El retrato que Sinclair Lewis hace en Babbitt de la clase media estadounidense de entreguerras es demoledor. La contundencia con que el escritor denuncia la hipocresía de esa sociedad es brutal, pero es que además Lewis no deja títere con cabeza y arremete contra formas de pensar, convencionalismos y actitudes.
George Babbit, el protagonista que da título a la obra, es un acomodado vendedor de fincas de la imaginaria ciudad de Zenith (guiño del autor) que regenta un pequeño y próspero negocio; su mujer se dedica a esperar a que regrese después de su jornada de trabajo, mientras que sus hijos apenas le prestan atención, dedicados a divertirse y disfrutar. Respetado por colegas y amigos, George hace todo lo que se espera de él en una sociedad donde, sobre todo, importa cómo te ven los demás y el juicio que de ello se deriva. Cuando su mejor amigo, desencantado por la vida que lleva, ingresa en la cárcel por pegarle un tiro a su mujer, Babbitt intentará librarse de algunas de las ataduras que le impone ese mundo asfixiante, aunque las consecuencias no serán muy agradables.
Sinclair Lewis construyó un personaje con cierto encanto, pero que sobre todo provoca rechazo: su comportamiento hipócrita, sus opiniones vulgares y sus maneras patriarcales terminan por dibujarle como un ser adocenado, cobarde y ramplón. La sarta de tópicos que desgrana o que protagoniza, aun cuando se llevan al extremo de la caricatura, contribuyen a forjar una imagen que el autor se esfuerza por cultivar: la de un hombre que no se respeta a sí mismo y que vive sólo para contentar a otros.
Frente a Babbitt tenemos al personaje de Paul Riesling, su mejor amigo y compañero desde la adolescencia, un hombre que percibe el desencanto que subyace bajo la pátina de esplendor de la ciudad en la que viven. La frustración por no haber seguido sus inclinaciones musicales y haber cedido a la norma de convertirse en un «buen ciudadano» (de los que Lewis se burla a lo largo de todo el libro) hace que su final sea bastante trágico, aunque sirve como detonante para que George reflexione sobre algunas cosas. Es ahí cuando el autor carga las tintas y se ofrecen los retratos más cáusticos de toda la novela, ya que el protagonista cede a sus tentaciones y se dedica a coquetear con otras mujeres, a beber alcohol (recordemos que la acción se sitúa en la época de la Prohibición) y a respaldar la causa de los sindicatos. Todo ello, como es lógico, le granjea la animadversión de personajes importantes e incluso de sus propios amigos, por lo que se verá obligado a claudicar y volver a comportarse como un honrado ciudadano.
Ese cambio de actitud es quizá un tanto simplón, ya que Lewis provoca un viraje en la narración que casa mal con lo que Babbitt va defendiendo desde el comienzo de la novela. A pesar de ello, lo cierto es que sirve para mostrar sin paliativos la absurda moralidad de una sociedad que era capaz de proscribir algo sólo constituir una novedad: algo que se consideraba un desafío al orden establecido, a pesar de que bajo cuerda se rompiesen todas las normas establecidas. A George no le queda más remedio que depositar sus anhelos en la figura de su hijo, que se rebela contra la idea de asistir a la universidad (para convertirse en un nuevo ciudadano ejemplar) y pretende aprender mecánica y montar un pequeño taller. En el joven encontraremos la esperanza de un futuro más libre, aunque la claudicación de su padre no hace presagiar nada bueno, y Sinclair Lewis parece dejarlo muy claro en la conclusión.
Babbitt es un libro fascinante por lo directo de su planteamiento y, además, por la sutileza con que deja entrever comportamientos e ideas que todavía hoy pueden seguir siendo considerados como transgresores. Lewis tramó una novela dura y sincera, con un estilo contenido que acentúa la inmoralidad implícita en ese universo supuestamente perfecto que se recubre con una pátina de respetabilidad para no mostrar su hipocresía y maldad. No mucho ha cambiado desde entonces.
Más de Sinclair Lewis:
Puede verse este libro también como una novele histórica escrita en el momento, que describe la evolución de la sociedad americana en los años veinte: la transformación de la sociedad rural en el medio oeste, la ingeniería social de los grupos de influencia en la ciudad Zenith, la mecanización, el consumo, los políticos independientes que tratan de openerse, la religiosidad de la sociedad, las clases sociales basadas en el éxito económico, la admiración por los triunfadores desde el punto de vista empresarial, y, en general, como se fue desarrollando una sociedad basada en los negocios y el comercio.
[…] según su libro, codificó en gran medida una imagen del estadounidense a partir de la novela Babbitt (1922), de Sinclair Lewis. ¿Qué visión ofrecía esta obra que resultó tan atractiva a la derecha […]
Muy interesante la entrevista que mencionas, habrá que echarle un vistazo a ese libro. A mí Babbit me pareció un retrato apasionante de la América de los años veinte, con todas sus virtudes y defectos.
Me ha gustado mucho el libro, me parece incríble que tantos años después sea tan cercana la descripción que hace del americano medio. El cambio momentáneo que sufre el protagonista es casi necesario, porque él sabe que aunque viva de una manera concreta no vive como le gustaría. El párrafo final es el resumen de toda la novela, cuando enseña a su hijo al menos una parte importante de sí mismo y le aconseja que no viva como ha vivido él.
Más que recomendable, un saludo
Me gustó bastante el libro y estoy de acuerdo con tu reseña en cuanto a lo chocante del cambio de actitud del protagonista.
Sí me parece mucho más notable en las descripciones que en los diálogos en los que creo qu pierde algo de fuelle.
[…] This post was mentioned on Twitter by solodelibros, lavidaretirada. lavidaretirada said: Babbitt – Sinclair Lewis http://bit.ly/9zxhjx […]