Confesaré que me atrajo este libro porque, interesado como estoy en hacer crÃtica de una manera constructiva, pensé que serÃa buena idea para posteriores lecturas el tener ciertas bases metodológicas que ayudasen a leer con criterios más rigurosos.
En este libro de Peter Szondi se sientan unas mÃnimas bases para el establecimiento de una hermenéutica literaria como tal, tratando de fijar unas reglas básicas que permitan construir una metodologÃa formal que ayude al investigador (más que al crÃtico) a desentrañar los ‘misterios’ del texto. El autor trata de construir una base sólida que supere la tradicional distinción entre crÃtica histórico-gramatical (basada en descifrar el sentido primitivo y original del texto) y alegórica (más en un sentido moral-espiritual); la primera siempre ha gozado de cierta preeminencia, sin caer en la cuenta de que despreciaba la evolución histórica como herramienta de la hermenéutica y, sin embargo, su misma posición era fuertemente temporal, en tanto interpreta unos hechos desde una perspectiva histórica propia, sujeta a ciertas visiones y prejuicios que pueden cambiar. El objetivo es reconocer la distancia en el tiempo (sin tratar de ‘volver’ a la época del texto) como posibilidad para comprender: la distancia temporal debe ser asumida.
Para ello, Szondi se basa en varios autores que, alejados en el tiempo, lanzaron ideas innovadoras en cuanto al tratamiento de la hermenéutica. El primero de ellos es Chladenius, que concilia la tradición hermenéutica clásica (enfocada a la simple exégesis de textos sagrados) con una nueva teorÃa secular. La convergencia entre autor y lector no se darÃa por empatÃa, sino por la intelección similar de la naturaleza del sentimiento. Como Szondi afirma al hablar sobre la teorÃa de Chladenius, «La función de las palabras respecto a las cosas no consiste simplemente en la designación, sino también en la significación. El cambio de la relación palabra / cosa marcará la evolución de la hermenéutica». Esto es de una vital importancia, puesto que esa relación la marca la metáfora, que ayuda a enriquecer los conceptos de las palabras, creando un vÃnculo fundamental entre razón (literalidad) e imaginación (abstracción).
El segundo autor al que Szondi alude es Meier, que acuñó el término «equidad hermenéutica»: esto es, la expectativa de perfección como criterio de interpretación (o la suposición de que el autor ha pretendido ser todo lo claro posible). La equidad hermenéutica conduce a recurrir al autor para la interpretación (no sólo al signo), aunque supondrÃa ceñirse al significado estricto, y no metafórico (al signo, y no a la cosa).
Y se termina aludiendo a los estudios crÃticos de Schleiermacher, que introdujo la aceptación de un concepto clave para el campo de la hermenéutica, ya que amplió el acto de la comprensión, entendiéndolo no como el simple conocimiento del significado de un pasaje concreto, sino como el conocimiento total de la génesis del pasaje, su relación con el resto y la motivación que llevó a escribirlo. Esto supuso un avance en la materia, ya que el crÃtico entrarÃa en acción no sólo para ‘iluminar’ partes oscuras del texto, sino para clarificar otros extractos que podrÃan entenderse de múltiples maneras. Además, el concepto de «autor» cobra mucha importancia, ya que el acto de escritura se entiende como una pulsión vital, una manifestación de la vida, del ser humano. Además, divide la interpretación en ‘gramatical’ (comprensión del discurso extraÃda directamente de la lengua) y ‘técnica’ (más psicológica, poniendo en relación al autor y al entorno).
Sin ahondar mucho más, puesto que el libro es técnico en extremo, lo que queda claro es que la hermenéutica que pretender ejercer Szondi es práctica, secular, alejada de misticismos tradicionalistas y que trata de conciliar el texto con la historia, aunque centrándose en el primero. El autor como figura necesaria e insoslayable, y el surgir de nuevas formas de ver el mundo, que desplazan la primacÃa de una exégesis basada en la ‘cosa’ (el referente externo al que alude la palabra) y valoran el acto verbal —o escrito— en sÃ, son las ideas fundamentales que al autor trata de introducir con su análisis de sus ilustres predecesores.
En suma, un libro de ardua lectura, sólo recomendable para amantes de la crÃtica y estudiosos del tema, pero pleno de conocimientos interesantes y con una perspectiva crÃtica abierta e inteligente.
gracias a todos
bueno e visto mejores
Muy bueno; es interesante instruir al pueblo para que no sea ingenuo.
Yo tengo también pendiente un libro sobre el saber extraer de los textos sus clarividencia, de Bloom. Este que nombráis me parece un tanto técnico como afirmáis, e incluso un tanto difÃcil, pero eso resulta interesante siempre, ir a la dificultad, siempre que no conlleve un bostezo continuado. Me escapé para cogeros la cola.
Muy buena critica, pero, si se me permite, querrÃa apuntar que la conclusión más novedosa de Szondi es la idea de que la comprensión de un texto no es nunca una cuestión únicamente filológica sino que siempre requiere un punto de vista hermenéutico: el punto de vista desde el cual el texto viene observado es continuamente transformado por el propio texto, por las preguntas que éste pone. Éste es el “momento dinámico†(entre texto e interprete) que diferencia una interpretación histórica de una interpretación filológico-hermenéutica. Me permito también recomendar autores como Schumacher, Gadamer y Gauss (además de los nombrados) a quien quisiera profundizar el estudio de la hermenéutica.
Enhorabuena por hincarle el diente a un libro de teorÃa literaria. De los autores que nombras en la reseña de Szondi, he leÃdo a Schleiermacher, y lo he encontrado interesantÃsimo no sólo desde un punto de vista histórico, sino también para hacer reflexionar a los teorizadores actuales… y ha sido bastante minusvalorado por sus propios lectores. También es de difÃcil lectura: absténganse gente que se desanime fácilmente.
Le voy a echar un vistazo en la librerÃa. Me gusta la literatura comparada y a ver qué me dice de ella.
Me parece muy interesante, buscaré el libro. Gracias!