Con Zipper y su padre realiza Joseph Roth una semblanza de la confrontación soterrada entre la generación que luchó en la I Guerra Mundial y sus padres, que en cierta manera les enviaron a morir. Esta novela breve presenta la idea de que, con la guerra, no sólo se destruyeron jóvenes vidas —incluidas las de quienes lograron regresar del frente—; sino también una manera de vivir que jamás pudo retoñar. A través de la vida de Arnold Zipper y de su relación con su padre, Roth da testimonio de los cambios operados en la sociedad tras la guerra, pero también de la imposibilidad de sus integrantes de volver a encontrar un sitio en la misma.
El viejo Zipper es un hombre peculiar que merece la atención y la simpatía del narrador, un joven compañero de su hijo que acabará descubriéndose como el propio Roth. Elegante, bromista, incansable buscador de influencias que le permitieran licencias insignificantes, pésimo hombre de negocios, Zipper padre representa a la despreocupada generación de hombres que enviaron a sus hijos sin titubear a la más horrible de las guerras.
Sin un auténtico sentido práctico prepararon a sus hijos para una vida que debía ser mejor que las suyas. El viejo Zipper, que se negó a ser carpintero como su padre y luchó para convertirse en un pequeñoburgués, esperaba que su hijo Arnold continuaría trepando por la escala social. Pero en un momento determinado, todos los librepensadores y antimonárquicos se convirtieron en furiosos patriotas dispuestos a sacrificar a sus vástagos en la defensa de un mundo que hasta la fecha no aprobaban del todo.
Mientras que en la primera parte de la novela el foco se centra sobre el viejo Zipper, representante de una generación, una sociedad y un modo de entender la vida, en la segunda parte de la misma Zipper hijo será el protagonista. Su vida tras el regreso del frente: su incorporación a un trabajo rutinario y su matrimonio desafortunado con una joven actriz, pone de relieve la falta de adaptación a un mundo que no es el que dejaron al incorporarse a filas.
El regreso al hogar paterno y la falta de perspectivas, «las generaciones más jóvenes que nos arrollan antes de que encontremos nuestro lugar», la certeza de haber luchado para preservar un orden que ha dejado atrás de forma despiadada a sus defensores y el vago presentimiento de que tuvieron más suerte aquellos que encontraron la muerte en las trinchera y no pudieron regresar a casa; eso representa la vida desatinada de Arnold Zipper. Y del propio Joseph Roth.
El estilo ágil, realista y aun tiempo poético, de la prosa de Jospeh Roth sirve de realce a la narración sobre una generación perdida y se ajusta de manera soberbia a la nostalgia de todo lo que no pudo ser para los jóvenes que conocieron las trincheras de la Gran Guerra.
Más de Joseph Roth:
Como creo que apunté en mi comentario sobre «La rebelión», es éste uno de mis escritores favoritos. He leído mucha de su obra, hasta el extremo de ser el autor que aparece con más frecuencia en las estanterias de mi pequeña biblioteca (él, y también Acantilado,la gran divulgadora de la obra de Roth).
Estuve buscando en su día la obra de «Zipper y su padre» (aún no había sido publicada por esta editorial), y después de muchas intentonas la conseguí en la edición de Sirmio, con traducción de J.Orduña….., pero, a pesar de todo, debo reconocer que no es uno de mis libros favoritos, es más,para decirlo con toda claridad me decepcionó algo. Su maravillosa prosa está siempre presente, (las virtudes apuntadas por la Sra. Castro la definen a la perfección), pero la misma «La rebelión», por no hablar de «La tela de araña», «El peso falso», «Tarabas» o «El Leviatán», me parecen muy superiores a la obra hoy reseñada.
Aún y así, me reitero en la necesidad de aproximarse a la obra de Roth, (Joseph, no confundir con Philip, con el que para mi desgracia no acabo de sintonizar en demasía), las decepciones con sus libros son mínimas.
Cordiales saludos a los seguidores de solodelibros
Amigo Miguel,
realmente “La rebelión” es una novela difícilmente superable. En su día ya lo comenté aquí. Y es una de esas lecturas cuyo poso te acompaña siempre y se agranda con el tiempo.
Un abrazo.
Pues créame, Sra. Castro, que «La rebelión» no es la única joya con la que nos obsequió Joseph Roth.
Parece mentira como un personaje tan enrevesado y truculento, mentiroso compulsivo, ángel y demonio a partes iguales, capaz de repudiar y negar hasta sus orígenes, una auténtica «rata» de redacción de periódico casado de por vida con la absenta, pudo crear unas novelas cortas tan endiabladamente maravillosas.
Una de mis debilidades en el mundo de la literatura, lo reconozco.
Un cordial saludo