Ayudar a morir – Iona Heath

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Ayudar a morir - Iona HeathMorir no es plato de buen gusto, qué duda cabe; aunque, como afirma la doctora Iona Heath en este ensayo, es el «logro supremo»: el único objetivo que todos los seres humanos alcanzan. Más allá de frivolidades, lo cierto es que la tesis que la autora plantea es interesante y necesaria: dado que el acto de morir forma parte, de alguna forma, de la experiencia vital, habría que afrontarlo con una perspectiva serena, enriquecedora y digna.

Para Heath, la tendencia en las últimas décadas (gracias a la mejora tecnológica y a los descubrimientos médicos) es la de preservar la vida a toda costa, alargar la existencia como si quisiéramos negar la evidencia de que nuestro cuerpo se deteriora y de que nuestro periplo vital es finito. De ahí que los cuidados paliativos se concentren en mantener con vida al paciente, aun cuando ello signifique tratamientos dolorosos y extenuantes, que pueden dejar al enfermo con unas duras secuelas imperecederas.

Apoyándose en fragmentos de escritores, sobre todo poetas, Iona Heath traza un bello mapa sobre el bien morir y sobre la dignidad que atesora el ser humano, y que es el rasgo que nos define como hombres. Ante todo, lo que sugiere es que debemos afrontar la muerte como un paso más, una última etapa en nuestra evolución vital. Para ello, y dado que es un tránsito muy complicado, hay que relacionar la forma de ver el mundo del moribundo con la de sus allegados, hay que unir (más que nunca) la visión de su propia vida con la que sus seres más cercanos han elaborado. De esta forma, su historia personal se torna más íntima y cobra las proporciones adecuadas para servir no sólo de consuelo, sino de elemento que otorga sentido a toda una existencia.

Heath pone varios ejemplos de pacientes que han encarado su muerte con valentía y serenidad, gente que ha comprendido la importancia de dotar de sentido a nuestro paso por la tierra y que, para ello, eligió rodearse de personas queridas que pudieran contribuir a tejer esa historia vital. Costumbres que se mantienen en sociedades primitivas y que, por el contrario, el mundo occidental ha olvidado. La muerte, en nuestra sociedad avanzada y supratecnológica, ha sido relegada a un plano oculto, misterioso; sólo se recurre a ella como fuente de noticias sensacionalistas o como elemento de duelo y espectáculo. Por ello, el ritual de acompañar a los muertos en su apagamiento y el de ofrecer sosiego ha quedado como un mero recuerdo, una antigua costumbre semibárbara que nos parece más propia de tribus centroafricanas.

No obstante, como argumenta la autora, entender el proceso de la muerte es importante: no sólo para poder afrontar nuestra propia desaparición con dignidad, sino para que la vida (toda vida, cualquier vida) cobre un nuevo sentido y se dote de un valor añadido. Acompañar a nuestros seres queridos en ese último tránsito es una experiencia vital inigualable, aun cuando esté revestida de tristeza y sufrimiento.

La doctora Heath confiesa que ha recurrido a la poesía porque los poetas pueden unir lo personal y lo universal, establecen puentes entre la experiencia íntima y la social, lo cual hace de su trabajo una herramienta inigualable para encarar el reto que supone asistir a un paciente terminal. En la medicina se conjugan aciertos y errores, pero esa combinación es lo que «contiene la infinitud de lo humano».

«Ayudar a morir» es un libro breve, pero intenso, repleto de emotivos planteamientos que nos harán mirar la muerte, y por tanto la vida, de otra forma.

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