Lo poco que sé de Glafcos Zrasakis

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Lo poco que sé de Glafcos ZrasakisLo poco que sé de Glafcos Zrasakis
Vasilis Vasilicós
Editorial: Hoja de Lata
Colección: Sensibles a las letras
ISBN: 978-84-941153-4-9

Sinopsis

El escritor más famoso de Grecia ha desaparecido. Presumiblemente, lo han devorado en Papúa-Nueva Guinea los mismos aborígenes antropófagos a los que había ido a estudiar. ¿O lo han hecho desaparecer los exiliados croatas para los que indirectamente trabaja? Con este hilo conductor el biógrafo de Glafcos Zrasakis comienza una inquietante búsqueda que nos llevará a los principales episodios de la vida del escritor: su infancia en Grecia, la segunda guerra mundial y la ocupación alemana, la guerra civil que seguirá, la dictadura de los Coroneles y el exilio forzoso. Lo poco que sé de Glafcos Zrasakis combina la intriga y el dinamismo de una novela de espías de la Guerra Fría con la luz y los olores del Mediterráneo; las reflexiones del exiliado con la angustia del escritor que se enfrenta a una página en blanco.

1 COMENTARIO

  1. Tres son las ocasiones en que me he cruzado con la novela de Vasili Vasilicós hasta decidirme a leerla. La primera cuando apareció en los escaparates de las librerías hace ya algunos meses llamándome la atención su original portada, ese cálido y sentido “piquito” entre Brezhnev y Honecker; eran los tiempos de la guerra fría, aquellos en los que las extintas URSS y RDA estaban construyendo el socialismo real, la organización que, con la administración colectiva de los medios de producción, conseguiría la desaparición de las clases sociales: unos años después ya vimos en lo que acabó todo. La segunda cuando solodelibros la presentó de nuevo, casi una vez sumida en mi olvido, dentro de su sección de novedades y la tercera y última, la más reciente, cuando un amigo me recomendó encarecidamente su lectura con estas palabras exactas: “No te la puedes perder”. Y así ha sido no me la he perdido, aunque quizás…

    Hasta que el libro cayó en mis manos nada sabía de Vasili Vasilicós, si era escritor novel o reputado, si estaba vivo o por el contrario acumulaba malvas sobre sí desde hacía tiempo; al final ha resultado ser “uno de los escritores griegos actuales más aclamados y traducidos”, autor, entre otras, de la novela “Z”, origen de la película homónima del cineasta Costa – Gavras, que en mi juventud fue film de culto, donde se narra el asesinato de un activista político a manos de fuerzas parapoliciales. Eran los años sesenta, la época de la Dictadura de los Coroneles, y poco o nada se conocía sobre la Grecia moderna; ahora, unas décadas después, y afortunadamente gracias a los alemanes, ya sabemos muchas más cosas: los griegos son los más vagos y derrochadores de la unión europea. Los editoriales de Bild Zeitung,- “¡Vended vuestras islas, griegos quebrados! Y vended la Acrópolis también” -, por lo visto están muy justificados: la mala cabeza y la falta de ahorro siempre conducen a la pérdida de patrimonio.

    “Lo poco que sé de Glafcos Zrasakis” no tiene nada, como dice la editorial, del “dinamismo de una novela de espías de la Guerra Fría”, – abstenerse, en consecuencia, los aficionados a John Le Carré o Graham Greene -, pero sí mucho del extrañamiento que provoca el exilio y de las obsesiones del creador por su obra, – aquí, sí acierta de lleno la reseña -. Etiquetada en lo que los anglosajones llaman “work in progress”, – Vasilicós la ha ido retocando y reescribiendo a lo largo de cuarenta años hasta darle la forma definitiva con que Hoja de Lata nos la presenta -, narra, desde el punto de vista de su biógrafo, la vida del escritor griego Glafcos Zrasakis, pseudónimo de Lázaro Lazaridis, comunista confeso y expatriado en rebeldía de su país muchos años a causa de la sentencia de un tribunal militar. El esfuerzo que acomete la novela es notable y el andamiaje puesto en pie por el autor harto complejo, a Vasilicós no le basta con inventar un personaje sino que además le adjudica una amplia obra que va intercalando, e interpretando, a lo largo de todo el libro. La simbiosis entre biógrafo y biografiado es de tal intensidad que la identificación entre ambos acaba por convertirse en asfixiante, las mismas vicisitudes vitales de uno se repiten en el otro hasta conformar prácticamente una única personalidad.

    El libro alterna agudas reflexiones, muy atinadas las referentes a la libertad y el devenir histórico, con largos y tediosos párrafos que, aún salpimentados de ironía, resultan extremadamente farragosos para el lector, – el capítulo “Análisis de una fotografía” es un claro ejemplo de ello -. De su estilo poco puedo decir, con los escritores modernos me ocurre una cosa curiosa, que casi todos se me antojan adscritos al mismo patronaje, el de la indefinición; en los mejores casos pueden aflorar destreza y oficio, cierto, pero finalizado el acto de la lectura pocos o ningún recuerdo queda de lo leído. A Vasilicós le reconozco las virtudes citadas, aunque nada más, en mi opinión no son suficientes como para dejar huella indeleble.

    Completo, para que no haya dudas, la frase dejada en suspenso del primer párrafo: “Y así ha sido no me la he perdido, aunque quizás hubiera sido lo mejor hacerlo”. Amigo, gracias por la recomendación, pero la afinidad de gustos en todos los órdenes, literario incluido, no tiene nada que ver con nuestra amistad.

    Un fuerte abrazo para ti y cordiales saludos para los seguidores de solodelibros

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