En este breve libro de Ricardo Menéndez Salmón se concentra toda la maldad humana, en muchas de sus múltiples facetas; es una novela feroz, como bien indica su tÃtulo, ya que pone de relieve sin concesiones le peor de la naturaleza humana: su violencia, su inquina, su orgullo o su miseria. Es un texto conciso, estilÃsticamente precioso, con una precisión para delatar la bajeza que aúna hermosura y terror, con lo que en sus apenas cien páginas nos sorprendemos con la carnalidad de un mal que adopta múltiples máscaras para mostrarse en el mundo.
La historia nos lleva a un pequeño pueblo de Asturias en el que una noche de invierno algunos parroquianos, liderados por el cura, salen a dar caza al asesino o asesinos de una niña. El maestro del lugar, un hombre tranquilo y de pasado trágico, es testigo de la llegada de dos forasteros a los que pronto se señala como culpables del crimen. Serán él mismo y el cacique del pueblecito los que intenten poner algo de cordura en una persecución violenta y macabra.
Menéndez Salmón teje, con un estilo preciosista y conciso, una trama de violencia contenida que atrapa de principio a fin. Quizá el único pero que se le pueda achacar al libro es, justamente, ese preciosismo que en algunos pasajes es demasiado sobrecargado y abusa de la terminologÃa grandiosa (rozando el culteranismo más ramplón). A pesar de ello, la historia se desarrolla con un ritmo cuidadoso y en un constante crescendo, haciendo asà que la tensión aumente en cada página con la sensación de estar asistiendo a una ejecución: la maldad que se respira, la violencia de las situaciones y lo terrorÃfico de las personalidades que aparecen son elementos que contribuyen a que el texto sea sofocante, opresivo y tenebroso.
La maestrÃa del autor estriba en su representación del mal de los personajes. Aunque hay alguno que funciona como arquetipo del hombre brutal y terrible (como es el caso del cura), lo cierto es que la mayorÃa de caracteres son seres torturados, vengativos, atrabiliarios; su maldad no se hace evidente, pero es muy peligrosa. El amo que ofrece comida al maestro al comienzo de la historia, por ejemplo, es un hombre esquivo, cobarde, pero violento en la intimidad, cruel y desafecto con aquellos con los que habita; el cacique Irizábal, por su parte, aparenta ser un hombre respetable, alejado de las mundanidades del pueblucho, pero también esconde una faceta vengativa y furiosa. El caos interior de cada personaje no se trasluce con facilidad en su comportamiento, pero Salmón lo interpreta como insoslayable, y por lo tanto termina por explotar.
La noche feroz es un libro amargo, cruel y, quizá por ello (y por la humanidad exagerada de algunos de sus personajes), verdadero hasta el dolor. La situación de partida es lÃmite, pero las conclusiones a las que llegamos mientras asistimos a la puesta en escena son tan cotidianas como brutales: la maldad tiene muchos rostros, y es tan mundana que puede esconderse en cualquier rincón. Un libro que merece la pena leer para adentrarse en esos recovecos oscuros que no nos gusta ver.
Opinión: http://www.culturaenguada.es/opinion/65-la-noche-de-las-alimanas
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Gracias a vuestro comentario tan entusiasta, acabo de comprarme el libro y me dispongo a degustarlo. Ya os comentaré la impresión que me ha causado. 🙂