Helada – Thomas Bernhard

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Helada - Thomas BernhardHelada, publicada en 1963, es la primera novela de Thomas Bernhard, que para esa fecha ya había escrito varios relatos y libros de poesía, así como la novela corta Amras. En ella ya aparecen los que serán temas recurrentes en la bibliografía del austriaco: la soledad, la enfermedad, el hastío vital, la muerte como un final deseable para una vida de pesadumbre y, en consecuencia, la idea del suicidio como punto final deseable, entre otros.

En Helada, un joven estudiante de medicina es enviado a un pueblo de montaña por el médico del hospital donde realiza prácticas, con la finalidad de observar al hermano de éste. El pintor Strauch, un artista retirado que sufre una enfermedad de índole psicológica que somatiza en intensos dolores físicos, y que se dedica a caminar entre las nieves mientras despliega su particular filosofía sobre el mundo, la sociedad y el ser humano, se convertirá así en el objeto del examen de un joven hasta cierto punto inexperto.

La relación asimétrica entre observador y observado se va desenvolviendo a lo largo de la narración. Strauch es a la vez un ser indefenso y un potente pensador dedicado a reflexionar sobre la precariedad de la existencia humana y la estulta maldad inherente al hombre, que juzga la vida como «un proceso que se pierde, se haga lo que se haga y se sea quien se sea». Ese intenso proceso de análisis al que somete su entorno y su propio yo han acabado por conducirlo a esa especie de lúcida insania propia de los personajes de Bernhard, que los convierte en seres vulnerables, enfermos, hastiados de la vida. Y es ese estado mental, enfermizo y brillante a la par, lo que poco a poco va fascinando a  su joven observador, que actúa como narrador de la historia y, fundamentalmente, como portavoz de las teorías de Strauch.

Esta relación se desarrolla, como no podía ser de otra manera, en el ambiente doblemente claustrofóbico de un pueblo situado en un valle, donde los protagonistas están cercados por una naturaleza hostil de montañas escarpadas y frío intenso; pero especialmente por el ambiente moral e intelectual de la pequeña sociedad de un pueblo que «tiene tres pasiones: el tiro sobre el hielo, ir de putas y jugar a las cartas».

En estas condiciones, el estado anímico, mental y físico de Strauch no puede sino sufrir un paulatino y cada vez más grave desgaste. El estudiante de medicina actúa como testigo y narrador (en las notas que recopila para el médico Strauch) de ese deterioro, pero a la vez su papel como confidente de las ideas y observaciones del pintor le arrastran cada vez más dentro de su universo filosófico, amenazando fagocitarle. De alguna manera, Helada recoge la manera en que el estudiante se convierte en el heredero espiritual de la cosmovisión del pintor Strauch.

De este modo, nos encontramos con los elementos típicos de la narrativa de Bernhard, que se repiten a lo largo de toda su producción novelística, pero que no por ello impiden que cada pieza sea única, una obra maestra en su género. A su vez, podemos encontrar en Helada temas de naturaleza autobiográfica, que aparecerán también en otras obras, como la crítica del sistema escolar, la preferencia por las clases obreras o la tuberculosis.

Una vez más les invito a acercarse a uno de los escritores más originales, atrayentes e interesantes del pasado siglo.

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5 Comentarios

  1. Para el Sr, Mario: Si bien su comentario es bueno, la Sra. Castro debería haberle corregido un error muy común hoy por hoy en el que UD. cae. Deseo dejar aclarado que, «la sana envidia no existe». Envidia es: «Dolor por el bien ajeno» y eso ¡¡¡jamás puede ser sano!!!, lea a Santo Tomás de Aquino. Por Favor, reemplace envidia por admiración o por desearía, creo que UD. está más allá de tan mezquino concepto. Sepa disculparme.

  2. yo no puedo decir cual es el libro mejor de Bernhard ya que por lejos elijo Amras, que me eriza realmente y me hiela la sangre, se nota que es aún una literatura bastante experimental para el propio escritor, en cambio en este libro ya empieza a definir un estilo más seco y despojado, me da la impresión, y es genial, al igual que corrección y trastorno, son obras sólidas a más no poder

  3. Realmente siento envidia, sana claro, de ustedes dos Sra. Castro, que leen bastante literatura, yo no sé porqué pero últimamente no he podido hacerlo como antes que leía mucho, quizás me falta tiempo y ando agotado o es solo un pretexto, tiempo hay que conseguirlo como sea, siempre hay que dejar espacio para los más hermosos pasatiempos, el arte que es una de las mejores actividades humanas que engrandece el alma y enriquece nuestra inteligencia. Continuen compartiendo sus lecturas que seguiremos leyendo con emoción, «acertadas o erradas» sus reseñas, lo importante fuera de la propia opinión es que es indudable que gozan de la literatura. Un abrazo.

    Mario.

    • Gracias Mario.

      En efecto, muchas veces nos negamos el tiempo para satisfacer nuestras aficiones; pero con el ritmo de vida que se nos impone, a veces es imposible dedicar un rato a leer.

      El solodelibros tenemos la suerte de poder dedicar tiempo a la lectura, pero también es cierto que no podríamos vivir sin una buena dosis diaria. Si esa pasión de la que somos satisfechas víctimas se trasluce en nuestros comentarios, nos damos por satisfechos.

      Un saludo.

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