El vaso de sangre y otros cuentos decadentes de París

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El vaso de sangre y otros cuentos decadentes de ParísExiste una fascinación generalizada hacia el París de las últimas décadas del siglo XIX. Una ciudad cosmopolita y abierta que era considerada la capital del mundo, pero que guardaba un reverso de pobreza y crimen. Sin duda, a esa atracción por la ciudad de París contribuyeron las plumas de los grandes escritores que la retrataron, prestando igual atención a los brillos y oropeles de la urbe mundana que a las sombras de la marginalidad.

Octave Mirbeau, Joris-Karl Huysmans o Jean Lorrain fueron algunos de los escritores que, con sus obras, tomaron el pulso a París. Junto a escritores de renombre como los mencionados se incluyen en este volumen los relatos de algunos autores menos conocidos para el lector español, pero muy populares en su tiempo: Dubut de Laforest, Maurice Talmeyr o Joséphin Péladan.

Y suyos son los relatos recopilados en El vaso de sangre y otros cuentos decadentes de París, una antología que, como su nombre indica, hace hincapié en lo perverso, en lo sombrío de una sociedad desenfadada  y moderna, que parece más oscuro por contraste con la luminosidad del París desenfadado, festejador y aristócrata.

Presos a punto de subir al cadalso, cadáveres en la morgue, asesinatos, extraños coleccionistas… las situaciones que recogen estos relatos ponen el acento a veces en lo macabro, a veces en lo cómico, siempre en lo sorprendente. Además de desarrollarse en escenarios tétricos, los autores buscan siempre la vuelta de tuerca inesperada que haga estremecerse al lector.

Así, “El vaso de sangre” Jean Lorrain nos cuenta un amor perverso: el de una mujer por su hermosa hijastra. Mientras, Villiers de L’Isle-Adam trata en “El secreto del cadalso” de averiguar si la conciencia pervive en la cabeza de un hombre guillotinado. Y Ernest D’Hervilly nos describe a los aficionados que se acercan a la morgue como quien va al teatro en “Los diletantes de la morgue”. Por su parte, Octave Mirbeau describe, en su célebre “Marroquinería”, una tienda que vende objetos hechos con la piel de muertos célebres.

El horror, lo tremendo y lo chocante conviven en estos relatos que, como se apunta en el prólogo «conforman un crisol de tendencias e influencias literarias, que van desde el cuento de horror gótico de Poe a la descripción crítica naturalista, pasando por el esteticismo formal parnasiano, el mórbido pesimismo “decadente” o el sensacionalismo folletinesco.» En efecto, “Una víctima de la publicidad”, del enorme Émile Zola representa, aunque en clave de humor, al naturalismo; como el parnasianismo es representado por Catulle Mendès con “La damisela oscura”.

Este breve volumen es ideal para realizar una rápida inmersión en la obra de algunos de los autores franceses más célebres del último tercio del siglo XIX. Y al tiempo, proporciona una mirada única, real y fantástica a un tiempo, sobre el París que avanzaba hacia el siglo XX adoptando las costumbres más modernas, pero conservando ciertos atavismos que daban a la ciudad un sabor inconfundible.

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