Los Buddenbrook – Thomas Mann

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Los Buddenbrook - Thomas MannLeer hoy día «Los Buddenbrook» es retornar al pasado, embarcarse en un viaje de placer a lo largo de una época antigua y distinta, dejarse mecer por la prosa tranquila y exquisita de Thomas Mann mientras nos conduce a través de una saga familiar con una miríada de elementos, personajes y situaciones. Es ésta una de esas novelas que constituyen un universo por sí mismas, atesorando dentro de sí comportamientos, actitudes, gestos, personalidades y puntos de vista.

«Los Buddenbrook» narra la historia de la familia homónina a lo largo de tres generaciones. Al comienzo se muestra el punto álgido de su carrera como comerciantes, reconocidos por sus conciudadanos y respetados por su trabajo, por su honestidad y por la fortuna que han conseguido amasar. El último descendiente varón muere a los dieciséis años víctima del tifus, revelando así la decadencia de una estirpe anquilosada en las tradiciones y en el orgullo. Thomas Mann expone en esta obra la lenta gestación de esa decadencia, la progresiva asunción por parte de algunos de sus miembros de la fugacidad de ese momento de gloria que alcanzaron y que no es sino un azar, un hecho apenas importante en el devenir de su ciudad (y de todo su mundo).

Quizá el personaje que refleja mejor esa historia es Tony Buddenbrook, la hermana del comerciante Johann, alrededor del cual se teje la mayor parte de la trama. Divorciada dos veces, cree suponer una vergüenza para el honor de su familia, y su máxima preocupación es conseguir que la gloria y el respeto que logró su padre (con el que se inicia la historia) no se pierdan o caigan en el olvido. A pesar de su aparente mácula (ya que el primero de sus maridos no es más que un arribista sin escrúpulos, mientras que el segundo la engaña con una sirvienta), Tony resiste todas las circunstancias adversas que se van presentando: la muerte de su padre, la de su hermana menor, sus propios divorcios, el comportamiento disoluto de su hermano Christian, el divorcio de su hija Erika, la muerte de su madre, la pérdida de la casa familiar a manos de una familia rival… Mientras los demás protagonistas se cuestionan su papel, se hacen preguntas, la fe de Tony Buddenbrook resiste cualquier adversidad.

De hecho, el autor utiliza a este personaje como eje alrededor del cual suceden casi todos los acontecimientos de la novela, como si ella fuese una piedra angular, un soporte para que los demás encuentren fuerza y valor. Sin embargo, Mann la sitúa casi al comienzo en una situación complicada: durante un veraneo en la costa se enamora del hijo de sus anfitriones, un joven estudiante de medicina. Aunque su posición social es inferior, Tony decide después de pasar el verano que se casará con él, pero su padre la hace desistir de su decisión y la compromete con el primero de sus dos maridos. La protagonista tendrá un cambio de actitud total, ya que pasará de apreciar con verdadero placer la libertad de acción y las nuevas ideas políticas que su joven pretendiente compartió con ella, a convertirse en una recatada fémina sólo preocupada por la imagen de su familia y la ascensión social.

Thomas Mann refleja en ese cambio la suerte de la familia Buddenbrook, pero también la de miles de ciudadanos de las clases más altas de la sociedad: ese cambio que se inició a mediados del siglo XIX y que conllevó al auge de la burguesía y la proclamación de algunas libertades; cambio aún más profundo en Alemania, que vivía su proceso de unificación nacional. La grandeza de esta obra de Mann es que todo un periodo histórico, todos los acontecimientos que moldearon el progreso de Europa, se encarnan en una sola familia, en unos pocos personajes que miran a su alrededor sin comprender qué ocurre. «Los Buddenbrook» refleja la decadencia de una familia, pero al mismo tiempo refleja la decadencia de toda una cultura, de toda una forma de ver el mundo.

Y lo hace sin capítulos grandiosos, sin episodios memorables; todo puede observarse en sencillas escenas: una cena, una reunión junto al árbol de Navidad, una conversación durante un paseo campestre… La vida, la historia, se plantean entre líneas sin que el lector crea asistir a una epopeya magnífica; a través de la simplicidad de las relaciones entre los miembros de una familia, Mann logra dibujar todo un universo. Obviamente, eso sólo está al alcance de los grandes escritores.

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7 COMENTARIOS

  1. «Los Bunddenbrook», es la historia de una familia , la reseña es como siempre fiel a la verdad, si es la historia de una familia la he leído, hace mucho en una versión de Plaza Janès, si es una historia sencilla ,pero de leerla es algo extenuante . una novela larga , aunque de un escritor de la talla de Thomas Mann , no digo que sea la mejor,.la de mas profundidad filosófica por las discusiones de sus personajes, es de mí parecer y que actualmente , me encuentro releyendo ^La Montaña^Mâgica «. Como Hesse Y Boll entre otros es un clásico . Nuevamente gracias a Solodelibros .
    Jorge Lòpez Zegarra

  2. Muy buena, la crítica.
    A mí, lo que más me gusta de Mann es su refinamiento. Prefiero el alemán al francés: no soporto a Proust.
    No me importa si con la burguesía es complaciente o displicente -como decía uno antes y me gustó-. Otros harán el análisis sociológico.
    Me temo que el refinamiento siempre será de unos pocos, no forzosamente ricos, aunque en mayoría.
    El descaro con que Mann redactor describe las veleidades burguesas de Tony, su orgullo de clase, no debe confundirnos, puesto que su persona no está tan lejos de ella.
    Otra cosa que me ha encantado es su maravillosa descripción de la muerte, las muertes. Todas son únicas. Y la de Hanno, la mejor, pero la que más duele.

  3. paseando por las calles de Lübeck, se me hacían presentes los personajes de Mann, aunque la que más recordaba era Tonio Kruger. parece que la globalización de los usos y costumbres, difumina los contornos que hacen de cada lugar algo singular,mas aún se respira algo de ese ambiente burgués protestante-hanseático. cuando leo a Mann, me atrae esa mezcla de refinamiento, austeridad,tradición que es consciente de lo cercana que está de la indómita individualidad del artista, enfrentado a la soledad de su creación, tan cerca de la agonía y los abismos. la primera mitad del s. XX, en los países de habla alemana me resulta fascinante: lo más sublime de las letras y las ciencias se abraza con el horror de las peores pesadillas. como tan bien desmenuza H.Arendt, todo aquello no era más que un barniz que salta y se descascarilla pues las buenas maneras que han devenido costumbres, no tienen arraigo firme en épocas de crisis. también en la obra de Hesse hay la nostalgia del artista por el ordenado mundo de la burguesía: cada cosa en su lugar. la escena, casi al final, en que el último representante de la familia Buddenbrook cae en la calle sucia, él que tanto cuidado ponía en su aseo diario, más cuidado y esmero conforme el declive de la familia llega a su fin, me parece lleno del patetismo de quien quiere mantener a toda costa las apariencias, de quien deposita en las formas toda su fe, su arraigo en este mundo que es «su» mundo, se aferra a él con tantas más fuerzas cuanto más sabe que ya es pasado.

  4. Hola, Portnoy:

    Es cierto que en las obras de Mann siempre se deja entrever un tono burgués que oscila entre la complacencia y la displicencia. En concreto, es cierto que en «Los Buddenbrook» se puede observar con claridad la postura que la clase empresarial (los comerciantes, en concreto) tomó durante las revueltas de mediados de siglo: una postura orgullosa, clasista y que daba la espalda a la realidad y a los inevitables cambios que se les venían encima. Es muy revelador el hecho de que Mann retrate a Johann (hijo) como un comerciante pleno de ideas al comienzo y, sin embargo, con el paso de los años quede a merced de su conservadurismo.
    Esa actitud paternalista a la que haces referencia es palpable, y en cierto modo disculpable si atendemos a la ideología del autor, o al menos del narrador. Otra cosa muy distinta es nuestra visión de ello, claro.
    Y también es cierto que Mann es uno de los grandes literatos de todos los tiempos; sin duda.
    Gracias por tu visita, que siempre es un placer.
    Un saludo.

  5. Siempre he pensado que en esta primeriza y excelente novela de Mann había cierta complacencia elitista hacia la clase que representaba. No es infrecuente en su obra cierta exaltación de la burguesía.
    Pero en Los Buddenbrock aparece una de las escenas más vergonzantes que he leído y me refiero a la actitud paternalista de los empresarios durante la huelga que explica muchas cosas históricamente. El Sr. Molina sabe a que me refiero, ¿no?
    Y que conste que pese a eso considero a Mann uno de los grandes literatos de todos los tiempos.
    Un saludo

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