¿Hacia dónde va el mundo? – VVAA

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¿Hacia dónde va el mundo? - VVAACon el epígrafe 2012-2022: la última oportunidad, ¿Hacia dónde va el mundo? reúne cuatro textos de otros tantos autores que reflexionan sobre la preocupante situación mundial, a nivel tanto social como medioambiental, y la necesidad urgente de tomar medidas que permitan dar un giro esperanzador al futuro de la humanidad.

Susan George abre este breve opúsculo con lo que podría considerarse un resumen de su obra Sus crisis, nuestras soluciones. En él, George plantea el sinsentido de que sea el mundo financiero quien más peso tenga a la hora de tomar decisiones sobre el futuro por encima de las personas, las comunidades o la salud del planeta. Para la conocida activista, sin duda tenemos la capacidad y los recursos para modificar el porvenir. Solo falta tener la voluntad, y hay que encontrarla rápido, porque el tiempo apremia.

El filósofo Jean-Pierre Dupuy diserta sobre el compromiso moral que tenemos con las generaciones futuras en un texto de gran interés. Basándose en los conceptos de «fortuna moral» y «ética del futuro», Dupuy considera que la humanidad, como sujeto colectivo, ha elegido una opción de desarrollo que puede conducirla a grandes catástrofes irreversibles. Nadie puede predecir lo que pasará, el juicio de esas acciones deberá ser necesariamente retrospectivo, puesto que solo podrá apoyarse sobre la base de lo que sabremos cuando el futuro se haga presente. Por ello es necesario desarrollar una «ética del futuro», la cual tendrá como imperativo absoluto la preservación de un futuro habitable para la humanidad.

Por su parte, Yves Cochet, quien fuera ministro de Medio Ambiente francés, se muestra profundamente pesimista. Para el ecologista, el empeño que se está poniendo en que la economía «retome la senda habitual» es el peor error que se puede cometer porque es distraer la atención de problemas más acuciantes, e incluso profundizar los conflictos a los que la humanidad deberá enfrentarse. En la opinión de Cochet antes de 2020 se dará algún tipo de catástrofe global que transformará profundamente el curso de las cosas. Esa catástrofe no se trataría de un acontecimiento único y espectacular, sino más bien de varios acontecimientos simultáneos o muy próximos en el tiempo. Habiendo dinamitado la cohesión social con el pretexto de salir de la crisis económica, la sociedad no sabrá gestionarlos de forma coordinada.

Para finalizar, el decrecentista Serge Latouche, en un texto brillante y ameno, da por sentado el derrumbe de nuestras sociedades tal como las conocemos en las últimas décadas. Éste puede suceder de forma lenta y paulatina, en la misma forma que el Imperio Romano se fue disolviendo poco a poco en la Edad Media; o bien, más probablemente, puede «estallar» como el Imperio carolingio. En cualquier caso, Latouche apuesta por fundar desde ya las bases de una sociedad menos depredadora, más respetuosa con las personas y la naturaleza. E incide en el hecho de que es responsabilidad de cada uno actuar para llevar las modificaciones necesarias en la buena dirección.

Sin duda, cada uno de nosotros debe asumir su responsabilidad en todas y cada una de las facetas que forman la vida humana: lo privado, lo público, lo político, lo social,  lo colectivo… En ese sentido, la lectura de ¿Hacia dónde va el mundo? puede ayudar a que seamos conscientes de que el tiempo apremia y de que, en efecto, el que las generaciones venideras puedan llevar una vida «que merezca ser vivida» depende no ya de nuestra decisiones, sino directamente de nuestros actos.

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