Esta novela es un prodigio. Y, aunque tiene algunos fallos, no deja de serlo en absoluto. Mark Haddon ha conseguido crear, primero, un personaje tierno, entrañable, inteligente y cautivador, Christopher, que enamora a cualquier lector que se le ponga por delante; segundo, una novela que tiene la virtud de hacer que todos, y digo todos, nos reconozcamos en alguna de sus partes.
La historia que este niño autista nos relata en su primera (y peculiar) persona es lo de menos, puesto que la excusa de la investigación del crimen de un perro es la excusa que utiliza el autor para mostrarnos la sociedad. Y toda la sociedad. Este no es un libro «a la inglesa», sino que retrata las convenciones, las formas, las estúpidas maneras que los adultos utilizan para comportarse y relacionarse, y cualquiera puede verse reflejado en algún momento, por algo que hayamos dicho o hecho. La mirada pura e inocente, pero llena de perspicacia e inteligencia, de Christopher, mira dentro de nosotros mismos, nos hace reflexionar acerca de muchas cosas. Cito:
… la mayoría de la gente está casi ciega y no ve la mayor parte de las cosas y tienen muchísimo espacio de sobra en sus cabezas, que están llenas […] de tonterías».
La candidez de Christopher, aunada con su sagacidad, nos muestra partes de la gente que estamos acostumbrados a observar, pero que no por ello dejan de ser absurdas o maliciosas.
Aparte del tema, la escritura es original, fresca, y con mucho gancho; no creo que nadie pueda abandonar el libro mucho tiempo una vez que lo haya empezado.
En resumen, una pequeña genialidad muy necesaria.
A mi me gustó sobre todo la primera parte, pero desde el momento en el que se descubre el secreto de la trama principal mi interés fue decayendo… quizá si Haddon lo hubiera estirado un poco más no habría tenido la sensación de haber terminado el libro a la mitad…
¡Un saludo!
[…] – El curioso incidente del perro a medianoche, Mark Haddon […]
El libro es una joyita. Puede uno identificarse a veces con el niño autista, a veces con el adulto incoherente y cínico. La visión prístina del niño enriquece la novela : es genio, tiene la mirada esclarecida del filósofo y la dulzura de la infancia. Está más allá de la cultura, es sólo humano en su lectura de la realidad.
Un libro recomendable, que ha agotado las ediciones en mi país.
Yo me he leído el libro en inglés, es magnífico… además se entiende bien sin tener que detener la lectura para buscar nada (sólo busqué palabras por curiosidad, para ampliar vocabulario).
La perspectiva que el protagonista tiene de la vida y los razonamientos que hace son buenísimos, a veces te hace sonreir y a veces compadecerte de él por lo que sufre debido a su enfermedad.
Me encantaron los problemas lógicos y matemáticos que expone el chico a lo largo del libro y el entusiasmo que sentía por contar cómo resolvió uno de los ejercicios del examen. Pienso que quizás ese aspecto del libro no le guste demasiado a la gente de «letras».
Sencillamente genial.
Recomiendo este libro. Creo que nadie se decepcionará con el mismo.