Estallidos y bombardeos – Wyndham Lewis

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Estallidos y bombardeos - Wyndham LewisComo el propio Wyndham Lewis indica en la introducción a la obra, Estallidos y bombardeos quiere ser una autobiografía que, en lugar de abarcar una vida completa —que «comience con el héroe en su cuna», como él mismo comenta— comprenda un periodo concreto de tiempo de la vida del autobiógrafo. Dicho periodo va de 1914 a 1926, comenzando unos meses antes del estallido de la Gran Guerra y alcanzando hasta la huelga general inglesa de 1926. Porque lo que Lewis desea contarnos es, no tanto sus experiencias como combatiente, sino cómo la guerra supuso un antes y un después para el mundo occidental, afectando a la sociedad, a la política y, por supuesto, al arte.

Estallidos y bombardeos se divide así en tres movimientos que abarcan el antes, el durante y el después de la Primera Guerra Mundial. En el primero, el autor nos describe prolijamente su vida durante los meses anteriores al estallido de la conflagración, cuando adquirió notoriedad como editor de Blast y cabeza visible del grupo vorticista de Londres. De esta manera Lewis presenta una instantánea de la vida cultural y social de la capital inglesa, de la que formaba parte; pero, por encima de esto, su propósito es retratar una realidad intelectual, anímica, conceptual, que sería destruida por la guerra.

Lewis sirvió como artillero durante la contienda, lo que determinó su visión de la misma. Aunque los bombardeos en las posiciones que ocupó eran constantes, apunta que los únicos alemanes que vio fueron los prisioneros que eran conducidos a retaguardia. (Para los interesados en el tema, una narración fabulosa de la guerra de trincheras es El fuego, de Henri Barbusse). A pesar de ello, el tono irónico, en ocasiones rozando lo frívolo, con el que narra los acontecimientos, no acaba de empastar con la realidad del campo de batalla. Si resulta perfecto para el antes y después de la guerra, o para las descripciones del mundo literario, ese distanciamiento zumbón parece restarle importancia a un acontecimiento que, como el autor pretende demostrar, cambió el rumbo de la Historia.

Pero su estilo desenvuelto y cercano (Lewis se dirige directamente al lector, al que interpela en no pocas ocasiones a lo largo de la obra), vuelve a dar en la diana en lo que sería el tercer movimiento de la obra, que abarca desde el armisticio a 1926. Ese es para él el periodo de posguerra, durante el cual aún duraban las secuelas de la guerra, pero los verdaderos efectos de la misma todavía no se dejaban sentir. En esta parte, el autor le toma el pulso a la sociedad británica de posguerra, pero además hace un repaso de alguna de las figuras más importantes de la misma como Lawrence de Arabia, James Joyce. T. S. Eliot o Ezra Pound, a quienes trató en persona.

Con Estallidos y bombardeos, Wyndham Lewis nos invita a un juego de «antes y después», en el que además se nos permite presenciar el momento de la transformación. En ese sentido, el libro es más que un alegato antibelicista —que lo es—, es sobre todo una reflexión sobre lo que Europa perdió con la contienda. No las pérdidas humanas o materiales, sino la pérdida de un futuro que se anunció en la primera década del siglo XX y que no llegó a materializarse, arrasado por la guerra.

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