Decrecimientos – VVAA

0
735

El subtítulo de este libro nos ofrece la clave para comprender su temática y su objetivo: «Sobre lo que hay que cambiar en la vida cotidiana». Decrecimientos nos ilustra, con doce capítulos dedicados a otros tantos temas concretos, sobre las posibles opciones que tenemos para cambiar nuestro modo de vivir —y quizá, sobre todo, de pensar—, tratando así adaptarnos a los cambios que ya estamos experimentando en nuestro entorno y que, sin duda, irán a más en los próximos años. Distintos expertos en diferentes campos (ecologistas, ingenieros, antropólogos…) dedican sus ensayos a hablar sobre la recuperación del medio rural, la incidencia de la política actual sobre las migraciones, la importancia de la salud dentro de una sociedad en cambio o los imprescindibles cambios que debe sufrir nuestra forma de encarar el ocio en un mundo de recursos limitados.

Decrecimientos es un libro especialmente interesante porque ofrece alternativas viables y razonadas para cambiar nuestro modo de vida. Lo usual en este tipo de ensayos es concentrarse en la investigación de unos hechos o de unas organizaciones, señalando causas o culpables, y limitándose a reflejar con más o menos pormenores el devenir de la situación. Aunque también hay un gran trabajo de documentación en este libro, el principal acierto es orientar algunos de sus capítulos hacia la propuesta de alternativas que podemos aplicar en el día a día; los temas que admiten intervenciones más directas son aquellos relacionados con el medio urbano, el transporte, el ocio y la vida rural.

Las políticas de transporte han de estar destinadas a solventar necesidades básicas de la mayoría de la población y a usos cotidianos. El estudio de estas necesidades debe ser previo a la construcción de cualquier infraestructura, así como el planteamiento de las diferentes opciones posibles, incluida la alternativa cero.

Como ven en este extracto del capítulo llamado «Decrecimiento y transporte», las directrices del texto están claras: mostrar el malogrado funcionamiento de los sistemas de transporte y comunicación contemporáneos y proponer alternativas válidas para un desarrollo más sostenible, más social y más respetuoso. Las opciones que Eugenio Reyes y Manuel Casal ofrecen en sus respectivos ensayos sobre el medio urbano y el rural son muy clarificadoras: consejos y propuestas para tratar de ser más coherentes con nuestro entorno natural, para reducir el impacto que producimos sobre la naturaleza y para empezar a tejer una red social que el día de mañana sea sólida y estable.

La comunicación entre las personas y su educación son otros dos puntos fundamentales que se abordan a lo largo de casi todo el libro, si bien ambos tienen capítulos propios. La degeneración de la educación pública y el interés que los gobiernos muestran en ello están muy bien analizados por Enrique Javier Díez. «Este modelo [educativo]», afirma, «a la vez, homogeneiza a quienes se educan en un pensamiento pragmático, «realista», acrítico, integrándolos plenamente en la sociedad de consumo.» De ahí que sea tan importante no sólo ofrecer alternativas de vida (cambiando actitudes y comportamientos), sino también alternativas de pensamiento: hay que cambiar nuestro modo de entender la realidad para comprender que una sociedad justa, equilibrada y humana sólo puede sustentarse sobre un conjunto de individuos críticos, comunicativos y emprendedores. José Vicente Barcia lo ilustra en el capítulo llamado «Decrecimiento y medios»: «La comunicación ha sido una de la principales bazas con que ha contado el ser humano para poder pervivir y progresar, superando dificultades y saliendo fortalecido de ellas. A través de la comunicación se rompe la barrera del aislamiento que, impulsada desde el poder, busca sofocar las sinergias propias de los pensamientos compartidos. […] Si la sociedad es receptora, también debe ser emisora».

Por todo ello y mucho más, Decrecimientos es un libro lúcido, inteligente y, sobre todo, inspirador; un libro que nos plantea preguntas, nos otorga algunas respuestas y, por encima de todo, nos regala el impulso de cambiar, de luchar. En nuestras manos se encuentra ahora el poder dar forma a todas esas propuestas. Ya es hora de empezar.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí