No hay duda de que uno de los elementos que contribuyó a que El amante de Lady Chatterley se convirtiera en un libro prohibido a comienzos del siglo XX fue lo explícito de sus escenas sexuales; la revolución que esto debió suponer es impensable hoy día, pero consiguió encumbrar a la novela y convertirla en objeto de curiosidad por mucho tiempo. Pasados los años hay que reconocer que D.H. Lawrence jugó con el puritanismo de la sociedad de su época, sí, pero también que la calidad literaria de la obra es cuestionable.
El amante de Lady Chatterley narra la historia de Constance, una acomodada joven inglesa que toma como esposo a un muchacho de ascendencia noble, Clifford Chatterley, impedido de cintura para abajo a su regreso de la Primera Guerra Mundial. Aunque al principio la relación con su marido es de confianza y camaradería, Connie va descubriendo que la pasión de éste por despuntar en distintas áreas (primero en la literatura, después en la minería) le está convirtiendo en un ser deshumanizado y atrabiliario. Cuando conoce al guardabosques de la propiedad, Oliver Mellors, pronto comprende que la naturalidad que le falta a su marido puede encontrarla en él; la pasión que les une es pura y sencilla, sincera y natural, de manera que la protagonista decide abandonar a su esposo para vivir con el guardabosques.
Como ven, la trama es sentimental hasta cierto punto; el amor de Constance hacia Oliver es desinteresado, pero la relación entre ambos tiene un componente pasional que en ocasiones roza lo violento (no por su comportamiento mutuo, sino por la intensidad de sus pasiones). De ahí que las escenas sexuales que Lawrence incluye fuesen tan escandalosas en la época, ya que muestran sin tapujos la naturalidad de sus relaciones y la pasión con que las viven. Lo que el autor intenta, en verdad, con estas representaciones tan explícitas es contraponer dos mundos muy distintos: el industrial, cuyo exponente es Clifford y que se distingue por su desalmada visión del hombre, y el natural, representado por Mellors y que se caracteriza por una humilde comunión con el entorno.
Connie busca ese componente natural desde el comienzo, ya que pronto se nos dice que «abandonaba a Clifford, cruzaba corriendo el parque y se tumbaba en el suelo, yacente en la maleza, boca abajo». El guardabosques siente una gran atracción hacia ella, pero su cercanía con la naturaleza le hace desconfiar: «La mujer no tenía la culpa, ni tampoco el amor o la sexualidad. La culpa estaba allí fuera, en aquellas malignas luces eléctricas y en el diabólico sonido de las máquinas.» El hecho de que Constance provenga de un mundo que devora (casi literalmente) al reducido y tranquilo universo de Mellors, hace que éste se debata entre la pasión que siente y la repulsión que se despierta en él a causa de ello. Lawrence juega con esa lucha interior tanto en el personaje del guardabosques como en el de Connie, ya que ella también oscila entre la pulsión del placer (quizá demasiado exacerbada merced a la florida pluma del autor) y la arraigada pertenencia a un mundo plagado de tecnología.
Aunque esta contraposición resulta interesante, hay que reconocer que en el plano literario El amante de Lady Chatterley es un tanto decepcionante. Las escenas se suceden con cierta brusquedad y el intento de Lawrence por crear una metáfora tan ambiciosa termina por arruinar las personalidades de los protagonistas, que en muchas ocasiones parecen arquetipos, marionetas únicamente ideadas para representar una idea o concepto. El talento literario del escritor inglés se observa, sobre todo, en sus descripciones, de una belleza sublime y una penetración inteligente. No obstante, la decepcionante traducción (por no emplear otros adjetivos) que presenta Austral, incluso en esta remozada reedición, hace que la lectura se convierta en un esfuerzo por desentrañar la prosa del autor, lo cual entorpece aún más la experiencia del lector. Una lástima.
Esta novela de D:H.Lawrence me parece de una prosa pulcra y clara , al lado de otra novela suya tal como ¨Mujeres Enamoradas¨en la que se complica todo por voluminoso , repetitivo ,pesado, sus novelas siempre tienen a varias mujeres como protagonostas, cuentan que Lawrence como persona fue encantador, por otra parte las reseñas hechas por aolodelibros son suficientes como para agregarles algo , saludos desde Perú.
Jorge López Zegarra