Artículos – Mariano José de Larra

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Artículos - Mariano José de LarraHay lecturas a las que parece que debiera volverse siempre, porque nos ayudan a relativizar los males de nuestro tiempo y a pensar «Al fin y al cabo, nada nuevo bajo el sol». Así sucede con los artículos que Mariano José de Larra escribió entre 1828 y 1837, en una época convulsa de la historia de España, donde los absolutistas se oponían a los liberales y se desarrollaba la Primera Guerra Carlista.

En esa época empezó en España a desarrollarse el articulismo, eso a pesar de que la de prensa y la de expresión eran libertades que iban y venían según la menor o mayor apertura de mente de los gobiernos de turno, y Larra fue una pluma destacada a la hora de reflejar la realidad de su tiempo pero, sobre todo, de criticarla.

En efecto, los artículos costumbristas de Larra llevan en sí el germen de la reforma. Aunque algunos eran imitaciones de los textos de célebres articulistas franceses, Larra los adaptaba a la realidad patria y ponía en ellos una nota personal, logrando así plasmar el ambiente social, político, cultural e ideológico de la España de hace doscientos años.

Larra abordó la crítica social desde la ironía. Presentó con gracejo y aparente liviandad situaciones que ponían de manifiesto las costumbres de su sociedad, con sus pocas virtudes y sus muchos defectos, retratando así el atraso y la zafiedad del país y el paisanaje. Un país que se paralizaba los lunes para asistir a las corridas de toros, donde la burguesía carecía de espíritu para emprender ninguna empresa provechosa («La vida de Madrid») o donde todo se aplaza sine die debido a la incuria general («Vuelva usted mañana»).

En general, Larra atacó en sus artículos el conformismo de un pueblo que, considerando endémico su atraso, no hacía nada por aliviarlo. Tal idea, que pespuntea muchos de los artículos del madrileño, se hace específica en el titualdo «En este país».

En este país… Ésa es la frase que todos repetimos a porfía, frase que sirve de clave para todo tipo de explicaciones, cualquiera que sea la cosa que a nuestros ojos choque en mal sentido. ¿Qué quiere usted?, decimos, ¡en este país! Cualquier acontecimiento desagradable que nos suceda, creemos explicarle perfectamente con la frasecilla ¡Cosas de este país! que con vanidad pronunciamos y sin pudor repetimos.

Como costumbrista, Larra supo captar la esencia de las situaciones y de los tipos, sus rasgos distintivos, y los expuso con tanto acierto que siglos después sus representaciones siguen conservando toda su fuerza, representándose en la imaginación del lector tal como el periodista los conoció. Así sucede con «La fonda nueva», «Los calaveras» o «La diligencia».

Hay, por tanto, muchos motivos para volver  (o conocer por vez primera)  a los artículos de Larra: su humorismo, con piezas francamente divertidas como «El mundo todo es máscaras. Todo el año es Carnaval» o «El castellano viejo»; el gusto de conocer cómo era la vida en España (o al menos cómo la reflejaba la prensa) en las primeras décadas del siglo XIX; y, en especial y como mencionaba al principio, para ver qué, ya entonces, unos pocos trabajaban por el progreso mientras otros pretendían quedarse estancados o incluso retroceder a tiempos que consideraban más propicios para sus intereses. Si hasta sigue estando vigente la pregunta de El pobrecito hablador: «¿No se lee en este país porque no se escribe, o no se escribe porque no se lee?»

1 COMENTARIO

  1. Esta mañana he escuchado varias veces esa frase de «En este país»… Si aprendiéramos del pasado, de quienes lo analizaron y lo escribieron tan bien, a lo mejor «este país» sería otro. ¡Un saludo!

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