El perro de los Baskerville – Arthur Conan Doyle

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El perro de los Baskerville - Arthur Conan DoyleDe entre todas las aventuras del inmortal Sherlock Holmes, quizá sea El perro de los Baskerville una de las más ilustres: tanto por su repercusión mediática posterior (más de una veintena de versiones cinematográficas) como por el hecho de que fuese la novela en la que Arthur Conan Doyle se vio obligado a «resucitar» a su detective después de la desaparición de éste en el relato El problema final. Sea como fuere, el caso es que esta novela es uno de los textos más conocidos del grandioso personaje creado por el escritor inglés, y no hay duda de que encontramos en ella todos los elementos que lo han hecho famoso.

La trama de la obra es bien sencilla (no así su resolución, claro está): el heredero de la familia Baskerville se ve acosado por una maldición pretérita que le augura una muerte segura a manos de un sabueso infernal. El médico de la familia pide ayuda a Sherlock Holmes y éste, intrigado por el carácter sobrenatural del asunto, hará todo lo que pueda para resolver el misterio. El doctor Watson, su inseparable compañero y, una vez más, narrador de la historia, habrá de desplazarse hasta el páramo en el que se ubica la mansión de los Baskerville, en Devonshire, para proteger al joven heredero de la amenaza que se cierne sobre él, conociendo así a los curiosos y variopintos habitantes del lugar.

Como ven, la historia tiene todos los elementos característicos de una buena novela de detectives: protagonistas reconocibles, secundarios con un aire de sospecha incontrovertible y un misterio en apariencia irresoluble. Conan Doyle teje con mucha inteligencia los hilos de una trama que, una vez resuelta, en realidad resulta mucho más prosaica en todos los sentidos. Y es que las aventuras de Sherlock Holmes están llenas de encanto, qué duda cabe; sin embargo, también tienen (al menos algunas de ellas, entre las que se cuenta ésta que comentamos) un punto de inocencia que enturbia el desarrollo de las historias. En este caso, la capacidad deductiva del protagonista alcanza cotas inverosímiles: es, de hecho, capaz de datar un documento de un simple vistazo, o averiguar la raza de un perro por unas simples muescas en un bastón. Obviamente, las dotes de un personaje como el de Sherlock Holmes están exageradas por mor del desarrollo de la acción; no obstante, en El perro de los Baskerville parece más sencillo llegar a la resolución del caso por meras casualidades, fruto de la fantástica capacidad deductiva del protagonista, que por la correcta y lógica concatenación de hechos (cosa que, por otro lado, tal vez no ayudara a resolver el misterio).

Pero, a pesar de esa suspensión de la incredulidad que nos exige el libro, no hay duda de que el encanto de Sherlock Holmes va más allá de la plausibilidad de sus aventuras: la atmósfera que rodea al detective, su manera de actuar o el encanto de su vanidad profesional son elementos que, por sí solos, ya consiguen que el lector se sienta atrapado por la historia y deje de lado cualquier reluctancia. Lo cierto es que la figura de este protagonista es de tal entidad (si bien en la novela que nos ocupa está ausente durante muchas páginas, por razones que no desvelaré) que los reparos que puedan hacerse —que los hay— quedan relegados a un segundo plano.

Mención aparte merece la estupenda versión que la gente de la editorial Nórdica ha tenido a bien ofrecernos, con una preciosas ilustraciones de Javier Olivares. Una pequeña joya que hará las delicias de los amantes de Holmes y de la buena literatura.

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4 COMENTARIOS

  1. Si claro es el padre de literatura detectivesca me acuerdo de algunos cuentos y de su obra «Los Mastines de Baskenville,

    Jorge

  2. […] El perro de los Baskerville – Arthur Conan Doyle: Una excelente reseña de esta aventura de Sherlock Holmes, una de las más conocidas del famoso detective gracias a la cantidad de veces que ha sido llevada al cine. Sr. Molina nos traza un simple pero efectivo bosquejo del argumento del libro, además de personificar al gran detective y cómo se lo leía en su época. […]

  3. Compré una edicción facsimil de la época – tal y como salía en los periódicos, editada por la Penguin. Eran los noventa y desde la ventana de mi piso veia nevar en Edimburgo y me peleaba con el diccionario y una traducción que leí dos veces, la primera de corrido no pudiendo aguantar la fuerza de este libro.

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