En esto de la poesía, se puede llegar siempre tarde, como los Belinchón de Reig, o llegar antes que nadie. Y luego esperar a que la historia, “esa gran puta”, como la llamó Munárriz, haga su trabajo. Lo cierto es que ya hay, quien lo diría, nieve en las cumbres novísimas y que a lo postnovísimo le hacen la competencia otros muchos post (aunque la mayoría están en la blogosfera).
Vivimos en una época de cambios y de crisis. Como en un ERE constante, se deslocalizan los centros de producción, distribución, promoción y uso del poema: la red es ya el presente. El papel del papel (el sagrado libro nos llevaba en sus lomos, la pulpa ficcional, la tinta visible) se ve amenazado por el nuevo amanecer de la era digital o pangeica. Los lugares de decisión, los centros de poder creativo y crítico se han desplazado, en deriva imparable como la de los continentes, al tiempo que se adelgazan las estéticas dominantes, perseguidas por prácticas poéticas, críticas y sociales manidas o irritantes, según los casos (con el previsible descrédito de los grandes premios ganados con maña, la previsible desafección hacia las editoriales con más presencia, el previsible abandono del estilo low cost —bajo coste en todo, coste cero a veces—, la previsible descentralización de formas y fórmulas con fecha de caducidad).
Intermedio (DFW)
Él dijo que dentro de poco la verdadera poesía ya no serán palabras. Dijo que la belleza glacial de la significación perfecta mediante símbolos artificiales y no verbales y su relación mediante reglas convencionales vendrá a reemplazar gradualmente primero la forma y después la materia de la poesía. Dijo que una época se está muriendo y que él puede oír su estertor. Todo eso lo tengo guardado en las cartas que me envió. Guardo todas mis cartas en una caja. Dijo que las unidades poéticas que aluden, evoca, traen recuerdos y son limitadas de modo variable por la experiencia particular y la sensibilidad de cada poeta en concreto y de cada lector, dejarán paso a símbolos que serán y a la vez remitirán a lo que designan, y que tanto el límite como la infinitud de lo que es real puede ser expresado mucho mejor mediante el axioma, el signo y la función.
(David Foster Wallace, «Aquí y allí», en La niña del pelo raro, p. 182)
La poesía es un extraño género literario abonado a la duda metódica y a la constante necesidad de explicar(se). La crítica, garante de un discurso que tiene en su médula el gen de la transformación (también la transformación social), está obligada a renovarse para ser capaz de inscribir en el campo literario un discurso que se mueve siempre en el riesgo de no ser, en la posibilidad de no decir. La poesía española de ahora avanza entre la cultura de la queja y el deseo de institucionalización, entre la autogestión y la globalización, entre gestión de recursos naturales y el overbooking, entre la desazón postpoética y la mirada presocrática, sin orden, sin jerarquías (casi).
El presente es un caos que genera un universo (un pluriverso mejor dicho): festivales de poesía, colectivos permanentemente conectados y con vínculos constantes, experiencias multimedia (como las muy apreciadas de Mercedes Díaz Villarías o Miriam Reyes), perfopoesía y sus variantes, ediciones independientes, blogs de críticos y crítica (blogs de poetas, blogs de impostores), antologías (llenas de pandoras, de cangrejos pistoleros, de islas varias, de rusas), una nueva crítica de poesía con un lenguaje nuevo, más acorde a lo que piden los tiempos y los modos (las singularidades de Mora y su ya referente “Diario de lecturas”, el manifiesto postpoético de Mallo, las miradas oblicuas del afterpop de Fernández Porta, el poema envenenado de Santamaría, la poesía sin mundo de Méndez Rubio). Realidad hojaldrada, dicen algunos. Sí, pero la cosa está en saber quién se come la crema.
Hola a todos, en mi opinión:
La poesía es el género literario por excelencia, de ella salen las canciones, las palabras mas románticas y las verdades más ocultas.
Pocos escritores deciden ser poetas, pero a mi gusto el poeta es el escritor en jefe, el genio detrás de los genios, la inspiración, la musa del escritor amaeteur, nadie como Sabines, como Juan de Dios Peza, como Sor Juana o como Bécquer.
Porque de músico, poeta y loco todos tenemos un poco!!