Francisco de Quevedo, uno de los principales autores del Siglo de Oro de la literatura española y tal vez el más representativo de los escritores conceptistas, destaca por la aparente contradicción que existe entre sus obras: mientras unas se caracterizan por su gran belleza formal y su tono profundamente reflexivo de corte estoico, otras se definen por el tono jocoso, burlesco, muchas veces irreverente. No obstante, unas y otras contienen una dura crítica a la sociedad de su tiempo y rezuman desengaño ante una humanidad en crisis por la pérdida de los valores morales.
Amigo de las agudezas del ingenio, que le valieron ser encarcelado, Quevedo escribió estas Gracias y desgracias del ojo del culo, culmen de su gusto por lo impúdico y obsceno. El maestro del conceptismo, da una vuelta de tuerca en sus obras burlescas al tomar la realidad y sumergirla, no ya en el sarcasmo más corrosivo, sino en la degradación más absoluta. Mientras otros tienden hacia el ideal, Quevedo busca lo más crudo de la realidad humana para pisotearlo y enfangarlo.
Desengañado y cruel, gusta de reírse y ensalzar aquello de lo que los demás prefieren apartar la vista. Quevedo, por el contrario, lo señala con el dedo, lo toma entre sus manos y lo pone ante los ofendidos ojos de los que pasan por bienpensantes. Tal vez por despecho, tal vez por poseer una mente más lúcida, incapaz de engañarse a sí misma, se obstina en recrearse en los detalles más sórdidos, pero retratándolos siempre con un humor vitriólico y mordaz.
Como muestra, valgan algunas de las desgracias del ojo del culo:
Va el otro narciso, pisaverde a pie por la calle en tiempo de todos y por más cuidado que pone en las chinas o piedras que están descubiertas para asegurar los pies y andar de guija en guija, resbálase el pie y hace pedazos el pobre culo y de más a más se hace una plasta de todo lo que coge de pies a cabeza.
Viene el otro picarón a sentir el calor del verano y porque yéndose a rascar la comezón de una ladilla frisona le estorbó el matarla una horrenda población de pendejos que topa hacia el culo, determina de matarlas con unas tijeras y teniendo las manos torpes y no ver lo que hace ni poder sufrir más el ser puerco abre a tijeretazos el pobre culo.
Dale al otro una apretura en la calle o cógele en la comedia, sale con priesa a buscar donde desbuchar, y porque no llego tan presto a las necesarias o le embarazó algún nudo ciego emplástase o embadúrnase de mierda el pobre culo.
[…] https://www.solodelibros.es/21/02/2007/gracias-y-desgracias-del-ojo-del-culo-francisco-de-quevedo/ […]
Evidentemente, Quevedo logrò por medio de la escritura, trascender las vivencias hipòcritas de su tiempo…
Ese tio era un cachondo, a mi no se me ocurriria ese titulo, y meos publicarlo como titulo de un libro, que genio!
quevedo era, es, y sera el mejor escritor
Quevedo era un cachondo mental y un genio. Su prosa es maravillosa. Decía Cela que el lenguaje de Quevedo es más rico y audaz que el de Cervantes porque éste, judío converso, no podía tomarse las licencias que Quevedo, cristiano viejo, sí se podía permitir.
Mis libros preferidos de Quevedo son El Buscón, Sueños y Discursos y La hora de todos.
Me parece muy bien que se ponga en su sitio a los Bienpensantes, que son más de los que creemos. Saludos, te enlazo en mi blog, me agrada mucho el tuyo, amo la literatura y hago un intento estoico en hacer algo por ella.
Saludos
Quevedo grandioso, su culo en alto y al retostero. Ungido por Jehová Poeta sobre su culo.Toda la pieza se reduce a puterías, tunantadas y otras cosas semojetes.Verdad es que su mérito es el lenguaje y conocimiento del ojo del culo. Ni en Asia ni en Africa, ni en América ni en Europa, para ojetes que vengan, que vengan a España, aunque ya son de moneda corriente.
Que lenguaje maravilloso la de este señor quevedo.
Y que comentario rico la de este señor Gerineldo. Es español. y estuve en España 3 veces y reconozco la gracia de su acento al hablar y la de las palabras al pronunciar, me gusta mi lengua madre, el español.
Es cierto que Quevedo era capaz de crear los sonetos amorosos o religiosos más sinceros y profundos con la misma facilidad con la que componía poemas burlescos o, como se muestra en este texto, textos irreverentes e incluso escatológicos.
Según tengo entendido estas “Gracias y desgracias del ojo del culo” se incluyeron en un volumen publicado en 1631 bajo el nombre de “Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio”. Casi todos eran textos de juventud y posteriormente se han editado con el nombre de “Obras jocosas o festivas”. En ellas, además del texto que comentáis, me gusta especialmente el “Libro de todas las cosas y otras muchas más”, donde, entre otras “cosas”, se presenta una lista de problemas numerados (Tabla de proposiciones) con sus respectivas soluciones (Tabla de soluciones). Copio algunas que me parecen ingeniosas:
“PROPOSICIÓN 1. Para que se anden tras ti todas las mujeres hermosas; y si fueres mujer, los hombres ricos y galanes. SOLUCIÓN 1. Ándate tú delante dellas. PROPOSICIÓN 19. Para verte en altos puestos en breve tiempo. SOLUCIÓN 19. Ándate de cuesta en cuesta y de cerro en cerro. PROPOSICIÓN 21. Para no envejecer, seas hombre o mujer. SOLUCIÓN 21. Ándate al sol en verano y al sereno en el invierno; no tengas paz con tus güesos; púdrete de todo; come fiambre y bebe agua; no descanses de día ni de noche por andar en lo que no te va ni te viene: que como ésta no es vida para llegar a viejos, conseguirás el no serlo”
Podéis consultar los textos que conforman las “Obras jocosas” aquí:
http://es.wikisource.org/wiki/Francisco_de_Quevedo#Obras_jocosas.2C_tambi.C3.A9n_llamadas_festivas
Un saludo.