La tertulia en la que se discute, critica y se intercambian futuras lecturas ha cambiado para siempre con Internet. Las redes sociales pensadas como clubes de lectura han explotado. Van desde lo mainstream, con mastodontes como Goodreads, de Amazon, con sus 25 millones de usuarios registrados, a lo más alternativo, como los clubes de lecturaonline dedicados a un género, como theromancebookclub.com. Y se encuentran en todos los idiomas, con Lecturalia a la cabeza del mundo hispanohablante.
En este entorno en plena expansión, la fundación Germán Sánchez Ruipérez, que lleva 30 años dedicada a la difusión de la lectura en castellano sin ánimo de lucro, lanza su apuesta: Lectyo. Su creador, Luis González, cree que todavía hay mucho margen para innovar: “Las redes sociales son una herramienta muy potente y admiro lo que ha conseguido Goodreads, pero han estado en las manos de los agentes inadecuados. Es hora de que lectores, industria y autores dialoguen en un espacio sin intereses extraliterarios”.
Las editoriales siguen este fenómeno con interés… y prudencia. “Por un lado es algo muy bueno, porque todo lugar que hable de libros nos beneficia”, afirma Blanca Rosa Roca, editora de Roca Editorial. “Pero también es verdad que en las redes sociales cualquiera puede dar su opinión y lo cierto es que los lectores se fían más unos de otros que de la crítica”. Blanca Roca asevera que han notado una considerable bajada de influencia de los medios de comunicación clásicos: “Antes sabías que si salías en los suplementos culturales, al día siguiente vendías libros. Eso ha cambiado”.
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