La industria de la felicidad – William Davies

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La industria de la felicidad - William DaviesLa felicidad es un concepto cuasifilosófico que ha tenido múltiples definiciones a lo largo de la historia; de hecho, en los últimos tiempos se ha convertido en una referencia constante en terrenos tan diversos como el laboral, el económico o el personal. Este ensayo de William Davies pretende mostrar los intereses que la industria puede tener en explotar el concepto «felicidad» más allá de la mera realización del individuo.

El autor comienza con un repaso a algunas de las distintas metodologías que han intentado aprehender el significado de la felicidad, o incluso cuantificarla bajo diferentes criterios. Obviamente, pronto el concepto se empieza a poner en relación con el dinero, en especial a partir de mediados del siglo XIX. Y es de vital importancia, como pronto se señala, entender que el dinero «tiene que ejecutar dos funciones contradictorias de forma simultánea: servir como repositorio de valor y como medio de intercambio»; de aquí se derivan ulteriores concepciones, como es la dicotomía que se establece entre el precio de algo y el valor que se le otorga, conceptos muy importantes para, a su vez, plantear el significado de la felicidad. Si una mercancía es el vehículo —comprado con dinero— que puede proporcionar placer o evitar sufrimiento, la felicidad pronto entra en una relación dependiente con la economía.

Así pues, el mercado se ha transformado en un espacio en el que los consumidores debemos (o ansiamos, espoleados por la publicidad y el marketing) satisfacer nuestros deseos para alcanzar la felicidad; algo que, no obstante, nunca se consigue por entero, ya que el sustento de la industria neoliberal se basa en la recurrente insatisfacción del usuario para, de este modo, evitar que alcance un estado de paz o saciedad.

Los avances tecnológicos han permitido una medición más fiable de nuestras respuestas a ciertos estímulos, de forma que el mercado tenga una información más concreta de lo que puede vendernos; no obstante, para ello es necesario un discurso que presente la consecución de la felicidad como un objetivo alcanzable. Aquí es donde el neoliberalismo ha introducido un factor de competencia o individualismo, en lugar de ofrecer soluciones comunitarias y sociales. Al presentar la felicidad como un elemento que se alcanza solo mediante esfuerzos o logros personales, por una parte se se elimina la responsabilidad moral hacia los débiles (un grupo en el que se engloban desde los desfavorecidos hasta los que han sufrido algún trastorno que les ha impedido «realizarse»), y por otra se fomenta la aparición de toda una industria dedicada a vender felicidad como un elemento mensurable, cercano y asequible.

Lo que Davies señala en las últimas páginas de su ensayo es que los esfuerzos por alcanzar o propiciar la felicidad como algo meramente personal no son fructíferos dentro de una sociedad. El rendimiento económico que se extrae de ello es evidente, pero las consecuencias a nivel social, incluso individual, son desastrosas. El autor se pregunta si un abordaje social de los trastornos relacionados con la felicidad (desde la depresión hasta la insatisfacción laboral) no sería más práctico y podría arrojar resultados prometedores a corto plazo. Como él mismo se responde, hoy día eso parece bastante improbable.

La industria de la felicidad es un texto interesante y bien concebido, aunque algunos pasajes, como los dedicados a los primeros estudios del tema, sean un tanto extemporáneos y aporten poco al desarrollo ulterior. Con todo y con eso, el ensayo merece la pena por la luz que arroja sobre unas prácticas cuyas consecuencias aún no hemos percibido con claridad.

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