Los fines de semana suelo dedicarme a leer las páginas culturales en papel y en digital, lo que me lleva siempre a la misma conclusión: la mayoría de los críticos han perdido de vista al lector. La ignorancia de los que reseñan literatura extranjera, meros repetidores de lo que aparece en la propaganda editorial y en Wikipedia, suelen desconocer las tradiciones culturales y las sociedades en las que se escribieron. Los críticos de novela española actual, salvados dos o tres y algunos jóvenes, escriben para el lector de los años sesenta.
La crítica sobre el ensayo es para llorar, digamos que simplemente no existe, pues las reseñas nunca contienen una discusión de las ideas contenidas en los libros. Sólo cuenta si el autor pertenece a los aceptados por la norma de la secta a que pertenece el plumista.
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