«Esa belleza» es un libro anómalo: en un sentido positivo, eso sí. En estas pocas páginas, John Berger se sumerge en el mundo del escultor Alberto Giacometti a través de la mirada intimista y sagaz del fotógrafo Marc Trivier.
Los textos que acompañan a las fotografías son breves, intensos, muy sugerentes. La faceta artística de Berger se deja notar en sus palabras, en los ecos que las figuras vaciadas de forma de Giacometti suscitan en sus recuerdos, en su mirada. Su último comentario en el libro es revelador:
En este libro, Giacometti y Trivier van en busca de una zona de experiencia en la que el acto de mirar equivalga a un encuentro. O dicho de otro modo: no ofrecen testimonio de una presencia sino de un movimiento común de acercamiento. No dejan tras de sí el gesto de unos pasos decididos sino de una tensión. La tensión de las piernas, de una mirada, de una lengua, de una atención, de una soledad.
Evidentemente, hay poca literatura en estas páginas. En cierto sentido, «Esa belleza» se asemeja a un conjunto de poemas en prosa acompañados por imágenes; quizá, mejor dicho, sean las palabras las que complementan a los retratos de Trivier, cargados de soledad e introversión.
Huelga decir que a aquellos poco o nada interesados en el mundo artístico, este libro no les sugerirá nada. Sin embargo, creo que su lectura es hermosa, y la sinceridad y hondura de los pensamientos de Berger es siempre muy de agradecer. La aguda mirada de pintor es un valor añadido a la simple contemplación de las esculturas de Giacometti; no trata de explicar nada, o arrojar luz sobre significados ocultos: simplemente, desvela sus propias reacciones ante las obras. Reacciones que, de un modo u otro, cualquiera podría experimentar.
Más de John Berger:
