Lolita – Vladimir Nabokov

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Lolita - Vladimir NabokovSiempre es difícil abordar el comentario de obras tan universales y admiradas como es «Lolita»; pareciera que uno no puede aportar mucho a todo lo que ya se ha dicho y que, además, es casi imposible apartarse de la corriente crítica que ya ha sentado las bases de la recepción de una obra como ésta. No obstante, el placer de leer es infinito, y el hecho de elaborar una reseña no implica que haya libros que haya que dejar de lado por el simple hecho de tener respeto ante lo que significan o simbolizan.

Dicho esto, a uno le gustaría señalar el hecho de que es la tercera vez que lee esta novela; lo dejo claro para que no se me acuse de hacer una lectura rápida o superficial. Y venga a cuento esta advertencia porque tengo que confesar que en esta tercera lectura «Lolita» me ha resultado poco notable: a ratos, incluso francamente aburrida. Y me apena que ocurra esto, la verdad, porque me considero un amante de la buena prosa, y Vladimir Nabokov siempre proporciona momentos de intensa belleza en sus obras.

Resumir «Lolita» no tiene sentido, ya que casi todo el mundo conocerá la historia que se cuenta, aunque sea a través de las adaptaciones cinematográficas que se han realizado. La confesión en forma de libro que el protagonista, Humbert Humbert, elabora sirve como excusa para que el autor teja una historia conmovedora por su crueldad y por la perfección exquisita con que se narra. Aun cuando se ha hablado mucho de la condición de Humbert, de su amor enfermizo y culpable, de su pasión desenfrenada, es difícil sustraerse a la repugnancia que inspira el personaje. El mayor acierto de Nabokov fue, sin duda, crear un carácter de ficción que, siendo culpable de un delito de pederastia, suscite cierta simpatía mientras uno lee su historia.

Habrá quien apunte que la pasión del protagonista no es ilícita; que ya en la antigüedad hombres maduros se emparejaban con niñas, que en la Edad Media las jóvenes se casaban y tenían hijos con doce y trece años y que la sociedad permite ciertos maridajes mientras que condena otros. Sí, todo eso es cierto (si bien es discutible, aunque éste no es el momento de perderse en esos debates). No obstante, lo realmente importante de «Lolita» no es si Humbert es un obseso pederasta o un incomprendido amante; el quid del libro estriba en la imposibilidad de reprimir un impulso poco apropiado.

Y precisamente este punto es el que, en esta última lectura, no me ha dejado nada convencido. En primer lugar, porque la narración de Humbert adquiere, en determinados momentos, una solemnidad fuera de lugar; el protagonista conjuga en su interior una enfermiza pasión con un sentimiento puro, pero la tensión entre ambas pulsiones no me parece bien resuelta. Nabokov no presenta un personaje dubitativo, sino un hombre que sucumbe a su faceta más salvaje (y condenable; no olvidemos que Dolores tiene doce años cuando da comienzo la historia) en detrimento del «amor» que siente por la niña. Sólo en la última parte de la novela —es decir, cuando ya ha perdido a Lolita— Humbert muestra más a las claras que su pasión podría ser algo más que una distorsión de la realidad; es decir, que la evolución de su comportamiento es infantil: anhela algo, consigue ese algo gracias a sus esfuerzos, lo pierde y trata de recuperarlo por medio de un cambio de actitud.

Bien es verdad que el amor parece jugar un papel fundamental en la historia; si hay que atenerse a la intención del autor, el protagonista es un hombre erróneamente enamorado que lucha por alcanzar el objeto de su pasión y también por recobrarlo cuando se lo arrebatan. Pero insisto en el hecho de que esa personalidad atormentada no parece perfilada con nitidez: Humbert no da el tipo de amante desasosegado, sino que oscila entre la lujuria más básica y el amor cortés más idealizado.

Tras este último acercamiento, uno se inclina a creer que otra posible lectura es la de ver a un hombre que, haciéndose pasar por normal (creyéndose él mismo una persona normal, aunque aquejada de una exaltación un tanto peculiar), es en realidad un monstruo sin escrúpulos, que se convence de sentir algo —amor— con el único fin de tener de nuevo entre sus manos a la niña que ansía poseer. En este monólogo autoexculpatorio que es «Lolita», Humbert no sólo se convence a sí mismo de esa intención, sino que pasa por ser una víctima de la pasión a los ojos del lector, que, como decía antes, llega a mirarlo con simpatía pese a repugnarse ante su proceder.

Habrá también quien sostenga que Humbert es tan víctima de Dolores como ella de él, ya que la chiquilla no sólo consiente a entregarse a su padrastro, sino que lo utiliza para conseguir sus deseos. Uno opta por creer que Nabokov, de manera muy astuta, introduce ese aspecto del carácter de Lo con el fin de «despistar», ya que, a poco que se piense, cualquiera puede ver a su alrededor ejemplos cotidianos de la manipulación que los niños pueden llegar a ejercer sobre los adultos. Lolita es una víctima inocente, desconocedora de la importancia real de lo que le sucede, y que termina odiando a Humbert y odiándose a sí misma, casada con un hombre al que apenas tiene en cuenta; es consciente de que su padrastro ha arruinado su vida, pero es incapaz de materializar esa pulsión en algo constructivo.

Por supuesto, todo esto son especulaciones: es evidente que un libro da lugar a multitud de lecturas, tantas como lectores tenga. Como empecé diciendo, una novela como ésta es difícil de comentar por el simple hecho de la multiplicidad de visiones que pueden tenerse de ella; la que aquí se expone es otra más, si bien se admiten muchas otras. Simplemente terminaré diciendo que tras terminar su lectura, «Lolita» me ha dejado un sabor de boca bastante inane, más que nada por esa inexactitud de Nabokov al retratar la lucha interna del protagonista; sólo mejora si opto por la tesis de ver a Humbert como un criminal desquiciado, lo cual me resulta improbable, ya que no parece que fuera ésa la intención del autor al perfilar el personaje. Todo lo cual no obsta, por supuesto, para que haya disfrutado con la bellísima prosa del ruso, que al menos contribuye a minimizar el efecto de esas dudas, y para que me vuelva a acercar a otras de sus obras.

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13 COMENTARIOS

  1. Me gusta tu crítica a pesar de no estar de acuerdo con ella. Me gusta porque no te detienes a decir lo que piensas ante una obra que todos consideramos trascendente, pero no concuerdo contigo pues creo que prejuicios probablemente bien justificados (con todo respeto) no te permitieron leer placenteramente este monumento a la literatura. Humbert es un enfermo, enfermó de Lolita y lo pudo haber hecho de cualquier otra adolescente, pero no es Humbert, es el gran número de adultos que enfermarían de una Lolita, eso es un hecho, y Nabokov sólo cuenta, observa y narra, quién es Humbert, ese que su apellido es el mismo, es cualquier persona, es cualquier delincuente obseso que no se ha podido reprimir; pero querer reprimir nosotros su existencia por la repugnancia que nos provoque es negar nuestra condición humana. ¿Qué sería de la literatura sin los monstruos que ponen en evidencia los vicios humanos? Yo sí la encuentro interesante y con líneas excelsas de un gran conocedor del oficio de escritor. Agradezco mucho encontrar tu crítica, me ha enseñado cosas nuevas con respecto a lecturas diferentes, creo que estaré al pendiente de tu blog. ¡Gracias de nuevo!

  2. Simplemente de los libros más hermosos que dió la literatura rusa (sea o no americanizada, je). Ampliamente superior a su versión preliminar («El hechicero»).

  3. Hola a todos,
    en lo personal pienso que Lolita es, además de una novela excelente, un reflejo de los sentimientos de ambos personajes adaptados a la vida sexual de las mujeres actuales. Me parece correcta y necesaria la aclaración de que es ella quien incita al padrastro al placer sexual pues en un comienzo él sólo la adoraba platónicamente y a ella le sirvió de plataforma para alcanzar sus máximos deseos, probablemente Nabukov se equivocó poniendo a Lolita como una persona que acabó víctima de un matrimonio sin amor, mientras leía el libro pensaba que la «niña» acabaría como prostituta, sin embargo la novela en general me gusta y, es verdad, tiene tantas visiones como lectores tiene, felicidades por su blog, me encanta encontrar opiniones diferentes sobre libros tan hermosos como polémicos

  4. Esta novela puede enorgullecerse de contar con uno de los comienzos más hermosos y evocadores de la literatura del pasado siglo, lo cual lleva a cierta confusión si se espera encontrar más de lo mismo en las páginas siguientes. La mordacidad posterior nos toma por sorpresa, quizá en un estudiado esfuerzo de quebrar el dramático contenido de la trama.
    Es este giro estilístico el que hace que esta obra no sea apta para todos los públicos, ya que ante esta moderna tragicomedia el lector no podrá evitar sentirse presa de sentimientos extremos, ya sean de repulsión o de entusiasmo…
    Reseña completa: http://www.aintervalos.com/2011/11/lolita.html

  5. aunque algo tarde yo estoy con alberto, me parese que tus tabues nublaron tu juicio y lo que parecia ser una critica objetiva del libro resulto ser una opinion muyy personal, si las personas fueran solo sanas o solo enfermas el trabajo de los psiquiatras lo haria cualquiera; los individuos son multifaseticos y las lineas de su pensamiento cambian continuamente sin perder la dirccion; eso es lo que nabokob me trasmite en su obra, la evolucion de un personaje y los colaterales que este produce, mas alla del bien o ell mal.

  6. creo que fue una de las mejores peliculas que vi. esta muy buena. eso de que lo tiene como figura paterna despues es verdad.

  7. sin afan de descalificar tu critica sobre lolita, me parece que como yo, no te pudiste sustraer de los tabues sociales.
    dices que lolita termina odiando a humbert y odiandose a si misma y llegas a mas al asegurar que lolita concluye que humbert le desgracio la vida.
    pero te falto ser objetivo y tener en cuenta que humbert no es quien inicia a lolita en la actividad sexual.
    como bien se lo confiesa la mañana siguiente de su primer noche de hotel
    y que es ella quien lo buscva a el en busca de apoyo cuando con todo y su dolor humbert ya la sabia perdida.
    y en su reencuentro mas alla de rechazar a regresar con humbert lo que ella le trasmte es su desicion de rechazarlo por ubicarlo a el como su figura paterna.
    quiza no te sean definitivos y por eso no hayas considerado estos hechos en tu juicio, pero creo que no son menores y los debiste tener en cuenta

  8. Hace mucho que la leí y apenas recuerdo lo más básico del libro, su reseña me ha despertado la curiosidad, quizá sea buen momento para retomar de nuevo el libro. Muchas gracias.

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