La bailarina – Ōgai Mori

3
1736

La bailarina - Ōgai MoriEl paso del tiempo ha perjudicado mucho a esta obrita hermosa y bien labrada; La bailarina es un bello cuento de amor, renuncia y culpa, pero su estilo sensiblero y su protagonista dubitativo nos parecen hogaño, salvando la distancia, unos ejemplos bastante arquetípicos de una forma de narrar que se enmaraña en su sentimentalismo.

Quizá la mejor baza de la novela es su engañosa apariencia: La bailarina nos ofrece una historia de amor que tiene mucho de decimonónica, dado que tenemos todos los ingredientes necesarios (pasión, dificultades, renuncia…). Sin embargo, la cultura japonesa siempre ofrece elementos originales y curiosos, y en esta ocasión no iba a ser menos: Ōgai Mori pergeña una trama con romance y amores imposibles, sí, pero su protagonista, aunque imbuido de pasionales emociones, tiene algunos rasgos que lo diferencian de los clásicos héroes románticos; Toyotaro, el joven japonés que se enamora en Berlín de una bailarina de baja extracción social, no es un amante entregado tal y como los escritores de finales del siglo XIX solían representar. (De hecho, en ese sentido Mori bebe de fuentes algo más tempranas, ya que el tono sentimental de la obra entronca con la tradición romántica de finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX.)

El protagonista (ojo con los espoilers) acabará por abandonar a su amada no tanto por motivos personales, sino por un complejo sentido del honor. La cultura japonesa tiene mucho que ver con esta «vuelta de tuerca» de la historia, ya que los sentimientos de Toyotaro están condicionados por su necesidad de ser aceptado, de cumplir el rol que se espera de él y de encajar en el complejo universo social de su cultura originaria. El autor sitúa a su personaje ante una elección terrible, que se salda con un desenlace vertiginoso (en lo formal), pero hasta cierto punto previsible; el protagonista ama a Elise, su bailarina, con pasión, pero su responsabilidad personal es mayor que ese amor.

Lo que Ōgai Mori pone de manifiesto en el personaje de Toyotaro es una especie de sentimiento de culpa: por no poder renunciar a unos principios que, en cierta forma, le han sido impuestos desde la cuna, y también por no ser capaz de cortar los lazos con una sociedad que le somete. La facilidad con la que claudica no es sorprendente, ya que el autor nos ha ido dando pistas durante la historia, pero sí es algo decepcionante, ya que Mori no consigue crear un personaje de una profundidad tal que todo lo que sucede parezca creíble y verosímil. Hay que tener en cuenta, eso sí, que La bailarina fue la primera obra japonesa en la que el narrador se expresaba en primera persona y confesaba sus emociones sin ambages; este rasgo puede atenuar la observación anterior, pero no enmascara la evidente falta de hondura de un protagonista cuyas decisiones, deseos y actuaciones nos hacen preguntarnos si estamos ante un ser humano o un simple monigote.

Con todo y con eso, la lucha interior de Toyotaro y la inocencia de la historia de amor ente Elise y él son bazas suficientes para hacer de la lectura de La bailarina un agradable entretenimiento. No es una gran obra, pero sí que depara algunos momentos de deliciosa lectura.

Más de Ōgai Mori:

3 COMENTARIOS

  1. Hace mucho tiempo que intento conseguir este libro.
    Por varias razones, me interesa mucho leerlo.
    Por favor ¿podrías decirme cómo puedo conseguirlo? En cada libreria que lo busqué no sabían siquiera de su existencia…
    ¿es cierto que podría ser un antecedente de Mme. Butterfly?

  2. A mí me ha gustado. Al principio no comprendes la decisión del protagonista, pero él mismo lo dice, es una persona sin caracter, que toma sus decisiones por lo que otros le dicen, sin pensar en lo que él quiere. Quizá como reto literario he echado en falta que esta característica del personaje nos la diga el autor de forma explícita y no a través de sus comportamientos o experiencias pasadas, hubiera sido mucho más rico.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí