No deja de resultar sorprendente que el máximo representante del realismo portugués (que merece además un puesto destacado en el realismo europeo) escribiera unos relatos tan alejados, en su mayoría, de dicha corriente. Relatos que todavía guardan deliciosos resabios del romanticismo y que emparentan la producción cuentística de José Maria Eça de Queirós con las Leyendas de Bécquer.
Relatos con cierto sabor místico, ambientados en lejanas tierras y épocas pasadas pespuntean estos Cuentos completos que reúne Penguin Clásicos. Relatos que permiten el lucimiento de la prosa vibrante y las descripciones sensuales y minuciosas de un escritor que, si bien destaca por su visión certera y siempre algo humorística de la realidad humana y la sociedad de su tiempo, no demuestra menos maestría a la hora de acometer historias de fuerte espiritualismo. Un espiritualismo no obstante sensitivo, que presta gran atención a colores, olores y sabores.
Hay un par de relatos que se ocupan de la figura de Jesús de Nazaret, «La muerte de Jesús» y «El suave milagro». El primero narra el recuerdo que conserva un antiguo capitán de la policía del Templo de su búsqueda de Jesús. Una búsqueda que es física, a través de los campos de Galilea y Judea (brilla aquí la pericia descriptiva de Eça de Queirós), pero que también es espiritual. Mientras el segundo recoge una parábola de una gran ternura, un pequeño milagro que muestra a la perfección la idea cristiana de «los últimos serán los primeros».
Retoma de nuevo el tema bíblico el cuento titulado «Adán y Eva en el Paraíso», en el que el portugués hace una curiosa mezcla con la historia natural y el relato bíblico de nuestros primeros padres. El dulce e inofensivo jardín que describe la Biblia se convierte en un mundo todavía en formación donde el ángel de la espada flamígera defiende a unos Adán y Eva medio simios de los mil peligros que los acechan en su lento camino hacia la civilización.
Los relatos con acento religioso no acaban ahí. «Fray Ginebro» y «El difunto» también se ocupan de la presencia de lo preternatural en la vida cotidiana. Una vida cotidiana, eso sí, que José Maria Eça de Queirós sitúa en la pía Edad Media y sus postrimerías, nunca en el científico y progresista siglo XIX. Sobre todo «El difunto» es un cuento que, como queda dicho, trae al recuerdo al mejor Bécquer.
Varios relatos más hay ambientados en la Edad Media: «El tesoro» (que también recuerda a Bécquer), «Enghelberto», e incluso una historia de tema artúrico, «Sir Galahad». Cuentos que muestran el gusto de su autor por un tiempo menos pragmático que el que le tocó vivir, pero donde el milagro y lo ocultan no solo tenían lugar, sino también sentido.
Dos de los relatos de esta colección muestran en efecto la nostalgia de una vida más sencilla que la que el siglo postulaba, «Civilización» y «Un día de lluvia». Los protagonistas de ambos son urbanitas convencidos que, por diferentes azares, acaban en medio de la atrasada vida rural, lejos de los adelantos y la sociedad bulliciosa de los que son devotos, para descubrir que esa retirada vida puede resultar el colmo del regalo.
Porque es obvio que estos Cuentos completos recogen también piezas situadas en el siglo del autor, piezas en las que brilla su capacidad para retratar tipos, como el conocido «Excentricidades de una chica rubia» o «Un poeta lírico». En resumen, una colección de relatos para disfrutar de la prosa de un excelente narrador que, además, sorprende al lector con una faceta distinta de la que se puede encontrar en sus novelas.
Más de José Maria Eça de Queirós:
- Alves & C.ª
- La capital
- El conde de Abranhos
- El crimén del padre Amaro
- Excentricidades de una chica rubia y otros cuentos
- Los Maia
- El primo Basilio