La caída del rey – Johannes V. Jensen

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La caída del rey - Johannes V. JensenDecía hace poco en la reseña de La carretera, de Cormac McCarthy, que es muy necesario dejar reposar la lectura de un libro antes de poder emitir un juicio honesto, que refleje de forma veraz la opinión que del mismo nos hemos creado. Pero mientras que en ese rumiar la lectura, «La carretera» acabó por salir mal parado, La caída del rey, que logró entusiasmarme mientras lo leía, aún ha mejorado después de concluido. Y es que es uno de esos libros que te rondan por la cabeza unos días después de volver la última hoja y cuando ya estás inmerso en una nueva lectura.

La caída del rey, escrita entre 1900 y 1901 por Johannes V. Jensen, quien recibiría el Premio Nobel de Literatura en 1944, fue proclamada en 1999 como mejor novela danesa del siglo XX y es una obra a la que sin lugar a dudas merece la pena prestar atención por muchos motivos.

La vida del mercenario Mikkel Thøgersen transcurre paralela, y finalmente unida, a la vida del rey Chistian II, último soberano que gobernó la Unión de Kalmar. No obstante, no es la historia de los hecho belicosos del rey y la participación en los mismos de Mikkel la clave principal de la narración, aunque en cierta medida sirvan de hilo conductor, como tampoco lo es la venganza personal que Mikkel ejecuta, ni el agravio que engendra esa venganza. La clave que convierte en única esta novela es la manera en que ésta se desarticula, se apoya y divide en una miríada de historias que fluyen y refluyen asombrosas, divertidas, totalmente dispares y al tiempo perfectamente ensambladas, hasta formar un todo sorprendente, original y absolutamente contemporáneo. Jensen no abandona a ninguno de sus personajes: cada historia se cierra, aunque no necesariamente de manera inmediata, hasta llegar a un final bien anudado, lo que es sin duda el motivo por el cual, a pesar de la dispersión de la trama en varias historias, la construcción final de la novela logra transmitir un aspecto de solidez y unidad.

A la par que la manera un tanto fragmentaria de presentar la historia, la prosa de Jensen es sin duda lo que contribuye decididamente a dotar de originalidad a la obra y es uno de los motivos por los que sin duda hay que leer esta novela. La trama, que en ocasiones parece no seguir un camino cierto, se sigue sin pensar, absorto como se está en la manera en que el autor se sirve del lenguaje, en la sorpresa de cada frase que el autor construye ágil, atrayente y singular. A pesar de las imágenes sorprendentes que evoca, cierto extraño lirismo se desprende de cada línea:

Era de piel marchita y parda, de labios planos y enmohecidos, y por el aspecto de aquellas encías y aquellos dientes medio podridos parecía estar hecho a la ingestión de ácidos corrosivos. El brillo de sus ojos tendía al rojo y las sombras que los orlaban por debajo al azul de la pólvora, sus cabellos eran semejantes al heno cuando se echa a perder, hasta el mismo bigotito tenía el tono mohoso del forraje fermentado.

También se hace necesario mencionar la hondura de los personajes, la capacidad de Jensen para crearlos profundamente humanos y plasmar de manera sencilla, por el mero procedimiento de narrar, sin recursos alambicados, unos caracteres creíbles, cercanos, cuyas historias evolucionan según dictan las circunstancias y sus actos, y muchas veces pese a sí mismos. Ese es el caso de Mikkel Thøgersen, un ser perdido, cobarde e irresoluto que toma siempre decisiones desesperadas que sólo parecen acarrearle dolor y frustración. Veinte años después, al avanzar la historia, siente su vida malograda, no ha realizado ninguno de los proyectos de su juventud y el desencanto será el compañero de su vejez.

Ese correr de la vida es el puntal sobre el que se apoya La caída del rey, incitando a pensar en la forma en que cada hecho, voluntario o impuesto, repercute en nosotros y modifica nuestra existencia, acompañándonos para siempre.

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