Hambre es la primera novela del premio Nobel Knut Hamsun. Una novela que, publicada en 1890, augura ya algunas de las características de la narrativa del siglo XX en general y muchas de las características de la obra de Hamsun en concreto: un narrador en primera persona que cuenta su “versión de la historia”, en oposición a ese narrador objetivo (o al menos presuntamente objetivo) propio del siglo que terminaba; una tendencia a retratar desde dentro la conciencia y sensaciones del personaje, adentrándose en su psicología de una manera freudiana y destacando su individualismo; y la ciudad como telón de fondo, no siempre propicio, de los avatares del personaje (si bien el autor noruego acabaría por propugnar una vuelta a la naturaleza, en obras como la maravillosa La bendición de la tierra).
En Hambre un narrador anónimo recorre las calles de la ciudad de Christiania (la actual Oslo) acosado por el hambre y en busca, cada día, de unas pocas monedas que le ayuden a sobrevivir un día más. Nuestro narrador es un hombre de letras que ha conocido tiempos mejores, pero que atraviesa una mala etapa en la que ninguno de los artículos que escribe son aceptados por el periódico con el que habitualmente colabora. Expulsado de su pensión, se ve obligado a vivir en cada vez más precarias condiciones, incluso a dormir alguna vez al sereno; mientras, el hambre cada vez más atroz roe su estómago y debilita sus pensamientos.
Hambre es así un largo delirio, una serie de escenas de talante alucinado donde solo hay consciencia de una verdad: el lacerante vacío en el estómago. El anónimo protagonista recorre infatigable (pero débil debido al prolongado ayuno) las calles de la ciudad y el flujo, cada vez más desquiciado, de sus pensamientos. La obra tiene mucho de autobiografía y Hamsun se adentra cada vez más en la mente de su personaje: recuerdos, esperanzas, vanos brotes de pudor u orgullo, enfados, desesperación… el autor no da tregua a su atribulado protagonista y le obliga a contarlo todo, articulando su narración en torno a una serie de encuentros casuales en las calles de la ciudad y a sus paseos sin rumbo, dados con la finalidad de adormecer la consciencia en un intento de acallar el hambre.
En las estribaciones del siglo XIX Knut Hamsun puso el foco de su atención no sobre las historias de la feliz burguesía, sino sobre los pobres de este mundo; pero al contrario que Zola, dejó que uno de ellos hablase por sí mismo en un largo y vibrante monólogo. No hay en Hamsun una intención moralizante, ni siquiera una intención pretendidamente científica, como si las había en Zola. Su intención no es retratar una clase, sino a una persona. Es un hombre, solo uno, concreto y singular (aunque anónimo) el que nos habla. No busca conmovernos, sino simplemente dejar testimonio de sí mismo.
En Hambre, además, Hamsun retrata, tal vez sin quererlo de forma expresa, la soledad en la ciudad. En ella el hombre, enajenado de su comunidad, no tiene a quien acudir aun en las circunstancias más extremas. Está solo, solo consigo mismo y tal vez ese sea, a fin de cuentas, el origen de su monologar, pero también de su profunda introspección. Aislado, incomunicado, el hombre de la ciudad solo puede mirar hacia su propio interior, donde, en Hambre, solo hay el dolor de un estómago vacío.
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Si claro me parece una obra literaria cruel y desalmada. Lo que puedo alegar que pongo en duda que , fuera un fascista , puesto que en esa época fue una moda . especul) que fue una manera de acomodarse a{un sistema), nuevamente gracias.
Jorge