Uno conoce la biblioteca como usuario, y se cree siempre modélico. No sabe a los que se enfrentan los bibliotecarios todos los días, porque sí, ya conocemos sus debilidades… ¿pero qué pasas con nuestras rarezas?
En Philadelphia Metropolis, la bibliotecaria Roz Warren escribió lo mucho que le gusta su trabajo, y lo adorables que son la mayoría de los usuarios. Y después hizo una lista de los que no lo son, con historias divertidas que, en palabras de uno de los comentarios, “pensaremos que son hipérboles, pero un bibliotecario sabe que no lo son”.
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