De nuevo encontramos en este cuarto volumen de la magna obra de Honoré de Balzac, La Comedia humana, un retrato puntilloso y sarcástico de la sociedad de la Francia del siglo XIX con toda la maestría del inmortal escritor galo. Como siempre ocurre en sus novelas, el autor disecciona mediante sus historias los comportamientos de mujeres y hombres para intentar arrojar luz sobre la idiosincrasia humana y los recovecos de nuestras almas; en este sentido, el ciclo Escenas de la vida privada comenzado volúmenes atrás sigue poniendo el foco en las existencias íntimas de familias y personas, mostrando así las coyunturas de amor, celos, herencias, matrimonios o traiciones que transcurren siempre entre bambalinas desde el alba de los tiempos.
Este volumen está compuesto de cinco novelas, de las cuales la primera y la última, Beatriz y Una hija de Eva, son las que encierran mayor interés, aunque el resto (especialmente La interdicción) tengan asimismo algunos elementos destacables. En las dos obras destacadas Balzac se centra en el rol de la mujer tanto dentro de la sociedad como dentro del ambiente familiar. La protagonista de la primera novela es Felícitas des Touches, una decidida mujer que adopta el seudónimo de Camilo Maupin para escribir obras de ficción y cuya vida se rige por unas normas que desafían cualquier autoridad, ya sea moral o social. La relación que entabla con el joven Calixto du Guénic desata las iras de la familia del muchacho, provocando así que le concierten un matrimonio que no desea en modo alguno. Las consecuencias para ambos protagonistas serán desastrosas, si bien —fruto de una concepción moral que el escritor no supo (o pudo) romper— el «castigo» que recibe la señorita des Touches es mucho peor que el que el azar designa para Calixto.
Una hija de Eva toma como punto de partida el tema del adulterio y el enamoramiento. En este caso, Balzac pone su mirada en los efectos sentimentales, aunque la ironía y la agudeza están omnipresentes cuando se trata de ilustrar las consecuencias sociales de la relación que se establece entre el escritor en ciernes Raúl Nathan y la joven Angélica de Vandemesse. La inocencia de la segunda pondrá a prueba la devoción del primero, orgulloso y arribista, y ese amorío servirá al autor para poner de relieve el intercambio de intereses que se produce cuando las uniones sentimentales se basan en cálculos sociales.
De nuevo Balzac muestra en todas estas historias la dicotomía entre los comportamientos sociales y los íntimos; las diferencias que existen entre cómo nos mostramos al mundo y cómo somos realmente. Es una lástima que el desarrollo de algunas de las novelas (sobre todo de las más extensas) se vea lastrado por prolegómenos en extremo minuciosos que no solo no aportan nada a la historia que se tratará, sino que incluso las más de las veces distraen por completo la atención, poniendo el foco en elementos ajenos a la trama. Y hay que señalar también la edición un tanto descuidada, con errores ortotipográficos demasiado numerosos y una traducción que da la impresión de no haber sido revisada. Salvando estos detalles, este nuevo volumen de La Comedia humana depara grandes disfrutes para todos los amantes de la narrativa decimonónica.
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