La llamada de Cthulhu y otros cuentos – H.P. Lovecraft

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La llamada de Cthulhu y otros cuentos - H.P. LovecraftEn Los mitos de Cthulhu ya dimos cuenta del universo literario generado en torno a Lovecraft y sus creaciones sobrenaturales. La panoplia de seres, lugares y mitologías que el norteamericano se sacó de la manga a lo largo de su carrera como escritor provocó un cambio en la forma de concebir el terror y, quizá también, en la forma de leerlo y disfrutarlo. En La llamada de Cthulhu y otros cuentos tenemos una selección de historias que se encuadran (casi todas) en el ciclo narrativo protagonizado por los Primigenios; por supuesto, y como ocurre en toda recopilación, las hay interesantes, anodinas, escalofriantes y ramplonas. Por desgracias, y aunque cuando el texto es bueno hay que reconocer que las atmósferas son magistrales, la nota predominante en esta selección es la mediocridad: excepto un par de relatos, el tono general es muy tedioso y está claro que el conjunto de cuentos no ofrecen una muestra de lo mejor que salió de la pluma del maestro del horror.

Habría que empezar diciendo también que la edición es descuidada: el ciclo de Cthulhu es reducido, pero exige criterios de selección que mantengan la coherencia y que permitan al lector ir cobrando conocimiento de los mitos poco a poco. En esta caso los textos han sido escogidos con muy poco criterio, ya que no todas las historias pertenecen a la mitología de los horrores cósmicos que Lovecraft desarrolló; un par de cuentos son meras narraciones de horror (con muy poco empaque, todo sea dicho) que no tienen cabida en una recopilación que se agrupa bajo semejante etiqueta. Y, por otra parte, las narraciones escogidas para formar parte del libro no constituyen la mejor muestra del mito de Cthulhu.

Quizá los dos mejores relatos, a la par que más representativos del universo de los mitos, sean los que abren y cierran el volumen: «Dagón» y «La llamada de Cthulhu». Este último por razones obvias, si bien, como pieza literaria, es uno de los menos conseguidos (ya que la narración se basa —como en muchas obras de Lovecraft, por otra parte— en una tercera persona que, pese a aportar datos importantes para el desarrollo del relato, no consigue involucrar al lector en el verdadero terror que se sugiere a partir de los testimonios que maneja); el primero es una de las obras más conocidas dentro de los mitos y aporta varios elementos que fueron muy utilizados en la literatura del autor estadounidense: narrador en primera persona (normalmente el protagonista de la trama); seres espeluznantes, desconocidos y ajenos al imaginario humano; sensaciones vívidas, transmitidas con un estilo florido en adjetivos…

De corte similar encontramos «El morador de las tinieblas» (ya incluido en Los mitos de Cthulhu) o «Más allá del muro del sueño», ambos también pertenecientes al ciclo de Cthulhu y de calidad superior al resto. Por lo demás, algunos de los cuentos son decididamente superfluos, irrelevantes o ramplones: es el caso de «El Terrible Anciano» (por convencional y porque apenas provoca el más mínimo estremcimiento), «Arthur Jermyn» (por utilizar una historia rocambolesca cuyo final se adivina enseguida y, por tanto, no ofrece tensión alguna) o «Aire frío» (por sus personajes sin interés y por su desarrollo previsible).

En general se puede decir que Lovecraft tuvo algunas intuiciones geniales cuando ideó y dio forma al ciclo de los mitos, pero como escritor sólo tienen verdadera enjundia un puñado de narraciones (que pertenecen, precisamente, a ese universo). En este libro apenas encontrarán alguna de ellas y, por lo tanto, pueden ahorrarse la molestia de leerlo.

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1 COMENTARIO

  1. Una vez acabado “El caso de Charles Dexter Ward”, no me he podido resistir a la tentación de darme un paseo por los archivos de solodelibros para ver si existía algún comentario sobre esta obra de H.P. Lovecraft. No hay nada a su respecto, pero si un comentario que viene como anillo al dedo a mis impresiones sobre la novela corta del autor norteamericano: “En general se puede decir que Lovecraft tuvo algunas intuiciones geniales cuando ideó y dio forma al ciclo de los mitos, pero como escritor sólo tienen verdadera enjundia un puñado de narraciones”. Desde luego, “El caso de Charles Dexter Ward” no forma parte de ellas, añado yo.

    Y es que tras leer muchos de sus relatos, uno llega a conclusiones muy parecidas a la del Sr. Molina, H.P Lovecraft es objeto de un culto desmedido, que no está en consonancia con la calidad real de su obra literaria, irregular y desigual como pocas; pero su figura y el género que ideó venden y las editoriales no son ajenas a semejante filón, – hasta la seria Acantilado, poco propicia a los relatos de terror, se ha volcado últimamente con él, publicando el ya citado “El caso de Charles Dexter Ward”, y hace muy poco “En las montañas de la locura” -. Son modas de esas que, de vez en cuando, llegan a las estanterías de nuestras librerías para quedarse durante un tiempo más o menos largo, y que atienden más a motivos mercantilistas que a puros motivos literarios.

    “El caso de Charles Dexter Ward” es un cóctel de ingredientes poco originales. A saber, unos paisajes urbanos propios de LEGO, – recreación de Providence, patria natal de Lovecraft -, unas cuantas gotitas de concentrado de Salem , – las brujas siempre dan categoría -, un chorreón de terror del inframundo, – invocación de muertos salidos de madre, inventada por Borellus -, y dos aceitunas, para entendernos, rellenas de poder deductivo, marca Agatha Christie… ¡Et voilà!, he ahí la obra de H.P. Lovecraft.

    Una novelita de 176 páginas, que considerando contenido y precio, – 16 euros -, resulta cara para lo poco que ofrece.

    Un fuerte abrazo a los seguidores de solodelibros

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