El asiento del conductor – Muriel Spark

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El asiento del conductor - Muriel SparkYa hemos comentado en otras ocasiones la grandeza de una escritora como Muriel Spark, siempre original en sus textos. En esta ocasión nos deleita con una historia de intriga y tensión que se aleja de todos los tópicos: una novela negra que destroza cualquier convención para presentar unos personajes desconcertantes y una trama sorprendente.

Lise, una joven y solitaria empleada, decide tomarse unas vacaciones en una ciudad del sur de Europa (Nápoles, presumiblemente) para alejarse de la atroz rutina de su vida diaria. Pronto nos revela la autora cuál será su sino en esa ciudad: morir asesinada por decenas de cuchilladas en mitad de un parque. Pero, ¿cómo llega Lise hasta ese dramático final? ¿No hay nada que pueda hacer para escapar de semejante destino? A lo largo de las páginas de El asiento del conductor podremos cerciorarnos de lo inevitable de ese desenlace, aunque también comprenderemos que hay mucho más de lo que parece detrás de ese viaje apacible que Lise realiza.

La novela, desde luego, juega con las expectativas del lector con un salvaje sentido del humor. Olvídense de asesinos y víctimas al uso, porque aquí nada es lo que parece: Spark no tiene ningún interés en contar una manida historia de crímenes e investigaciones; más bien trata de poner patas arriba las convenciones que tenemos acerca de esos aspectos y mostrarnos un lado de la naturaleza humana que no solemos apreciar. Lise, la protagonista, no es una víctima al uso, ni una mujer desvalida que termina por caer en las garras de algún despiadado asesino. Por el contrario, esta mujer (cuidado con los spoilers que puede haber de aquí en adelante) tiene muy claras sus ideas y podríamos afirmar que la verdadera criminal es ella misma.

Ese asiento del conductor nos muestra la voluntad de Lise de llevar en todo momento las riendas de una situación que desemboca en tragedia; pero quizá una tragedia buscada, o al menos presentida. Casi se podría decir que la novela es la historia de una asesina que delega en otra persona la comisión del crimen, cuya víctima será, además, ella misma. Aunque suene paradójico, que lo es, no deja de ser una de las explicaciones más plausibles para la conducta de una protagonista cuyo comportamiento nos desconcierta desde el inicio del libro. Spark la presenta como una mujer decidida e impetuosa, pero también inconsecuente y voluble, casi paranoica: estos rasgos, que alternan con mucha sutileza a lo largo de la novela, conforman una personalidad frágil, vaporosa, que apenas podemos reconocer. De ahí que la decisión de Lise por deambular por la ciudad en pos del que resultará ser su verdugo sea un periplo interior: un viaje a lo más profundo de sí misma que conlleva tanto conocimiento como desconcierto.

Decir que El asiento del conductor es una novela perturbadora es quedarse corto. Muriel Spark teje una trama llena de pequeñas sorpresas que tienen que ver no tanto con los entresijos de la historia, sino con la fascinante idiosincrasia de la protagonista. Lise es un personaje profundo, oscuro y atrayente, lleno de facetas espeluznantes y de rasgos demasiado familiares como para no resultar inquietantes. La cuidada traducción, además, contribuye a que la prosa elegante de la autora no pierda ni un ápice de su belleza y de su fuerza. Una pequeña joya literaria que cualquier amante de los buenos libros debería disfrutar.

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4 COMENTARIOS

  1. Me gusta mucho Muriel, he leído dos hermosas novelas previamente, más asociadas al costumbrismo y a las pequeñas inteligencias sutiles de sus personajes femeninos tan peculiares y encantadores a la vez. Sin embargo El asiento del conductor me dejó con una extraña sensación y sintiendo la incomodidad de que debo haber perdido detalles importantes para no estar a la altura de tan prometedora reseña. Me gustó pero no disfruté tanto como de La intromisión o como de Muy lejos de Kengsiston. De todos modos se trata de una autora mayúscula que seguiré leyendo en la medida que obtenga sus títulos.
    Gracias a todos por sus comentarios.

  2. Como ocasional lector de novela negra, pensaba que, después de “La tercera virgen” de Fred Vargas, nada podría asombrarme. Pues bien, aunque uno está ya curado de espantos, me equivocaba, y de qué manera.

    Porque la sorpresa que “El asiento del conductor” depara, es mayúscula. A pesar de su extraño y desconcertante inicio, (con tan pocas líneas, aún no puedes saber que la perplejidad será, precisamente, el santo y seña que te acompañe durante toda la lectura), bastan unas páginas para quedar enganchado al periplo turístico de la protagonista, una variante esquizofrénica y rejuvenecida de “missis Crockett”, popular personaje televisivo de hace bastantes años.

    Sospecho que esta opinión no será suscrita al cien por cien por todos los lectores, (estoy pensando en los “spoilers – obsesos”, que despotrican a los cuatro vientos, muchas veces desde este balcón). Y los comprendo, que te estén dando pelos y señales del final del libro a cada momento, es para poner a cualquiera de los nervios. A mí, por el contrario, me parece una de las muchas originalidades, si no la mayor, de una novela espléndida que se lee de una sentada, siempre con el resquemor de sus pocas páginas, pero con el alivio de que justamente eso te hará llegar antes al anhelado final. Una contradicción ésta, que se suele dar con frecuencia en casi todas las lecturas absorbentes.

    Muriel Spark, escritora que no tenía el gusto de conocer, pero que a partir de ahora tendré muy presente, consigue hilvanar una historia repleta de sorpresas, donde nada es lo que parece, ni la víctima propiciatoria es tal, ni los hilos del destino son movidos por el azar, y donde se mezcla, en atinadas dosis, comedia y tragedia por un igual. Su prosa concisa, casi telegráfica, en ocasiones, tanto en la exposición de situaciones como de detalles, dota a la trama de una agilidad y viveza inauditas. Los hilarantes diálogos, o podríamos quizás decir monólogos para sordos, aportan el resto de chispa a esta tragicomedia bufa de dramático final. Si a ello añadimos que todo te llega en cuatro idiomas, a través de una boca, siempre prieta y en línea recta, la historia consigue dejar satisfecho al más exigente de todos los lectores. Por lo menos, esa es mi sensación a las pocas horas de haber concluido el libro.

    Si algún pero puede ponerse a esta excelente novela, (que conste que es por rebuscar algún defecto), es su final, que se te echa encima demasiado de improviso (¿o no, qué sé yo?), arrollándote como un camión de veinte toneladas.

    El prólogo “estilo marcha atrás” de Eduardo Lago, original donde los haya, contribuye a esta epifanía de buena literatura. Lo mismo puede decirse de la traducción de Pepa Linares y de la edición de Contraseña. Un libro redondo, que satisface cualquier expectativa.

    Cordiales saludos a los seguidores de solodelibros

  3. Me ha encantado su reseña. He de confesar que no he leído todavía nada de esta autora, pero he adquirido el mes pasado «Las señoritas de escasos medios». Cuando lea esta novela, quizá me anime con esta otra…
    Un saludo,
    Carmen

  4. Sr. Molina, sus recomendaciones me han hecho descubrir auténticas perlas literarias que nunca podré olvidar (siempre tendré en mente el «Berlín Alexanderplatz» de Alfred Döblin).

    Por ello, y aún a pesar de los «spoilers», me lanzo de cabeza a Muriel Spark y su «El asiento del conductor». Ya le explicaré mis experiencias al respecto.

    Cordiales saludos,

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