Si hace unos meses reseñábamos Reacciona y hablábamos sobre la necesidad de estar informados, hoy, con Actúa, no podemos por menos que impeler a la acción. En las últimas semanas hemos sido testigos del desmantelamiento de un estado del bienestar que ya era muy precario, y aún nos queda mucho por presenciar. En nuestra mano está decidir si lo vamos a experimentar de forma pasiva o vamos a tomar medidas que puedan revertir la situación y promover cambios más necesarios que nunca.
Actúa se divide en varios capítulos que se centran en diferentes aspectos sociales. No se me ocurre mejor reseña que citar algunos párrafos del capítulo dedicado a la sanidad, escrito con vehemencia y sabiduría por Àngels Martínez:
La crisis que comenzó en 2008 se ha convertido en la gran coartada de una estafa continua contra la mayoría de la población, y es, de hecho, una ofensiva de la lucha de clases que está ganando una minoría privilegiada. El dinero de nuestros impuestos —que debería garantizar los servicios públicos básicos— es arrebatado por el capital financiero, o se invierte en proyectos contrarios a los intereses de la población, o es desviado por los corruptos hacia paraísos fiscales. Se desatienden necesidades básicas mientras se pervierten y privatizan la enseñanza y la salud públicas, y se deterioran o frenan servicios sociales fundamentales contra la exclusión social, como las rentas de inserción y las ayudas a la dependencia.
Los costes sociales de la crisis financiera y de empleo se suman a los recortes y las políticas de contención del gasto. Los «planes de austeridad» son un fraude y un mecanismo perverso de redistribución regresiva de la renta. El sufrimiento cotidiano de millones de familias al borde de la supervivencia es un ejemplo de los estragos de esta crisis. […]
¿Quiénes son los responsables? Si los responsables económicos se esconden en el anonimato o bajo nombres de grandes empresas, los políticos deben dar la cara. Ya basta de ocultarse detrás de «los mercados». Fueron elegidos para representar nuestros intereses, y ninguna votación masiva con juegos de mayorías relativas les faculta para realizar cambios de fondo y sentido en sus programas, ni para ser complacientes con la corrupción, ni para consentir retrocesos de civilización que cuestan sufrimientos y vidas.
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Las privatizaciones, los recortes, los intentos de RE-pago que discriminan a las personas más débiles tienen claramente un sesgo de género y de clase. Desestructuran nuestra sociedad y allanan el camino a nuevas formas de explotación, marginación e infelicidad. Fomentan una sociedad individualista de la que se quiere erradicar la solidaridad con un nuevo autoritarismo y desprecio por la salud y la vida. En esta prepotencia cotidiana sólo germina la semilla del fascismo. […]
Actúa. No te resignes.
El próximo día 12 hay convocadas cientos de marchas en diferentes ciudades de todo el mundo para protestar por una situación que, a todas luces, es ya insostenible. Ya hemos empezado a actuar. Únete.
