Carnaval y otros cuentos – Isak Dinesen

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Carnaval y otros cuentos - Isak DinesenCarnaval y otros cuentos reúne una colección de once relatos escritos en diferentes momentos a lo largo de la carrera literaria de Isak Dinesen y publicados por primera vez tras su muerte. Algunos son verdaderas novelas cortas y todos se caracterizan por la exquisita narrativa de una de las escritoras más conocidas del siglo XX.

Descriptiva, sencilla, sobria a la par que imaginativa, la prosa de Dinesen es la representación viva de la genuina escritura. Al leerla, se tiene esa inconfundible sensación de que te están «contando una historia» (algo indefinible pero que emparenta con esa oralidad en la que tiene su origen la narrativa), sensación que sólo acontece con la verdadera literatura.

La danesa es una narradora cuidadosa, se detiene en los detalles, sabe convertir en artístico lo accesorio, intercala reflexiones y conduce la historia hacia su fin por sus pasos contados, sin precipitación ni omitir nada. De alguna manera, su estilo es tan poderoso que se hace presente en todos sus relatos: la voz de la autora sobrenada cada texto, de manera que acalla al narrador de cada relato, haciendo que el lector tenga la sensación de que es una misma persona quien relata todas las historias. Pero esto no debe ser tomado por demérito, dada la enorme fuerza expresiva de Dinesen como narradora.

No es en absoluto el estilo lo que falla en los relatos que componen Carnaval y otros cuentos. Antes bien, lo que puede causar insatisfacción son las historias. Como decía, algunas de ellas son nouvelles por su extensión pero, a pesar de ello, adolecen de un final un tanto abrupto o bien tienden a una divagación que provoca la perplejidad del lector.

Ese es el caso de «Carnaval», donde se narra una cena celebrada con ocasión de un baile de disfraces. En el transcurso de la narración se perfila el carácter de los personajes, así como las relaciones públicas u ocultas que estos mantiene entre sí. La proposición de un extraño juego y la irrupción de un nuevo comensal proponen giros en la historia que sin embargo no logran dotarla de una consistencia a la que el lector pueda aferrarse. Otro tanto sucede con «El último día», que pasa sin solución de continuidad de la prometedora narración de la relación de un estudiante de teología y una prostituta, al relato que un amigo del estudiante le hace de la causa de la muerte de su abuelo.

Sin embargo, la mayoría de los relatos son piezas exquisitas, tanto en su concepción como en su desarrollo: «Caballos fantasmas»  propone un juego de imaginación a través de los ojos de una niña, que mostrará que las cosas a menudo no son lo que parecen.  Mientras, «La familia Cats» nos enseña que las ovejas negras resultan necesarias incluso en las mejores familias. Y «Tío Théodore» demuestra que a menudo un giro inesperado de los acontecimientos puede convertir el engaño en verdad.

En general, los cuentos de Isak Dinesen son relatos correctos e inteligentes, narrados con un estilo inconfundible que recuerda al erase que se era de los cuentos de nuestra infancia y que invita a adentrarse en ellos con la misma alegre ingenuidad de un niño.

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4 COMENTARIOS

  1. Sra. Castro, suscribo de pe a pa todas y cada una de tus apreciaciones sobre “Carnaval y otros cuentos”, desde la apreciación sobre el estilo de Isak Dinesen hasta la perplejidad, estupor o confusión, – llámese como quiera -, que provoca en el lector el final de muchos de los relatos que componen esta pequeña antología.

    Me resulta imposible entender como una autora tan dotada para el difícil arte de “contar”, con un estilo tan singular y hermoso, capaz de embelesar y de hacerte recordar, como bien dices, el “erase que se era” de los cuentos, puede echar a perder lo que sería una joya literaria por el abuso, unas veces, del exceso estrafalario, y otras del corte abrupto en la conclusión de la historia.

    Dentro el relato corto soy más bien partidario de las tramas armónicas, fluidas, tranquilas, en las que el desenlace llega casi sin darse cuenta, – de ahí mis preferencias por los clásicos rusos, Chéjov, Turguénev,… -, pero, aun aceptando multitud de variantes en el tratamiento y creación del cuento, no entiendo el caso de Isak Dinesen, me refiero a su obsesión por hacer encajar el esperpento o el dislate en historias exquisitamente contadas.

    En tu reseña haces mención a “Carnaval”, cuyo final se desencadena a raíz de un extraño sorteo y de la aparición de un aún más extraño personaje, Zamor, que sueña con hacerse buceador para unirse a una expedición científica que estudiará la reproducción de la anguila (¿?); pero eso no es nada comparado con la identidad que se esconde tras uno de los protagonistas que da título al relato de “Tío Séneca”, – doy solo sus iniciales, J.E.D, ¡ahí es nada! -. En “Anna”, un maravilloso cuento, ambientado en Italia, que narra las aventuras de monsieur Dombasle en su búsqueda de la auténtica musa de la danza, el final nos es directamente escamoteado; no existe, así de claro, con lo que queda la impresión de haberte echado al coleto una historia inconclusa o de haber sido víctima de un lamentable error de impresión.

    Y es una lástima porque los relatos que se mueven dentro del canon de la normalidad son excelentes, caso del ingenioso “El hombre obeso” o del imaginativo “Caballos fantasmas”. “El tío Théodore“, al que haces mención, creo que no funciona del todo como debiera, principalmente por las pinceladas humorísticas, vertidas por la autora, que, en mi opinión, no acaban de cuajar, – está visto que Dinesen no está dotada como Saki para la reflexión cáustica e irónica -.

    Aún a pesar de lo dicho, con sombras y luces incluidas, Isak Dinesen se manifiesta como una autora tremendamente válida para el relato corto. Su estilo particular y próximo, a mí me recuerda al de los antiguos contadores de cuentos, esos que de pequeños veíamos, en nuestra imaginación, sentados al amor de la lumbre mientras desgranaban historias inacabables.

    Un fuerte abrazo y hasta la próxima

  2. «ULTIMOS CUENTOS» DE ISAK DINESEN
    Para empezar a hablar de Isak Dinesen, debo nombrar primero a Silvina Ocampo, a Clarice Lispector, a Carson Mc Cullers, a Joyce Carol Oates, a Alejandra Pizarnik. Por obvia, por haber llegado a la Academia, dejo para más adelante a Marguerite Yourcenar.
    Entre sus chaplines y picassos, junto a Michaux y Lezama, Cortázar la señala por la boca cansada y sabia de Morelli en su inagotable «Rayuela».
    Las Mil y Una Noches contadas de nuevo por una mujer solitaria que encontró en Africa el ovillo y las agujas para continuar la tarea que inició Penélope para inventar a Ulises o a Leopold Bloom o a Gregorio Samsa o a una mujer que escribe, la danesa Dinesen, que se llama Karen Blixen-Finecke, y que nació en Rungsted, en 1885, donde dejó su cuerpo en 1962.
    Como una golondrina o un caballo, su estilo es clásico y a la vez salvaje. Como el agua, como la piedra, el fuego que corre por sus cuentos es el de la risa de una muchacha pícara que tiene el mundo a sus pies y que un patán violenta. La risa de esa muchacha que después de ultrajada se siente más invulnerable que un diamante y tan invulnerable y frágil como su risa que ahora mueve al mundo y a las otras estrellas. Esa risa que cambió para siempre, que sin embargo sigue siendo la misma, y que no pudo o no quiso salvarla de la violación. Esa risa omnipotente que no pudo o no quiso salvarla de la violación.
    Intacta por ese acto y virgen por desprejuicio, una muchacha que nació en un palacio y se crió en un bosque y habló con los animales y se casó y se cansó del lujo y del matrimonio y de las agujas y de la imaginación, y se puso a escribir para ser ella, la que era, la que tenía que ser. Una mujer cualquiera que se rebela contra las cosas que le pasaron para aceptarlas y merecerlas con la resignación de un dios.

    constantino mpolás andreadis
    LITERATURACONSTANTINO.BLOGSPOT.COM

  3. Isak Dinesen me jala de alguna forma, quiero leerla, es algo intuitivo lo que siento hacia ella y claro lo que he leído sobre su obra, lastima que ha escrito poco, que bueno que recuperen sus historias. saludos.

    Mario.

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