La puerta cierra la trilogía que Natsume Sōseki iniciara con Sanshiro y Daisuke. De hecho, La puerta debe entenderse como una continuación de la historia planteada en Daisuke, si bien los personajes reciben otro nombre. En la anterior novela, Daisuke se enamoraba de la mujer de su mejor amigo; en esta, se nos narra la retirada vida que el terrible pecado de su pasado obliga a llevar a Sōsuke y Oyune. así como las tensiones morales a las que este se ve sometido por tal motivo.
Sin embargo, la trama de La puerta no es en absoluto tan explícita. Se entiende que el matrimonio, fuertemente unido, vive oscuramente, se comprende que Sōsuke es un hombre en cierta manera atormentado; pero solo muy adelante en la narración se sabe que en su pasado existe algún suceso bochornoso que es la fuente de las circunstancias en las que vive la pareja. Sin embargo, ese suceso, aunque puede ser sobrentendido, nuca se nombra de manera expresa y manifiesta.
La primera mitad de la novela sirve para presentar la vida de Sōsuke: una vida vulgar, con un trabajo de oficinista, una casa humilde y preocupaciones económicas. La única luz la pone la firme relación con su esposa Oyune. Es después de que un capitulo nos dé cuenta del inicio de la relación de Sōsuke y Oyune cuando se empieza a comprender el tormento del matrimonio y la angustia del esposo, especialmente cuando el primer marido de Oyune amenace con irrumpir de nuevo en su monótona existencia.
Aunque probablemente leída sin solución de continuidad como final de la trilogía de la que forma parte, La puerta adquiera un sentido más pleno y la peripecia de su protagonista sea más fácilmente comprensible, lo cierto es que la novela es dolorosamente hermosa.
La inquebrantable unión entre Sōsuke y Oyune, narrada sin innecesarias alharacas sentimentales, es profundamente conmovedora. Late bajo la descripción de su vida anodina, de sus preocupaciones cotidianas, con una fuerza turbadora. Aunque en principio inadvertida, es el eje de la narración.
Evidentemente, la novela carece de sentido si se desarraiga de la cultura y el momento histórico en que fue escrita. Una mujer que abandona a su primer esposo para unirse a otro hombre carece hoy de cualquier épica. Pero en la sociedad japonesa de principios del siglo XX suponía la condena al ostracismo, la ruptura del vínculo familiar y la censura del entorno.
El desasosiego que atormenta a Sōsuke es el propio de un hombre que se ha visto obligado a renunciar a todo por decidirse a seguir el camino al que la propia vida le arrastraba. Su espíritu se atormenta en busca de una puerta que le permita acceder a la feliz normalidad en la que le parece que viven los demás. Sin embargo, esa búsqueda se demuestra siempre infructuosa. Pero solo al final de la novela Sōsuke podrá comprender esa verdad.
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No me resisto a dejar un comentario. Excelente su aproximación a la literatura de Soseki, en la que la Historia reciente de Japón se entrevera con el devenir de los personajes, con su biografía íntima. Soseki nos muestra un Japón entre dos mundos: el de la Revolución Meiji que acaba con la concepción medieval del shogunato, al tiempo que éste se resiste a abandonar los modos y usos de la gente común, de las relaciones humanas, económicas y políticas.
Los personajes de sus novelas pugnan también entre distintas fuerzas vitales, a menudo de signo opuesto, y normalmente se ven impelidos a poner en juego sus concepciones morales. Por ello, Soseki es el gran moralista moderno de la literatura japonesa, junto a la hornada que vendría después y que tanto le debe: Mishima u Oé.
En obras como ésta que tan brillantemente han diseccionado aquí, o en «Botchan», estas pulsiones que articulan la novela brillan de forma majestuosa.
Gracias por traerlas a esta página. Un saludo afectuoso.