Abadía Pesadilla – Thomas Love Peacock

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Abadía Pesadilla - Thomas Love Peacock“Abadía Pesadilla” es una divertida sátira pergeñada por Thomas Love Peacock como una burla de las obras producidas durante el Romanticismo y, sobre todo, de sus autores. Bajo los personajes del señor Ceñudo, el joven Lugubrino, o los señores Languídez o Floski se esconden los mismísimos Shelley, Coleridge, Byron, y otros autores de su círculo, a los que Peacock acusa de crear una sociedad enferma, trastocada por unos valores insanos.

Abadía Pesadilla es la ruinosa casa señorial donde Peacock reúne su selecto ramillete de románticos. La descripción de la mansión es el primer guiño al lector, al describirla como el perfecto entorno para una novela romántica: una casona destartalada, situada en medio de un páramo cercano al mar, con torreones en ruinas habitados por lechuzas y un jardín descuidado donde crece la hiedra.

En medio de ese desolado paisaje, la historia de amor entre Lugubrino y su prima, complicada más tarde con la aparición de una extraña dama perseguida a la que el primero dará cobijo en secreto, será la excusa para presentar a unos personajes de actitudes afectadas, que siguen a pies juntillas los dictados que marca el Romanticismo.

Encontramos así al intelectual que, pretendiendo alumbrarlo todo con la luz de la razón, llena su conversación de argumentaciones grandilocuentes pero vacías de sentido. Su premisa es no decir nunca nada de manera clara, sencilla o concisa, so pena de perder su aura de erudito.

También caricaturiza Peacock al joven apasionado, seguro de vivir en un mundo en el que todos los buenos valores del pasado se han perdido, y deseoso de pertenecer a alguna sociedad secreta que luche por preservar el bien y derrotar al mal que campa libremente entre los hombres.

Y no se olvida del hombre hastiado, dedicado sólo a vivir cómodamente, para el que todo resulta un esfuerzo demasiado arduo para ser acometido con sus pobres fuerzas, que deben emplearse únicamente en comer, vestir y agradar a las damas.

Las damas juegan también su papel en esta comedia burlesca, representando los papeles que a la mujer se le concedían en la época. Por un lado, tenemos a la joven risueña y alegre, que actúa como contrapunto al ánimo sombrío de su enamorado. Una muchacha que, sin embargo, se dedica a atormentar al hombre que la ama, lo que permite tejer una historia llena de tensiones y desengaños en torno a sus desdenes. Por otro lado, encontramos a la dama enigmática que esconde un secreto que se niega a desvelar, atizando a fuerza de misterio la pasión de su galán, y dando pie así a construir una historia de trama apasionante. En el desarrollo de las historias de amor que pespuntean “Abadía Pesadilla” se percibe la burla de Peacock hacia los esquemas mil veces repetidos en las novelas y poemas de la época.

Mostrando un profundo conocimiento de la literatura y los autores del Romanticismo, que se demuestra en forma de citas literales de algunas de sus obras más representativas, Peacock aborda con ironía todos los temas románticos por excelencia: el gusto por lo lúgubre y sombrío, la creencia en la pugna constante entre bien y mal, la afición a las leyendas y las historias de fantasmas, la condena de todo lo sencillo y alegre, la exaltación de la Antigüedad como el mejor de los tiempos…

El resultado es una obra completamente anti romántica, muy divertida, que representa una de las mejores cualidades del ser humano que los autores del Romanticismo parecieron olvidar: la capacidad de reírse de uno mismo.

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