«El mulato» es una excelente muestra de naturalismo trasplantado a tierras americanas aunque, precisamente, su idea central es diametralmente opuesta a las consignas naturalistas, a saber: que el medio y la herencia determinan al hombre, coartando su albedrío. Y es que a través de Raimundo, el mulato protagonista de la obra, Aluísio Azevedo plantea la idea de que el origen social no es determinante, mientras que sí lo son la educación y los valores en los que se crezca.
Azevedo plasmó en esta novela, con la minuciosidad propia de la corriente fundada por Émile Zola, la sociedad brasileña de su época. Con un tinte irónico que realza la intención, el autor retrató la hipocresía de las viejas beatas que dividían su vida entre los rezos y los latigazos a los esclavos; así como a los hombres «de su tiempo» que aplaudían el progreso, siempre que no significará perder cualquiera de sus derechos o comodidades. Pero también ostenta «El mulato» rasgos de novela costumbrista, y aun de folletín, con sus descripciones de las fiestas en las haciendas, los viajes a través de la selva o la vida de la buena sociedad.
Sin embargo, como decía, la idea central de «El mulato» es la tensión generada por la novedosa idea de que la valía de un hombre reside en los méritos y fracasos que el mismo ha alcanzado, pero nunca en la condición heredada de sus antepasados.
Raimundo es un joven brasileño con fortuna, que regresa a su patria después de vivir la mayor parte de su infancia y juventud en Europa, donde ha recibido una esmerada educación. A su llegada a Río, todo le augura un futuro espléndido, pero el joven desea antes visitar a la familia que le queda en São Louís de Maranhão con la intención de descubrir el misterio de su origen.
Con tino, Azevedo va descubriendo al lector la intriga familiar que se le oculta a Raimundo: que éste es hijo de una esclava negra a la que su padre tuvo por amante, habiendo nacido el propio Raimundo esclavo, siendo manumitido en la pila bautismal. Por esa razón, en su tierra natal Raimundo se encuentra, a pesar de sus innegables virtudes, con un muro de desprecio.
Su educación, su elegancia, su inteligencia y aun su buena planta, no sirven de nada al joven pues en la provincia todos, menos él, saben la verdad de su historia. En él sólo ven al hijo de la esclava, al despreciable mulato y se acantonan en su dignidad de buenas gentes, cerrándole sus puertas.
Raimundo sólo encuentra comprensión, e inevitablemente, el amor (para darle todo su sabor a esta novela plena de intrigas), en su prima Ana Rosa. Pero cuando convencido de su valía personal se decida a pedir la mano de la muchacha al padre de la misma, su tío, se encontrará con la más rotunda negativa.
Cuando finalmente Raimundo descubra la verdad de su origen, la incomprensión más absoluta de las reglas que rigen el juego social hará presa en él que, hasta la fecha, creía que el trabajo y la honradez eran cualidades más que suficientes para que un hombre fuese apreciado.
Si supieras, sin embargo, cuánto me dolió escuchar: «No le doy a mi hija porque el señor es indigno de ella, el señor es hijo de una esclava». Si me hubieran dicho; «porque es pobre», qué diablos, trabajaría. Y si me hubieran dicho: «porque no tiene una posición social», te juro que la habría conquistado a cualquier precio. «Porque es un infame, un ladrón, un miserable», me habría comprometido a hacer de mí el mejor de los hombres. Pero siendo un ex esclavo, el hijo e una negra, un ¡mulato! Dime, ¿cómo he de transformar toda mi sangre, gota a gota?
El final trágico que aguarda a Raimundo al final de la obra demuestra la tesis de que no es la sociedad quien determina al hombre, sino los prejuicios de la misma, que son más poderosos que la más férrea de las voluntades.
Ese, sin dudas, fue el mejor libro que he leído! EL MULATO retrata la triste realidad que las personas negras pasaban acá en Brasil en aquella época, y AZEVEDO hizo una gran critica a la iglesia católica cuando hizo el personaje padre (cônego) y a alta sociedad de la época. vale la pena leer!
Compré este libro, precisamente al hallar esta reseña en vuestra fantástica pagina de literatura. Por fin pude leerla y me ha encantado. La crítica es muy atinada, sólo se os ha olvidado añadir que el libro está magníficamente escrito, Azevedo es un poeta. Confundí este libro con otro que salió hace años, «Buen criollo», pero el asunto pedófilo-homosexual en ambientes náuticos del XIX no me agarra.
Azevedo tiene además de esta maravilla, varios libros muy interesantes: O cortiço, novela visionaria sobre las favelas en el XIX, «Casa de pensao», y «Filomena Borges», todas, supongo, de muy recomednable lectura, aunque sea en portugués.
Esta novela refleja muy bien la CRUELDAD del esclavismo que debia rezumar en todo el Brasil del XIX, visto desde un óptica periférica, es decir, la de un mulato, qua aun estando por encima de tantos, fatalmente está condenado al desprecio por esos paletos. La cita, muy buena, condensa muy bien su drama.
Leí por la Red, que el libro tuvo un éxito descomunal, porque además el villano es un cura, vivo y perspicaz como un ratón. Felicidades por vuestra página.