Mil grullas – Yasunari Kawabata

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Mil grullas - Yasunari KawabataYasunari Kawabata es uno de esos escritores cuya obra refleja una sensibilidad, una percepción casi paranormal, de las cosas de este mundo en las que no nos solemos fijar. Una manera de sentir lo cotidiano que perdemos al crecer y que jamás recuperamos. No en vano decía Kawabata que la literatura se ocupa de registrar los encuentros con la belleza, y que son los niños los que más capacitados se encuentran para encontrarla.

Así son las novelas de Kawabata, una sucesión de destellos de belleza engarzados con preciosismo. El argumento no importa tanto en ellas como las sensaciones, las imágenes, que son capaces de evocar en el lector. Su literatura es un sumergirse en el mundo de los sentidos, tratados éstos con la más absoluta delicadeza y acierto. Así como un asomarse a esos rincones menos ventilados del alma humana, donde se esconde precisamente su esencia.

En «Mil grullas» la acción discurre en torno a la ceremonia del té, alrededor de la cual giran los acontecimientos, mientras Kawabata narra el encuentro del joven Kikuji con dos mujeres que fueran amantes de su padre, gran aficionado a esta ceremonia.

El sentimiento de incomprensión ante la relación que unió a su padre con estas mujeres, reflejo de la que sentimos todos cuando tratamos de imaginarnos a nuestros padres como seres sensuales, deja paso a una relación erótica del joven con una de ellas, la señora Ota. A través de su relación con ella, Kikuji recupera en cierto modo a su padre, al tiempo que descubre un nuevo tipo de paz espiritual procurada por la sexualidad.

Pero Chikako, la otra amante de su padre, enturbiará la relación. Chikako fue pronto abandonada por el padre de Kikuji, tal vez por poseer una enorme mancha de nacimiento que cubre uno de sus pechos. A pesar de los años transcurridos, se percibe que Chikako no asumió el ser relegada y sustituida por otra mujer. Ahora actúa como casamentera para el joven protagonista, pero sus labores también se ven desdeñadas cuando éste comienza una relación con la antigua amante de su padre. Cuando la señora Ota, asediada por la culpa, se quita la vida, Kikuji entablará una relación con la hija de ésta, a través de la cual cree sentir a la madre. Pero la terrible Chikako actuará de nuevo.

Pero por encima de esta historia se lee un canto a los objetos cotidianos, que sin querer impregnamos de nuestra esencia, y la cual permanece aun si nosotros los abandonamos. A través de los utensilios para la ceremonia del té, Kikuji percibe a su padre, a la señora Ota o a la joven celosa desfigurada por una terrible mancha en su seno. Un pañuelo con un dibujo de grullas en vuelo es el único recuerdo que el joven alberga en su alma de la hermosa joven que Chikako le propone como esposa. En el tazón de té que la señora Ota utilizaba a diario, el protagonista adivina la mancha de carmín dejada por sus labios.

En definitiva, un melancólico canto a la vida y a las indelebles huellas que dejamos a nuestro paso por este mundo, como guiños hechos a los vivos, cuando éstos tienen el alma preparada para recibirlos.

10 COMENTARIOS

  1. Hay escritores geniales, otros con enorme talento. Los hay grandes, magníficos, algunos simplemente famosos. Muchos otros coyunturales, intrascendentes. Todos son creadores, y los buenos críticos lo son también. Yo soy lector, espectador, a veces incluso sensible, como muchos otros mas, millones. Me lo recomedaron. Kawabata es de los grandes, espejo de lo que somos y de una época concreta. Muy humano, detallista, contenido, complejo, sútil. Muy visual, descriptivo. Sus novelas se leen y se ven. Mi olfato no anda muy alla y mi coco, a veces tampoco. Es mi quinta de Yasunari, y ya se lo que es un «Obi», y una mujer sonrojada. Cuando tengo dificultades os consulto. Seguir con vuestras cronicas. Gracias.

  2. Soy poco objetivo con la literatura de Kawabata, y prueba de ello es que por querer profundizar más en sus novelas estoy aprendiendo japonés… como me gusta compartir os dejo el enlace a mi blog: en el que trato la simbología de los motivos florales que aparecen en esta obra, así como las costumbres implícitas en la misma: chanoyu (ceremonia del té), y miai (compromiso de matrimonio), etc… pero todo ello lo trato como un complemento de la lectura de la novela, saboreando los párrafos deliciosos de sensei Kawabata y su influencia con otros autores… por si os interesa:
    niponcafe.blogspot.com en el apartado literatura japonesa,

    matta ne (nos vemos) ! 😉
    aoi

  3. Quedé fascinado con «El palacio de las bellas durmientes», pero «Mil grullas» es todavía más excepcional, una auténtica obra maestra. Además de las acertadas consideraciones de esta entrada, me parece una maravillosa metáfora del peso del pasado y de la irreversibilidad del destino.

  4. Definitivamente Kawabata es un escritor que capta el alma, los protagonistas del los cuentos que integran la primera nieve del Monte Fuji no escapan a la nostalgia que deja el ayer y sobre todo la nostalgia del mundo que se perdió con la guerra.

  5. Precisamente estoy leyendo «Mil grullas». Antes he leído de Kawabata «La casa de las bellas durmientas» y «El sonido de la montaña». Me parece que su narrativa es muy interesante. Empecé a leer hae años a Kawabata a raíz de la publicación de «Memoria de mis putas tristes» de García Márquez, pues como epígrafe de esa novela aparewce un pequeño fragmento de «La casa…». Vale la pena ir conociendo mejor a los narradores japoneses, aunque a veces resulta complicado encontrar ejemplares de sus libros en español.
    En cuanto a los otros japoneses, recomiendo leer a Endo («Le dernier souper»), Mishima (los cuentos «La perla», «Patriotismo» y «Los pañales»), Tanizaki («Le coupeur de roseaux», «Le clef», «Un amour insensé», «Journal d’un vieux fou»), y los cuentos de Akutagawa (de quien por cierto hay una antología francesa muy buena editada por Gallimard en una colección titulada «Connaisance de l?orient»).

  6. Es alicinante este empeño por descubrir a través de la literatura a una cultura, recíen llego a estos textos de Kawabata, Mil Grullas, La casa de las Bellas Durmientes y de ENDO El Samurai, narrativa bellisima, de una sensibilidad y una pureza fascinante, es recorrer un territorio desde las letras, un abrirse de los ojos ante lo que se espera deje de ser desconocido, por favor recomienden más autores orientales para acceder con mayor profundidad a este delite de los sentidos.

  7. No he leído todavía nada de ese autor. Aunque se bien a qué te refieres, pues con Banana Yoshimoto descubrí esa misma lírica, esas sensaciones que parecen tan propias de esta cultura milenaria, tan caricontenida exteriormente como soñadora y poeta interiormente. Creo que un poco más de afición a escritores orientales no nos vendría nada mal.

  8. Interesante ¿blog? Temática de libros. Me intereso en especial este libro, tratare de conseguirlo.

    Felicidades es muy agradable su sitio.

    Saludos desde México.

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