«Un buen librero es aquel que tiene un criterio y que sabe impregnar de él a su establecimiento»

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¿Puede una librería dejar fuera de sus estantes los best-sellers, apostar por la literatura de calidad y rescatar títulos del fondo editorial?

Puede y debe si quiere sobrevivir e intervenir en la vida cultural de la comunidad en la que se inscribe. Nada más triste que la uniformidad. Te metes en una gran librería o superficie comercial; cierras los ojos, los abres: no sabes si estás en la Casa del Libro, Bertrand, Carrefour o el Corte Inglés. Ves los mismos libros, los mismos paneles de novedades, idéntico marketing. ¿Existiendo tantos libros por qué narices un librero independiente debe de vender mayoritariamente best-sellers?

Un bagaje como lector ¿es imprescindible para un librero? ¿Qué se necesita para ser un buen librero?

Claro que es necesario un buen bagaje, pero atención: un librero no es un crítico, ni un profesor de literatura. Un buen librero es aquel que sabe captar los intereses del público que visita su establecimiento, sugerir , incitar. Un buen librero es aquel que tiene un criterio y que sabe impregnar de él a su establecimiento. Nada más aburrido y triste que un librero que se dedique a sentar cátedra y «chulear» de sabio. Para mi desgracia cada vez tengo menos tiempo para leer, enorme paradoja. El oficio librero en nuestro país es cada vez más complejo y difícil.
Un buen librero necesita un montón de conocimientos que afectan a multitud de saberes y una sólida base cultural, unos buenos conocimientos empresariales. Añadir don de gentes, simpatía, eficacia, responsabilidad. Un buen librero es aquel que sabe que tan importante es tratar con un catedrático como con un niño de doce años; que tan fundamental es saber encontrar un libro, por difícil que sea, que pasar el plumero con ganas por las mesas de novedades.
Los libreros españoles, a diferencia de los alemanes o franceses, carecemos de una formación específica de nuestro oficio. Somos autodidactas con graves carencias de conocimientos.
Me irritan los libreros que dan malos consejos, pero también aquellos que tratan mal a su público o que se sitúan por encima del bien y del mal. La verdad, también me irrito conmigo mismo…
Me olvidaba: imprescindibles la paciencia, el sentido del humor y el saber reírse de uno mismo.

Librería Cálamo¿Cuál es tu opinión sobre los nuevos soportes digitales para el libro? ¿Será el fin del formato libro tal y como lo conocemos? ¿Y de las librerías?

¡Quién lo supiera! Tengo claro que es imposible poner barreras al viento y que el tema va en serio. El soporte digital cambiará —está cambiando— el paradigma que conocemos. No creo que se trate de confrontar un formato con el otro, ni de cerrar los ojos a un avance tecnológico que ya habita entre nosotros… Pero el proceso está lleno de interrogantes: ¿qué pasa con los derechos de autor?; ¿qué pasa con la labor editorial tal como la conocemos? Es de imaginar un futuro en el que convivan múltiples formatos o soportes. Evidentemente el sector librero sufrirá. Hay mucho dinero en juego y empresas empeñadas en que el soporte digital sea rentable. Y lo será para ellas…

¿Con el libro digital, ¿qué beneficios obtendrá el librero?

Me temo que muy pocos.

¿Crees que con los nuevos formatos aumentará el número de lectores (sobre todo jóvenes)?

No necesariamente. Lo que sí creo que ya ha cambiado es el concepto «lectura». Los jóvenes, y nosotros mismos, estamos leyendo de otra manera, estamos «navegando», saltando de un texto a otro, de una información a otra. Lo malo es que nuestra lectura cada vez es más superficial y encima desconocemos casi siempre la autoría y seriedad de lo que leemos.

Recientemente numerosas editoriales españolas han confirmado estar dispuestas a llegar a acuerdos con Google ¿Qué opinión te merece el proyecto de digitalización masiva de Google? ¿Lo consideras una amenaza para los canales habituales de distribución, especialmente para las librerías?

Google es el gran hermano. La forma en la que ha realizado el proceso de digitalización y la que está llevando en sus negociaciones con las editoriales es propia de una organización mafiosa. Google quiere ganar dinero, mucho dinero, y le importan un comino las editoriales, los libreros y los lectores. En realidad su visión del libro se resume en $.

¿Afecta la crisis a las ventas de libros? ¿Es cierto que la gente lee más, al ser el libro un medio de ocio que te permite muchas horas de entretenimiento por un precio razonable?

Esta es una sandez que algunos editores lelos y algunos periodistas ídem han difundido, imagino que en un día de resaca. Seamos serios. Si no hay dinero no lo hay para nada: ni para coches, ni para tapas, ni para libros. Añade a este hecho incontestable (el descenso de ventas en los últimos meses lo demuestra) que los grandes compradores de libros son las instituciones públicas (bibliotecas, ayuntamientos, universidades): si sus presupuestos se reducen, las compras de bibliografía también. Nos esperan unos tiempos complicados…

El precio único, ¿perjudica o favorece al libro?

Si no existiera la ley del precio fijo la mayoría de las librerías independientes desaparecerían

Favorece al lector y a la diversidad cultural. Los mercados con mayor y variada oferta son aquellos en los que existe una ley de precio fijo (Francia) o un acuerdo entre los diferentes sectores del mundo del libro para su mantenimiento (Alemania). Lo mismo para la cadena librera: si no existiera la ley del precio fijo la mayoría de las librerías independientes desaparecerían: lo que quedaría es un maravilloso panel de novedades repetido hasta el infinito en los centros comerciales…
En Reino Unido el fin del acuerdo sobre el precio fijo del libro ha significado la desaparición de muchas librerías y editoriales y, paradoja de las paradojas, el encarecimiento del precio del libro.
Los neoliberales (el oficio más antiguo del mundo, no es nada «neo») no piensan igual, claro.

Sobre las actividades que promueven las librerías (presentaciones, lecturas…), ¿son un valor añadido para los clientes que acuden a la librería, o bien una estrategia para atraer hacia los libros con otros atractivos a esos lectores esquivos?

Para Cálamo las actividades no son una estrategia comercial: forman parte de nuestra idiosincrasia. Concibo la librería como un establecimiento de venta de libros profesional y como un agente de difusión cultural. La labor que realizan muchas librerías es importantísima desde el punto de vista cultural y además no cuesta ni un euro al erario público.
Lo que sí pienso es que las librerías independientes deben innovar en esa labor de agitación cultural que realizan. Cuando Cálamo nació hace ya más de 25 años (¡ay!) era la única librería que tenía una programación de presentaciones continuada en Zaragoza. Ahora hemos llegado casi a la saturación, gracias sobre todo a la impagable labor que realizan los ámbitos y foros que en el mundo son. Incluso he llegado a pensar que, como en la tele, existe la «contraprogramación» de los ámbitos contra los foros y de los foros contra los ámbitos. Nos relamimos al hablar de cultura e incluso algunos libreros repiten hasta el hastío geniales frases del tipo «más libros, más libres» (Hitler era un buen lector si se entiende por buen lector al que lee muchos libros).
Nos hemos vuelto aburridos. Cambiemos las formas, hagamos actos «serios», pero también divertidos: mezclemos libros y vinos, libros y tapas, libros y música, libros y vida. Seamos polémicos, provocadores, diferentes.

¿Es necesario hoy en día ser una cadena para tener alguna oportunidad de negocio? ¿La pequeña librería, tal y como se entiende tradicionalmente, tiene alguna oportunidad?

La tiene siempre y cuando entendamos «oportunidad económica» como una forma digna de ganarse la vida y no tener demasiadas aspiraciones de forrarse. Pero a los libreros les pasa como a los curas: faltan vocaciones.

Por último, ¿puedes recomendarnos un libro?

El que me estoy leyendo ahora: Queremos informarle de que mañana seremos asesinados con nuestras familias. Historias de Ruanda, de Philip Gourevitch, editado por Debate. Un libro excepcional que no leerá ni dios.

5 COMENTARIOS

  1. Magnífica exposición. Editoriales, librerías, escritores, etc…forman parte de una actividad económica. ¿Una librería? es una micro-empresa. ¿Un librero? un pequeño empresario. Sacando buenos productos, los consumidores lo adquieren. Buenos libros tienen receptividad en los lectores. Todo depende de la calidad; y su precio, por supuesto. Un libro de 23 € pues, en esta coyuntura, pues hay gente que no se lo puede permitir. Y seguimos siendo muchos los que preferimos el formato tradicional: papel. No nos engañemos, la piratería digital, en internet, es un tremendo obstáculo para la industria del libro. Como pasó en la música y luego en las películas. La gente se la descarga, en la red, sin pagar un euro. Ahí está la cuestión. Y luego, en las librerías tradicionales, sus problemas como empresas: cuadrar los números y tener rentabilidad. Lógico. Así debe ser, como es natural. Los consumidores-lectores, también debemos aportar: en mi caso, ya no compro más en un gran establecimiento de capital francés. Acababa aturdido entre masas comprando cachivaches electrónicos. Librerías de siempre. Que no les pase como a Biblio-café, de Valencia, que tristemente ha tenido que cerrar. Gracias amigos.

  2. Ante todo un cordial saludo desde Caracas, Venezuela.

    Cuanta realidad mi estimado Sr. en sus palabras.
    En este país cada vez quedan menos libreros y libreras de culto.
    Pero por el amor a los libros y a la buena literatura, hay que seguir adelante.
    Algún día viajare y sin duda uno de mis destinos será España.

    pd: leo con un poco de retraso esta entrevista, pero me ha parecido excelente.

  3. Completamente de acuerdo con las apreciaciones de este librero. Por los único que temo con la aparición y popularización del formato electrónico es por ellos, por los libreros que hacen su labor como si de artesanos se tratase. Por los demás, sinceramente, veo bien que los formatos electrónicos se hagan más populares, incluso que compitan con el libro de papel. Lo que no es de recibo es que en este país las ediciones vayan saliendo al arbitrio de las editoriales, primero en lujosas ediciones, año o año y pico después en bolsillo, simplemente buscando el lucro más descarado. Por lo demás, tomo nota de la dirección. Cuando vuelva a visitar Zaragoza debo pasar por allí. Porque para quienes amamos los libros, siempre podrán coexistir ambos formatos, y siempre que podamos optaremos por adquirir libros en una librería de verdad, y no en un centro comercial o una librería que lo parezca.

    Saludos.

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