El sindicato de policía yiddish – Michael Chabon

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El sindicato de policía yiddish - Michael ChabonEl anterior libro de Michael Chabon en castellano, «La solución final«, resultó algo decepcionante. Quizá eso me hizo comenzar la lectura de «El sindicato de policía yiddish» con un resquemor intenso, una de esas moscas que se posan tras nuestras orejas. Sin embargo, debo decir que esta novela supera con creces a la anterior y, aunque no esté a la altura de «Las fabulosas aventuras de Kavalier y Clay» (que, creo, sigue siendo su novela más notable y ambiciosa), sí que constituye un digno hito en la obra del norteamericano.

En «El sindicato de policía yiddish» Chabon juega de nuevo la baza de una realidad deformada, una suerte de distopía en la que el estado de Israel no existe: tras la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos crean en Alaska un espacio, Sitka, reservado para los miles de judíos desplazados por el conflicto en Europa. La soberanía de ese lugar queda en manos judía durante un plazo de más de sesenta años, pero en el momento de la historia está a punto de pasar a manos de los nativos de Alaska. Meyer Landsman, un policía local, se enfrenta a un caso de asesinato que parece de lo más normal, pero al comenzar la investigación descubrirá cosas que le harán sospechar de implicaciones mucho más profundas e importantes… Todo un resumen de la clásica novelita de policías, por supuesto, pero que en manos de Chabon deviene diferente.

En primer lugar, el autor construye un escenario total y absolutamente verosímil. Bien es cierto que el Sitka de Landsman puede ser equiparado a un Nueva York en pequeña escala, pero no lo es menos que Chabon consigue hacer que todos los detalles de su engranaje literario encajen a la perfección. A lo largo de la narración se van ofreciendo datos, pistas, pormenores que sitúan al lector en ese lugar imaginario sin que en ningún momento se tenga una sensación de fantasía o irrealidad: giros coloquiales, frases hechas, calles, bares, paisajes, objetos… todo va cobrando entidad poco a poco, de forma muy sutil. No hacen falta muchas páginas para que uno se crea en Sitka y lo considere un escenario tan real como París o Chicago. Por otro lado, Chabon es un escritor con una habilidad especial para las tramas y su desarrollo.

Alejándose de la concepción de novela como sucesión de escenas, fragua una historia con un hilo conductor interesante y con unos personajes muy trabajados. La figura del clásico policía perdedor no resulta tan tópica encarnada en Meyer Landsman, que acaba por ser visto más bien como un producto inevitable de la decepción por un destino incierto y un presente arrendado. El perpetuo amigo leal, el buddy de las películas americanas, Berko Shemets, se antoja como un hombre consciente de su responsabilidad, inteligente y pragmático.

Por supuesto, la cuestión acerca de la diáspora del pueblo judío y su incansable búsqueda del hogar asoma en «El sindicato de policía yiddish»; tanto es así, que constituye una parte fundamental en la trama detectivesca (aunque no revelaré detalles que echen a perder la lectura). Y aquí se puede encontrar otro de los aciertos de Chabon: sus personajes, su escenario distópico, funcionan como mera historia de investigación y también como metáfora o imagen de esa eterna búsqueda. Landsman, en mayor medida, y los demás protagonistas están atrapados por su histórico carácter apátrida; su personalidad es un producto de las circunstancias, pero sobre todo de ese pasado que les niega un hogar, un futuro. Aunque en ningún momento se plantee de forma explícita esta formulación, lo cierto es que está latente en la novela y se rastrean sus implicaciones a lo largo de la historia. Berko, por ejemplo, es un policía honesto y que rehúye cualquier complicación, puesto que su máximo interés estriba en proteger a su familia de la situación inverosímil de verse sin patria ni hogar en poco tiempo. Landsman, como dije, tiene una personalidad apática y autodestructiva que parece derivarse de su percepción de la realidad: su hogar (si es que tiene algo que pueda denominar así) no existe y su país es fruto de un acuerdo político que está presto a expirar.

Aparte de estos y otros puntos, lo cierto es que la lectura de «El sindicato de policía yiddish» es un placer por el mero hecho de que Chabon es un excelente contador de historias. La diversión no tiene por qué estar reñida con la calidad literaria, como muchos podemos pensar a veces, y en este caso ese argumento es incuestionable. Aunque la novela tenga algunos detalles mejorables (y los tiene) es apasionante, intensa e inteligente, y eso me parece argumento suficiente para recomendarla con convencimiento.

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8 COMENTARIOS

  1. Es un libro fascinante y trepidante.

    Me recuerda a Isaac Bashevish Singer. Escribe igual (no en yiddish) y sus personajes son iguales.

    El mundo de los judíos fatalistas. I recomend it strongly!!

  2. No he leído nada de Chabon, pero encontré este libro en mi búsqueda semanal y lo tengo en «pendientes», me atrajo el título y el texto de contraportada aunque en opinión del Sr.Molina no sea su mejor obra…….

  3. Acabo de leer la novela y me ha encantado. Si hubiese más novelistas capaces de crear un mundo imaginario como Chabón no nos veríamos obligados a leer ladrillazos como los que nos venden como grandes obras. Hay autores que, incluso después de estudiar un determinado periodo histórico y un lugar, no son capaces de recrearlos. Chabón se lo inventa, con un credibilidad impresionante.

    Una buena historia, unos personajes trabajados y un escenario original y bien logrado. ¿Que más se puede pedir a una novela? Pués que esté bien escrita,… y sin duda es el caso de la novela que nos ocupa.

  4. Saludos:
    Llámame loco, filántropo o quijote, pero mira, escucha: He colgado en la telaraña internacional el último texto publicado por la R.A.E. de la NUEVA GRAMÁTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA.
    Lo puedes ver (e incluso copiar+pegar a papel) en

    http://es.geocities.com/jherrepe/0.htm

    BARGAS (Toledo) España

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