DecÃa Sir Arthur Conan Doyle que «si cada autor de una historia en algo deudora de Poe pagase una décima parte de los honorarios que recibe por ella para un monumento al maestro, se podrÃa hacer una pirámide tan alta como la de Keops». Traigo esta cita a colación para hacer ver la enorme influencia que los tres cuentos que componen «La trilogÃa Dupin» (recopilados en un pequeño volumen por Seix Barral en la ya clásica traducción de Julio Cortázar) han ejercido en la literatura posterior; no en vano se da por sentado que los relatos de Edgar Allan Poe protagonizados por el excéntrico francés sentaron las bases de la novela detectivesca.
Desde luego, leyendo estos cuentos (que ya habÃa devorado en mi temprana adolescencia) uno se siente inmerso en esa atmósfera tipo Sherlock Holmes que tan seductora puede resultar: investigador listÃsimo, situación misteriosa a más no poder, policÃa prepotente y tontorrón y, como broche de oro, resolución extraordinaria del problema desde la cómoda butaca de una sala de estar ante un auditorio atónito. Como digo, un placer para las mentes deductivas.
Sin embargo, ahora que han pasado años desde mi primer contacto con estos relatos y uno ha crecido como lector, me doy cuenta de que son meros juegos de manos de un prestidigitador habilidoso, pero falto de mañas. Me explico. Los tres cuentos de esta trilogÃa -»Los crÃmenes de la calle Morgue’, ‘El misterio de Marie Rogêt’ y ‘La carta robada’- son máquinas narrativas perfectas: su planteamiento, nudo y desenlace se reparten de manera sabia y justa, su trama de desarrolla con un crescendo medido y su final se resuelve con el toque exacto de sorpresa. Se pueden leer mil veces y maravillarse del ingenio de Auguste Dupin todas y cada una de ellas. Sus deducciones y razonamientos, aunque ya vistos y leÃdos en docenas de libros y pelÃculas, son brillantes y atinados.
Pero la base de todo ello, la escritura de Poe, se tambalea en la base. No lo digo porque el de Boston sea un mal escritor, sino porque tal vez su vena de esteta está muy por encima de su talento como narrador. Sus poemas, sus cuentos más góticos (casi todos los de terror, en realidad), suscitan sentimientos de horror, de sensualidad, de perversión, de maldad, de placer; estos cuentos detectivescos, por desgracia, no.
Quizá la explicación sea, sencillamente, que los libros causan determinados efectos sólo en determinadas etapas de la vida. Tal vez estos relatos detectivescos resulten maravillosos en todos sus aspectos leÃdos con 14 o 15 años, pero con el doble no dejan de ser unas piruetas literarias muy vistosas, pero poco más. Yo prefiero, sin dudar, otros cuentos de Poe como son ‘El barril de amontillado’ o ‘Ligeia’, donde su capacidad de narrador se conjuga con su carisma de poeta.
Más de Edgar Allan Poe:
[…] género literario tiene sin duda su origen en el mundo anglosajón. El primer detective famoso fue Auguste Dupin, el personaje de Edgar Allan Poe protagonista de la trilogÃa compuesta por Los crÃmenes de la calle Morgue, El misterio de Marie […]
Para mi donde estén sus relatos detectivescos que se quiten los demás…no es que los considere malos, ni mucho menos, sólo que soy adicta al tema detectivesco…y en eso me encanta Poe.
No podrÃa estar más de acuerdo, yo también los he releÃdo ahora y la impresión ha sido pobre, y pensé que seria por el tema, o tipo de cuento. Sin embargo, no me ha pasado lo mismo con Sherlock Holmes. Asà que, sospecho, algo de fuegos artificiales -mucha luz, poco calor- tienen estos cuentos.
muy vueno como escritor fue el primer libro q lei
a mi no me gustaba leer libros pero ahora que conosco los libros de poe soy una aficionada ademas los estoy recomendando con mis familiares y amigos
Interesante. HabrÃa que ver si tus hipótesis no están de alguna forma representadas en la propia disquisición (sobre el ajedrez y la capacidad analÃtica) que hay al comienzo de «Los crÃmenes…». Hum. Traigo una cita del cuento:
«Entre el ingenio y la aptitud analÃtica hay una diferencia mucho mayor, en efecto, que entre la fantasÃa y la imaginación, aunque de un carácter rigurosamente análogo. En realidad, se observará fácilmente que el hombre ingenioso es siempre fantástico, mientras que el verdadero imaginativo nunca deja de ser analÃtico.
«El relato que sigue a continuación podrá servir en cierto modo al lector para ilustrarle en una interpretación de las proposiciones que acabo de anticipar.»
Saludos
Kar3d
La verdad es que Poe es un creador de atmósferas, creando ya casi un adjetivo de ello (como kafkiano, podriamos decir ambiente Alanpoeniano), pero si que es muy cierto y comprobado que cada edad tiene su lectura, y que lo que esta te provoca en determinada época de tu vida no va a ser igual que en otra posterior o anterior (ya que también es cierto que hay libros que no has podido con ellos y de repente años más tarde los descubres y te preguntas como lo rechazaste). Poe es el inventor de la esencia gótica y ventana de su época histórica también.
Desde luego, los cuentos góticos de Poe tienen un encanto superior a los detectivescos. Mi preferido: «El pozo y el péndulo». Es fabuloso.
Por otro lado, Dupin nunca será tan adorable como Holmes. Es una tontería, pero de pequeña me quería casar con el de Baker Street…
Comparto de alguna manera tus impresiones, pero creo que hay un poco de injusticia en derribar a tan alto mito.
Aunque no es el mejor Poe después de todo no me puedo negar: La carta robada es el primero que leí y me fascino. Es el esquema más, después, ortodoxo que podremos leer en la novela policíaca clásica clásica. Y Dupin es eso: un mitazo.