G. – John Berger

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G. - John BergerHasta ahora sólo había leído un libro de John Berger. Se trata de «Una vez en Europa», un libro de relatos sobre la destrucción de la vida rural que se circunscribe dentro de la trilogía ‘De sus fatigas’. Ese libro me gustó por la sencillez emotiva de las historias, así como por la prosa límpida en que ústas estaban escritas.

Lo cierto es que Berger tiene una manera de escribir con la que logra llegar de manera certera al lector. Su escritura abunda en metáforas (el mismo autor lo reconoce), pero éstas están tan bien elegidas que el lector sabe interpretarlas perfectamente. Lee sin esfuerzo la imagen, porque ésta tiene la fuerza de aludir a las vivencias personales del que lee, a su propio mundo interior.

G. es la historia (y el nombre) de un Don Juan, narrada desde su nacimiento en las postrimerías del siglo XIX, que en sus andanzas amorosas recorre Europa y se mezcla en los grandes acontecimientos que marcaron el cambio de siglo, hasta la I Guerra Mundial. Pero el libro no se limita a narrar los lances y conquistas amorosas del protagonista, sino que más bien nos habla de la necesidad de G. de esas aventuras como único modo de existir, de vivir y así comprender la vida.

Berger nos presenta la idea del sexo como vida, como única experiencia vital plena en la que el hombre se realiza por completo. Pero cuando hablo de hombre no me refiero al ser humano, sino exclusivamente al varón. G. y Berger, que se inmiscuye continuamente en el relato, nos dibujan a la mujer como un ser reprimido que vive de cara a la galería, incluso durante el acto sexual. No vive el sexo como una liberación, ni un momento de realización suprema, sino que lo vive como un acto más en el que debe estar acechante para ser lo que se espera que ella sea. A no ser, por supuesto, que se tenga la bendita suerte de toparse con un follarín como G., único con la capacidad de hacer del acto sexual una experiencia vital y única, suficiente para dotar de sentido a la vida.

Se comprende que con postulados semejantes, el libro no ha podido gustarme. Aunque realmente no ha sido por eso, sino porque la historia de G., pese a su final trágico, no resulta interesante. El personaje, pese a los intentos del autor por presentarle de un modo fidedigno, no es capaz de llegar a nosotros a través de la historia. Más que como el protagonista de la obra, queda en nuestra memoria como un personaje secundario al que apenas logramos vislumbrar de un modo tajante. Una lástima porque la primera parte del libro, con un G. niño descubriendo a un tiempo la vida, el tiempo y la sexualidad (que en el fondo sí son un todo, en eso estoy de acuerdo con el autor) son unas páginas redondas. Por desgracia, más adelante la historia flaquea.

Pero señores, hay que leer de todo…

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7 COMENTARIOS

  1. José Ángel, no es que no exista una distancia entre el autor y su personaje. Es que la voz de Berger interviene continuamente, y es eso lo que convierte a G. en poco más que un personaje secundario.

  2. Yo siento especial predilección por Berger, me gusta como expresa los recovecos sentimentales y lo que todos queremos decir pero no encontramos las palabras. Pero claro, como todo autor, en algunos obras flaqueará, es humano. No conozco esta obra.

  3. ¿Dirías entonces que no hay ninguna distancia irónica entre el autor y su personaje? ¿Es una especie de jardinero de Lady Chatterley, que las hace sentirse plenas y mujeres?

  4. A mi me gustó G, me parece que el intento de rescatar el mito de Don Juan es interesante, aunque no es una novela que me pareciera fascinante, pero es buena en mi opinión.

    Pero eso sí, me gustó mucho más su estudio: Modos de ver, aunque es algo muy diferente a la novela que reseñas.

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