial, aun cuando lo presente como objetivo e independiente. Aunque sea complicado, eliminar la pobreza de estos países no puede pasar por una «capitalización» salvaje que sólo beneficie a unos pocos individuos e inversores. La responsabilidad de los analistas como el autor de este libro debería ser encontrar modelos que conjugasen el crecimiento económico con la calidad de vida y la estabilidad social; ese «debería», en condicional, representa su asignatura pendiente; y también la nuestra.

10 COMENTARIOS

  1. este libro me lo regalo mi director de tesis doctoral juan luis pinon pallares en valencia espana. qepd. solo se que no me lo hubiera recomendado si no hubiera discutido con el libro o el mismo paul collier.lo mio es la sociometria y la cultumetria…creo que todo lo que escribe es calculable,pronosticable y predecibles en las realidades de la ciudad informal asi como en la recomposicion de las mismas para normalizar la pobreza.

  2. No entiendo mucho de economía pero sí, tengo una gran preocupación por la situación de miseria de muchos países africanos.
    Dice Collier, que para salir de la crisis, habría inversores extranjeros y que los sueldos estarían por debajo de los sueldos asiáticos. Y yo no me escandalizo. No existe la justicia en el mundo. Si no quieres morirte de hambre, tienes que trabajar con un mínimo sueldo, para que los inversores se enriquezcan.
    Las personas, nunca podremos estar a la misma altura unas que otras, empezamos por la cuna, según donde nazcamos así será nuestra vida, influye tambien el sexo, la raza. Casi todos los paises , el nuestro también han pasado por años críticos, pero no, la crisis de ahora, sino cuando después de una guerra, hubo que levantar el país con sueldos de miseria, un pan de extraperlo, costaba tanto como el sueldo de un trabajador. Entonces éramos nosotros los que pertenecíamos al club de la miseria. Nosotros ahora tenemos la suerte de disfrutar de un país, que han levantado nuestros padres con su trabajo y con sueldos iguales o menores que los asiáticos .
    Ningún país sale de la miseria, sin paz,mucho trabajo con un salario ínfimo, y que suponga una tremenda ganancia para los inversores.

  3. estoy segura que nunca se va a erradicar la pobreza. ya que esta es la posicion mas fuerte para un politico , ellos usan la pobreza para sus campañas , para poder tener motivos de corruptela por lo tanto hay muchos intereses de por medio,, el cual nos hace ver que collier solo ve desde el punto de vista economico de EL, no lo ve con objetividad, esto queiere decir que la gran sodoma y gomorra esta por estallar, en cualquier momento, AFRICA como tal es un pais el cual collier no conoce a fondo y esta muy lejos de la verdad de lo mal que esta ese pais. por lo tanto la veracidad del mismo carese de creabilidad.

  4. En cierta forma, tenemos pensamiento encontrados cuando en nuestras manos llega una reseña de un fulano con sabe cuantos titulos importantes en bancos, economista y demás; pero que tanto hacemos nosotros por entender nuestra minima participación, somos un grano de arena en este mundo y ese grano de arena no crese ni se vuelve parte de una montaña por vernos tan simples, creo que tenemos todo en nuestras manos para cambiar, para que el capitalismo sea abolido; pero si no reaccionamos cerrandonos y dando culpas a los políticos, económistas, herederos, etc, etc, no podemos quejarnos de lo que no cambiamos.
    Es bueno y no digo que idolatro esta forma de pensar, pero no es para tomarla con envidia, es para tomarla como reto de hacerle ver a esos cuantos que nos ven como borregos, que nosotros tambien cambiamos y es porque ellos nos han visto tanto la cara y nos han aplastado tanto que no soportamos más.

  5. Collier, Sachs, Easterly … ¿quién tiene razón? ¿se puede erradicar la pobreza? « Notas sobre Economía MundialCollier, Sachs, Easterly … ¿quién tiene razón? ¿se puede erradicar la pobreza? « Notas sobre Economía Mundial

    […] – Paul Collier, autor de The Bottom Billion (El club de la miseria), […]

  6. Pues yo he leido el libro y me ha parecido muy bueno (igual que el de Stiglitz sobre la guerra de Irak). En el libro queda muy claro que la solucion tiene que ser global, combinada. Yo no creo que en el libro se hable de capitalismo salvaje. Varias veces se apunta a la proteccion que los paisas subdesarrollados necesitan frente a otras economias, como las asiaticas. Tambien se queja varias veces de que al personal de estos organismos internacionales les encanta estar desplazados en china o brasil, pero no les gusta ni asomarse a RDC, y lugares por el estilo…

  7. ¿Una tesis donde la manera sesgada de enseñar los hechos se ajusta a lo que se quiere contar? Pues como todas ¿no? Todo es según en quién te bases.

    Estoy con «Antónimo». Esto de ex – Banco Mundiales haciendo de gurús del desarrollo como Stiglitz o Sachs es un cachondeo padre. Si tanto saben ¿por qué no hicieron nada cuando curraban ahí dentro? Debe ser que escribir un libro al salir del BM o del FMI es lo único que puedes hacer para poder dormir por las noches.

  8. Un directivo del Banco Mundial no podría opinar de otra manera.
    No en vano es noticia estos días que el Banco Mundial no tomará medidas de choque contra la hambruna ocasionada por la escalada de precios de los alimentos de primera necesidad, condenando así a muerte a millones de personas.
    Dada la utilidad de estas organizaciones, no sé porque no abogamos por su desmantelamiento.
    Buen post. Un saludo.

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