Novelas ejemplares – Miguel de Cervantes

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Novelas ejemplares - Miguel de CervantesHay escritores inconmensurables cuyas obras deberíamos leer, releer e incluso sabernos de memoria. A pesar de ello y de constar en las listas de «Autores que hay que leer», aplazamos el momento de dedicarnos a ellos. Pero tal vez no sea un error. Solamente nos estamos reservando el placer de leerlos y disfrutamos, de otro modo, con el placer seguro que sabemos que nos aguarda. Un placer que nos golpea con fuerza la primera vez que nos enfrentamos a un texto y que en nuevas lecturas ya no será igual. Puede que sea igual de intenso, es cierto, pero será diferente.

Este pequeño preámbulo, donde no digo nada que ustedes ya no sepan y, aún peor, balbuceo ideas que ya otros han explicado mejor, sirve para introducir mi recomendación de Las novelas ejemplares, del ínclito Miguel de Cervantes. Si todavía no las han leído, corran a hacerlo; si ya lo han hecho, pueden estar seguros de que es una lectura a la que volver una y otra vez.

Esa es al menos la impresión que se recibe al leer cada una de estas doce piezas. Primero están los argumentos en sí: Cervantes hizo un repaso por los géneros más populares de su época; las novelas picarescas, de cautivos, caballerescas, bizantinas siguen entusiasmando al lector de hoy con sus peripecias rocambolescas —personajes que viajan a caballo desde Aragón a Toledo (¿se imaginan?), que se embarcan hacia Nápoles o hacia las Indias, que marchan a luchar a Flandes, que son cautivos en Costantinopla…—, al tiempo que le arrancan una sonrisa por su ingenuidad narrativa.

¿Se puede hablar de ingenuidad narrativa al hablar de Cervantes? Se puede. Porque la resolución siempre conveniente de sus tramas destila una encantadora candidez. Pero hablamos de Cervantes y un lector con algunas tablas no deja de descubrir una y otra vez en estas doce narraciones rasgos de modernidad. Como «El coloquio de los perros», novela que brota de «El casamiento engañoso», cuyo protagonista la relata a un amigo, advirtiéndole que es el diálogo que escuchó entre dos perros, mientras yacía abrasado por la fiebre.

El estado alterado de la conciencia (otra rasgo de modernidad) como punto de partida para desarrollar una historia es muy cervantino, ahí está el Quijote, y lo usa también en la muy divertida «El licenciado Vidriera».

Tenemos historias entretenidas y sorprendentes atisbos de modernidad en una colección de novelas escritas en el siglo XVII. No son pocos motivos para elegir un libro. Pero naturalmente hay más.

Está también el lenguaje y la manera de narrar. Si son ustedes devotos de nuestro idioma, la riqueza expresiva de Las novelas ejemplares les cautivará. Baste un ejemplo.

Estando en este tan manifiesto peligro, cercado de mis enemigos que ya como ofendidos procuraban vengarse, me socorrió la ventura con un remedio que fuera mejor haber dejado allí la vida, que no, restaurándola por tan no pensado camino, venir a perderla cada hora mil y mil veces.

Y por si disfrutar con cada línea no fuese suficiente, añádase a las cualidades de esta obra su capacidad para representar ante nosotros un mundo que ya no es, pero del cual somos herederos y en cuyas pautas nos ponemos todavía reconocer (o al menos en alguna de ellas). Son nuestro paisaje, nuestra lengua, nuestra historia, retratados por un escritor genial. Y no lo son, y no solo por el paso del tiempo, que todo lo muda, sino porque precisamente la genialidad del autor los convirtió en universales. Y ese es, probablemente, el mejor motivo para leer Las novelas ejemplares.

1 COMENTARIO

  1. Qué tan cierto esto,
    Un placer que nos golpea con fuerza la primera vez que nos enfrentamos a un texto y que en nuevas lecturas ya no será igual. Puede que sea igual de intenso, es cierto, pero será diferente.

    Y de repente, hay obras que nos perdimos, y que encontradas en la madurez nos deleitan inconmensurablemente, como es el caso de Guzmán de Alfarache, la cual estoy saboreando en estos momentos y que me alegro de no haber intentado antes, pues sé que hubiera fracasado en el intento.

    Ya son cinco meses, y mi lectura favorita del 2017 sigue siendo The Zelmenyanders, que recomendaste al final del 2016.

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