¿No lo dice ya todo sobre la agudeza de Pío Baroja para juzgar su entorno el hecho de que entre su producción novelística se encuentre un libro con este título? El mundo es ansí. Porque así es el mundo, en efecto.
La novela El mundo es ansí continúa la trilogía de «Las ciudades», a la que dio comienzo César o nada, y en ella da cuenta del periplo vital de Sacha Savarof. Savarof es una joven rusa, hija de un militar, que abrazará las ideas revolucionarias, estudiará medicina en Suiza y acabará por contraer matrimonio con un rico vinatero español.
Novela dividida en tres partes, las dos primeras transcurren en Suiza e Italia. En ellas se va esbozando el carácter idealista y comprometido, aunque un tanto pasivo, de Savarof; al tiempo que se retrata el ambiente intelectual de los rusos (la mayoría afectos a la Revolución) que vivían y estudiaban en Ginebra. De este modo, Baroja presenta y desarrolla las principales ideas de su tiempo mediante los diálogos de sus personajes. Diálogos que carecen de afectación o pedantería y que invitan, como ningún otro, a la reflexión sobre temas que, en la mayoría de los casos, continúan todavía vigentes; o que, cuando menos, han contribuido a configurar nuestro mundo de hoy.
La estancia de Sacha en Florencia es la excusa para regalarnos con sus vagabundeos por la ciudad. Pío Baroja presenta unos apuntes de la ciudad que entran en la mejor tradición de los cuadernos de viaje: visiones que encaja siempre con la óptica del personaje que la recorre, pero que nunca se detienen en el estereotipo y que destilan un extraño lirismo, como acuarelas lavadas. Esta manera de describir las ciudades y los paisajes, que podemos encontrar a lo largo de toda la obra del escritor, contrasta con su manera de presentar a sus personajes, siempre con descripciones parcas, someras, aunque representativas.
En la tercera y última parte de la novela Sacha llega a España. A pesar de codearse con la buena sociedad, a Savarof le sorprende el general desprecio por la cultura, por la ciencia, por todas las novedades sociales y tecnológicas que están sacudiendo el resto de Europa. Solo en José Ignacio Arcelu, primo de su esposo, encuentra alguien con espíritu e inquietudes afines.
En esta última parte, el texto simula basarse en anotaciones personales de la propia Sacha, en las que consigna sus impresiones sobre España y su vida en el país, y el tono de íntimo desagrado es conmovedor. El desmoronamiento de su matrimonio, la pérdida de las ilusiones juveniles y el ambiente extraño, por completo diferente al que demandaría la sensibilidad de Sacha, quedan magistralmente registrados.
Defraudada, Sacha recuerda el lema que vio en el escudo de una vieja casa: «El mundo es ansí». Y acaba por reconocer lo cierto de la divisa:
[…]¡El mundo es ansí! Con mucha frecuencia me acuerdo de aquel escudo del pueblo y de su concisa leyenda.
La vida es esto; crueldad, ingratitud, inconsciencia, desdén de la fuerza por la debilidad, y así son los hombres y las mujeres, y así somos todos.
Más de Pío Baroja:
- El árbol de la ciencia
- Aurora roja
- La busca
- Camino de perfección
- Los caprichos de la suerte
- César o nada
- Cuentos
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