El buscador de almas – Georg Groddeck

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El buscador de almas - Georg GroddeckEl buscador de almas es una divertidísima novela cuyo planteamiento atrae al lector desde la primera línea. Escrita por Georg Groddeck, discípulo de Freud, es además una novela interesante en cuanto recoge las tesis del psicoanálisis y estuvo, en el momento de su publicación, rodeada de polémica por su supuesta inmoralidad. Es, por consiguiente, un texto significativo de la reciente cultura occidental, al que cualquier lector que se precie de serlo deseará acercarse.

Y al hacerlo, puede estar seguro de encontrarse con un rato de entretenimiento. El buscador de almas narra la historia de August Müller, un hombre de mediana edad al que su obsesión con las chinches provoca una crisis espiritual que le obligará a abandonar su vida anterior, incluso su antigua personalidad (renacerá para sí mismo con el nombre de Thomas  Weltlein) y partir a difundir por el mundo su nueva cosmogonía.

Müller/ Weltlein es para todos un loco –no es casual que antes de su crisis se dedicara a la lectura de El Quijote–, pero él se considera a sí mismo como un profeta: está seguro de su verdad y no pierde ocasión para ilustrar con ella a cuantos se cruzan en su camino. Las situaciones que el protagonista provoca en su pasión evangelizadora son siempre jocosas, pero nunca casuales. Groddeck cuidó de que su protagonista se enfrentara con los diferentes estratos sociales y las nuevas corrientes de pensamiento que recorrían la Alemania de principios del pasado sigo. De este modo, Müller/ Weltlein perora en un vagón de cuarta clase, durante la comida ofrecida por un príncipe, en una velada burguesa, en una reunión de obreros, en una charla feminista… con desigual fortuna. En cualquier caso, siempre logrará arrancar una sonrisa al lector por lo disparatado de sus ocurrencias y por las reacciones que sus ideas provocan en los diferentes auditorios.

Pero a esa sonrisa benevolente que las aventuras de Müller/ Weltlein provocan, acaba por añadirse casi siempre una mueca de perplejidad cuando se recuerda que las tesis que el protagonista defiende son las ideas en las que se basa el psicoanálisis. Fue el propio Sigmund Freud quien se encargó de publicar la novela en la editorial del movimiento psicoanalítico y la defendió con ardor contra los ataques (recibidos incluso desde dentro del propio movimiento) que la tildaban de inmoral.

Es evidente que nadie hoy en día se escandalizará por los postulados de Weltlein, que señalan explícitamente al sexo como único y poderoso motor que mueve el mundo y obsesiona a todo ser viviente; pero, al tiempo, estos no dejarán de parecerle un tanto absurdos al lector contemporáneo. Como reacción a la rigidez de la sociedad prusiana, las tesis freudianas supusieron un revulsivo, pero las palabras de Weltlein suenan hoy a genuina locura, perdiéndose un tanto el matiz de la verdad que sale por boca de un loco, que en su momento pudo tener El buscador de almas.

En cualquier caso, si esta novela es interesante desde un punto de vista cultural, lo es también sin duda en cuanto artefacto literario. Además de exponer las tesis psicoanalíticas, Groddeck se cuidó de construir unos personajes que se hacen entrañables, una serie de aventuras divertidas con un interesante final abierto y un estilo chispeante que hacen la lectura interesante por sí misma. Razones suficientes para hacer un hueco en sus estanterías a El buscador de almas.

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