La lectura de En la juventud está el placer supuso el pequeño pero placentero descubrimiento de Denton Welch, un jovencísimo novelista inglés que llegó a la escritura de manera accidental (nunca mejor dicho). Denton Welch deseaba ser pintor y hacia ello enfocó su carrera, recibiendo clases en el Goldsmiths College; pero a los veinte años sufrió un accidente que lo incapacitaría para pintar y lo llevaría a interesarse por la escritura. Con todo, diez años después moriría a causa de complicaciones de salud consecuencia del fatal accidente.
Primer viaje fue la primera novela de Denton Welch, una obra autobiográfica en la que narra su estancia de un año en China cuando tenía dieciséis años. El relato se inicia con la huida del colegio del colegio del joven Denton, no por un prurito de rebeldía adolescente, sino por su incapacidad para soportar la fealdad de la vida escolar en un internado inglés. A pesar de todo, Denton regresará a las clases y resistirá todavía un trimestre gracias a la promesa de pasar una temporada en China, donde vive su padre.
No se puede considerar que este sea un viaje iniciático, porque Denton Welch parece tener una personalidad demasiado definida para que los hechos que recoge en esta novela testimonial parezcan hablar de un crecimiento interior —más allá del propio a esa edad—. Pero es precisamente esa personalidad y la sencillez con la que cuenta cuanto sucede a su alrededor lo que cautiva.
Welch demuestra una especial capacidad, podría decirse que innata, para trasmitir sus impresiones: la vida en el internado, los miembros de su familia sus compañeros de viaje en el transatlántico que lo conduce a China o las personas con las que se relaciona allí son descritas con meticulosidad no exenta de malicia cuando lo descrito son personas. En efecto, parece que el joven se distanciara de aquello que describe con una fina ironía con la que trata de ponerle a salvo de las circunstancias. No porque las circunstancias le sean adversas, sino porque el joven tiene la sensibilidad a flor de piel.
Sensibilidad, que no susceptibilidad. Denton Welch es una esponja que absorbe todos los matices de los ambientes y las personalidades con los que interactúa. Vagabundea en libertad lo mismo por los bosques ingleses que por las calles de Shanghái, atiborrándose de colores, de olores, de expresiones. Y busca en todo la belleza, la originalidad, el rasgo que diferencia lo que mira. En las páginas de Primer viaje Denton Welch revela, lejos de cualquier impostura, una verdadera alma de artista.
Lo cierto es que Primer viaje no puede considerarse una gran novela, según solemos entender ese concepto: no recoge ninguna experiencia trascendental, ni atesora reflexiones sobre el sentido de la vida, no obstante lo cual es una lectura que logra hacerse con el lector. Al finalizar un libro escrito por Denton Welch el lector desea tener la oportunidad de volver a acercarse a su prosa. Tal vez, simplemente, por su estilo sencillo con el que contó historias sencillas, a las que logró imprimir la atractiva vibración vital que parecía recorrer a este joven escritor.
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