Se aprecia la mano de Constantino Bértolo en la selección de los textos que componen este «Libro de huelgas, revueltas y revoluciones»; una mano que ha elegido muestras literarias representativas, insólitas y de calidad para ilustrar la importancia del papel que juega la literatura en el mundo. Un papel que el editor, como otros muchos (incluido el que escribe), cree importante e influyente, aunque en las últimas décadas se haya minusvalorado en favor de un cierto criterio esteticista o innovador, quizá heredero de una concepción del arte poco o nada comprometido.
Los textos que se reúnen en este libro son buenos ejemplos de literatura de protesta o de denuncia, de literatura que proclama libertades y que reclama derechos, que denuncia injusticias y revela podredumbres. Y, además, todos los escritos se conjugan en una bellísima edición, cuidada con ejemplar pulcritud, ilustrados con imágenes excelentes, desde cuadros de Marc Chagall hasta fotografías de la Intifada palestina, y editados con sabiduría y buen hacer.
Como ocurre en toda recopilación de textos, los hay más y menos interesantes, si bien es cierto que la función por la que están incluidos en el libro dista mucho de ser meramente estética. Así, un corrido mexicano (‘Triste despedida de Emiliano Zapata’) o algunos discursos o proclamas (como el ‘Discurso en las Cortes’ de Clara Campoamor) se erigen como elementos supraliterarios, textos que van más allá de concepciones formales porque su intención es muy otra. Con todo, su inclusión es acertada, o al menos interesante, puesto que ponen de manifiesto la importancia que ha tenido, que tiene la palabra para servir de vox populi y herramienta de difusión de mensajes.
Entre los textos más interesantes podemos citar el dedicado a la caída de Lucifer («El paraíso perdido», de John Milton), a la revolución inglesa del XVII (con un relato breve de Mark Twain, ‘El sello de la muerte’), al movimiento obrero (con un extracto de «La educación sentimental», de Flaubert) o a la resistencia antifranquista («El vano ayer», de Isaac Rosa). No es tanto que sean los más enjundiosos o los que más información proporcionan, sino que guardan un equilibrio entre fondo y forma, entre mensaje y arte.
En general, «Libro de huelgas, revueltas y revoluciones» es un volumen interesante y que permite hacerse una somera idea, aunque cabal, de las relaciones que la literatura establece con la sociedad y la política. Aunque no todos los textos sean reivindicativos (al menos, no en el más estricto sentido del término), sí que exponen con claridad situaciones que en determinados momentos históricos han servido como punto de partida para afrontar grandes cambios. El papel del arte como impulsor social, como generador de ideas, como muestrario de injusticias, queda más que patente después de la lectura de este libro. En este sentido, y pasando por encima de su valor artístico (algo cuestionable, como es lógico, según quién aborde la valoración), me parece importante subrayar la importancia de un volumen de este jaez: importancia por sus tesis, que, aunque repetidas hasta la extenuación, son siempre necesarias; e importancia por su belleza, porque libros pueden editarse muchos, pero no por ello hay que dejar de valorar el cuidado del proceso, desde la presentación hasta la corrección de textos.
Dejo como nota final un extracto de la introducción que Constantino Bértolo ha escrito y que me parece que resume perfectamente el espíritu que alienta este proyecto:
En un contexto social y cultural en el que predomina un confortable escepticismo contra cualquier ideología que considere inaceptable que el derecho al trabajo dependa de la voluntad de los que detentan la propiedad de los medios de producción o que la mitad de la población infantil del mundo padezca grave desnutrición mientras que la basura producida por tan solo uno de los llamados países desarrollados contiene valores nutrientes que solventarían esa carencia, la literatura que se niega a aceptar estos hechos como naturales o inevitables parece estar condenada a sobrevivir en los márgenes de un sistema literario que la soporta, cuando la soporta, como una antigualla estética.
«Libro de huelgas, revueltas y revoluciones» no es una antigualla estética, aunque pueda incluirse dentro de esa clase de literatura de la que habla el editor. De hecho, poca literatura habrá más necesaria que la incluida en estas páginas.



[…] Intifada palestina, y editados con sabiduría y buen hacer". (Leer más en: solodelibros) ~ ~ ~ Relatos radicales que se anudan en las encrucijadas de la Historia, cuando los hombres […]
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