Una antología de biografías de mujeres científicas de todos los siglos cuyos descubrimientos han contribuido al avance de las sociedades humanas. Rita Levi-Montalcini pretende con Las pioneras invitar a una reflexión sobre la posición pasada y presente de las mujeres en la ciencia a través de la narración de sus carreras profesionales.
Carreras que fueron de obstáculos, pues todas ellas tuvieron que enfrentarse a la desaprobación y a las innumerables trabas que la sociedad les impuso, incluida la falta de reconocimiento para los resultados de sus trabajos y la apropiación de los mismos por parte de sus compañeros varones.
Ordenadas por orden cronológico, según la fecha de nacimiento de las biografiadas, y agrupadas por épocas —Antigüedad, Edad Media, Renacimiento— o siglos, ya en los tiempos más recientes —desde el XVIII al XX—; estas biografías suponen un recorrido por los avances científicos a lo largo de la Historia, pero echando una mirada desde el lado femenino, casi siempre borrado de la misma.
La propia Rita Levi-Montalcini tuvo que vencer la oposición de su padre, que consideraba la de Medicina una carrera poco femenina, para poder matricularse en la universidad. Más tarde sería su origen judío el que la obligase a pasar a la clandestinidad y finalmente huir de Italia. A pesar de ello, Rita Levi-Montalcini jamás abandonó sus investigaciones y lograría identificar el factor de crecimiento de las células nerviosas (NGF, por sus siglas en inglés).
Junto con la de su autora, Las pioneras recoge las biografías —redactadas de forma muy escueta—, de otras sesenta y ocho científicas. Algunas ya célebres, como Hipatia, Ada Augusta Byron King o Marie Curie; otras menos conocidas, como Elisabetha Koopman-Hevelius, quien consiguió explicar con acierto la posición de casi dos mil estrellas sin ayuda de telescopio alguno. O la pionera de la ginecología Trotula de Ruggiero, cuya obra Trotula major se usó hasta el siglo XIX, aunque se achacaba a un personaje inexistente, el médico Trottus. O Mileva Maric-Einstein, esposa de Albert Einstein, cuya contribución a la teoría de la relatividad es poco conocida. O Lise Meitner, quien sentó las bases del desarrollo de la energía nuclear pero que, pacifista convencida, se opuso a la utilización de sus descubrimientos con fines bélicos.
El propósito de Las pioneras —como apunta la autora en la breve introducción del libro—, es precisamente dar a conocer, especialmente a las nuevas generaciones, las aportaciones de las científicas. Para que con ese conocimiento venga el reconocimiento merecido a quienes trabajaron, con todo en contra, por el desarrollo científico, técnico y cultural. La lectura de este libro hace inevitable la reflexión sobre los enormes frutos de la forzosamente escasa contribución de las mujeres a la ciencia y al progreso, e invita a pensar dónde estaría ahora la Humanidad si no se hubiera condenado a la oscuridad el intelecto, el talento e incluso el genio de la mitad de la población durante más de dos mil años.
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