Que el corporativo es hoy día uno de los poderes fácticos que gobiernan nuestras vidas, tal vez el más importante y peligroso, es algo fuera de toda duda. Las grandes empresas transnacionales han contribuido de manera importante a configurar el mundo tal como lo conocemos: globalización, desregulación, hambrunas, financiarización, destrucción del medioambiente, crisis, guerras y un largo etcétera.
Por su naturaleza, los Estados no pueden controlar a las corporaciones, mientras que estas sí han logrado ejercer un enorme poder sobre los gobiernos. Es horrible pensarlo, pero nuestros representantes democráticamente elegidos están más dispuestos a escuchar al poder corporativo y defender sus intereses, que en hacer lo propio con las mayorías sociales (no hablemos ya de las minorías). Esto es así porque una de las características del ecosistema que las corporaciones trasnacionales necesitan para prosperar es, según Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate en su ensayo Alternativas al poder corporativo, una democracia de baja intensidad.
El autor pretende en su libro construir el marco teórico para organizar una agenda alternativa a la agenda hegemónica que gobiernos y corporaciones nos imponen y cuya fórmula es harto conocida: más poder para las grandes empresas, menos para los gobiernos (so pena que pretendan injerirse en los asuntos del capital) y ninguno para los ciudadanos. Más deterioro del medioambiente, más desregulación, más financiarización, más austeridad, más privatizaciones… y todo lo que hasta un niño de primaria sabe ya.
Fernández Ortiz de Zárate analiza en detalle las características de esa agenda hegemónica y la presenta como centro de un conflicto que denomina con acierto «conflicto capital-vida».
La vida —incluyendo todo lo viviente— es el sujeto a defender, sostener y ampliar. Siendo así, nuestros esfuerzos de cambio deben adecuarse a aquellas características de la vida que favorezcan su reproducción. Entre otras posibles, destacamos tres de especial relevancia: la vida como realidad y ecodependiente, finita y vulnerable; la vida como fenómeno diverso; la vida como proceso interdependiente que se desarrolla siempre en comunidad.
Su tesis es que es imperativo desarrollar una agenda alternativa que defienda la vida y en su libro reúne las claves para hacerlo, enumerando las características que los hitos de esa agenda deberían cumplir: estar ligadas a territorios concretos, aunque exista un intercambio de experiencias y ayuda entre ellos; ser inclusivas y audaces, ser democráticas desde el poder popular y la movilización social, contribuir a redistribuir la riqueza y ayudar a contribuir un relato contrahegemónico.
Este último punto es especialmente interesante, pues sin duda el poder corporativo se ha esforzado en construir un relato que le beneficia (¿se acuerdan del famoso «hemos vivido por encima de nuestras posibilidades»?). La vida es como nos la contamos, y alguien se ha encargado de meter una voz en off en nuestra cabeza que repite una historia que atenta contra nuestros propios intereses.
Pero, y ese es el asunto de Alternativas al poder corporativo, se le puede plantar cara. Y para ilustrar su agenda alternativa, Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate reúne veinte propuestas concretas de cosas que se pueden hacer para disputar su poder a las empresas transnacionales. Veinte propuestas que además se ejemplifican en treinta experiencias concretas de personas, colectivos o gobiernos que han pasado a la acción: ocupando tierras, recuperando servicios privatizados, vigilando la elusión fiscal, trabajando en favor de la igualdad… Experiencias llevadas a cabo en Europa y sobre todo en Latinoamérica, experiencias que no siempre han triunfado pero que al menos han presentado batalla.
Se echa de menos en el libro la explicación algo más pormenorizada de estas experiencias, que podrían ser tremendamente inspiradoras para otras organizaciones, municipios y grupos. También se echa en falta un lenguaje menos académico que favorezca el que cualquiera pueda acercarse a obras como la que nos ocupa, ¿cómo si no construir un relato alternativo?
Sin embargo, Alternativas al poder corporativo es uno de esos libros que contribuye a creer en un mundo mejor y, sobre todo, a crear un mundo mejor. Con la ayuda de todos.